Atrás ha quedado la norma social que prohibía el uso del color negro en la vestimenta femenina. Fue Coco Chanel, la icónica diseñadora francesa que revolucionó la moda en el siglo XX, quien introdujo este color, hasta entonces limitado solo al luto, en el armario de la mujer moderna. Ella reinventó la moda femenina, la liberó de los excesos de la época, e introdujo las siluetas entalladas, los toques masculinos y, sobre todo, la comodidad combinada con la más pura elegancia. Ella fue la pionera del eterno negro, de lucirlo sin tapujos y romper así las normas establecidas.
Ahora, el negro se encuentra más que integrado en el armario de la mujer, es el color por excelencia de la elegancia y la sencillez, y ha ido ganando numerosas defensoras que confían en este color para cualquier ocasión, desde un acontecimiento especial hasta lucirlo en el día a día. Entre las filas de mujeres elegantes y referentes a la hora de vestir, y que apuestan por el total black para crear un look de los más sofisticado, se encuentra Meghan Markle. La duquesa de Sussex confía en el total black como un must para no fallar e ir siempre a la moda y así ha sido fotografiada en su última salida, después de conocerse el bautizo de su hija Lilibet.
Enfundada en un abrigo negro, la actriz de Suits se decantó por la comodidad de un jersey fino y unos pantalones de traje pitillos, con detalles de botonadura en los tobillos. Un look de lo más sencillo, en el que juegan un papel primordial los complementos que escogió: unas gafas de sol cuadradas, unas clásicas perlas y unas pulseras doradas. Meghan reservó los toques de color para el bolso y el calzado: un bolso de mano cuadrado en color blanco y rayas negras, y unas sandalias tipo ‘mules ’, demostrando que lucir un estilo clásico y seguir las tendencias más actuales no es incompatible. Así, la duquesa de Sussex se bajó de los tacones altos que siempre han sido su seña de identidad y quiso apostar por la comodidad, sin perder el toque sofisticado.