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Aterrizó en París cuando solo tenía diecisiete años y una ilusión desbordante. Enseguida se enamoró de su cultura, la arquitectura, la moda… El flechazo con la Ciudad de la Luz fue tal que la diseñadora María de la Orden terminó por convertirla en su hogar. Más de una década después, y con el mismo entusiasmo que el primer día, recorremos con ella los rincones más emblemáticos de París, mientras posa con los diseños más preciosistas de la alta costura. Moda, talento y fantasía en estado puro.
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—La magia de la alta costura y París, tu hogar, ¿cómo has vivido esta experiencia?
—Con placer. Ha sido una experiencia maravillosa y un honor para mí, además del privilegio que ha supuesto poder llevar estas creaciones únicas.
—Ya posaste para nuestro especial de moda con diseños de alta costura, ¿qué nuevas tendencias has podido observar esta vez?
—De esta temporada yo destacaría las transparencias y superposiciones de Fendi, el espíritu de los años veinte en el desfile de Dior (oro, plata, plumas, lentejuelas…), los volúmenes espectaculares y vestidos vaporosos y florales de Giambattista Valli…
“Cuando llegué a esta ciudad, con diecisiete años, me cautivó casi todo, porque París es fascinante. Su historia, el arte que atesora, su arquitectura y sus jardines, sus diferentes barrios, sus museos, anticuarios, su inspiración literaria...”
Elegancia moderna
—¿Con qué look te has sentido más tú?
—Probablemente mi look preferido en ese sentido ha sido el de Stéphane Rolland. La estructura y la caída del vestido eran espectaculares, pero a la vez resultaba sutil, equilibrado. Rolland representa a la perfección la elegancia moderna, que en su caso es también intemporal.
“Me gusta enseñar las prendas que diseño de forma natural, en situaciones cotidianas, sin que necesariamente las tenga que lucir una modelo”
—Te trasladaste a París para cursar tus estudios universitarios, ¿qué es lo que te cautivó de esta ciudad para convertirla en tu hogar?
—Me cautivó casi todo porque París es un ciudad fascinante. Su historia, el arte que atesora, su arquitectura y sus jardines, sus diferentes barrios, sus museos, anticuarios, su inspiración literaria…Pero, además, es que París es una ciudad viva, en constante movimiento, en la que se respira una energía especial, habitada por personas de todo el mundo, con una escena cultural y artística deslumbrante, un sinfín de salas de exposiciones, cines, librerías, restaurantes y una privilegiada cultura de la moda. Todo eso y, sobre todo, la ilusión de una chica de diecisiete años, ilusión que se ha mantenido e incrementado en el tiempo con la familia que he formado aquí, mis amigos y mi trabajo.
—Como diseñadora de moda, ¿qué significa para ti la alta costura?
—Libertad absoluta de diseño, fantasía, artesanía y arte, tejidos y materiales exclusivos, saber hacer. Un mundo especial y único dentro de la industria de la moda, una cultura muy parisina, por cierto.
—A través de las redes sociales, inspiras a cientos de miles de personas con tus looks y tu estilo de vida, ¿quién te inspira a ti?
—No estoy tan segura de ser fuente de inspiración para nadie, con seguridad no lo busco. Me limito a usar las redes sociales como lo hace cualquier persona de mi generación y para promocionar mis marcas. Si tengo que señalar conscientemente a algunas personas cuando busco inspiración, me retrotraigo en el tiempo a figuras como Gabrielle Chanel, Jacqueline de Ribes, Jackie Kennedy, iconos de la elegancia y el estilo, y de lo que ahora se denomina empoderamiento femenino.
—Eres la mejor embajadora de tus firmas, ¿te sientes más cómoda como diseñadora o delante de la cámara?
—No hay duda, me siento mucho más cómoda como diseñadora, pero es verdad que, poco a poco, me he ido acostumbrando a estar delante de la cámara. Me gusta enseñar las prendas que diseño de forma natural, en situaciones cotidianas, sin que necesariamente las tenga que lucir una modelo, algo que nuestras clientas y seguidores nos agradecen, al hacerse una idea más real del producto.
“Me siento mucho más cómoda como diseñadora, pero es verdad que, poco a poco, me he ido acostumbrando a estar delante de la cámara”
—Además de tu firma homónima, tienes otra junto a Blanca Miró, ¿cuál es la esencia de cada una?
—Podríamos decir, simplificando, que María de la Orden es más clásica, aunque siempre con un punto diferente, personal, busca la elegancia y favorecer la personalidad de quien la viste, mientras que La Veste es más divertida, busca los extremos y el contraste, el color, aunque siempre de forma equilibrada.
Vestir a Kate Middleton
—¿Dónde encuentras la inspiración para diseñar?
—Afortunadamente no existe solo un único estímulo creativo, un estímulo concreto. La inspiración aparece en el arte o en la artesanía, en la experiencia del viaje, pero también en la calle, en los libros, en el cine… En el entusiasmo y emoción provocada por cualquier suceso del día a día.
—¿A quién te gustaría vestir?
—Siempre que me hacen esta pregunta respondo lo mismo: a cualquier persona que, por la razón que sea, haya decidido comprarse una prenda María de la Orden. No hacemos ropa pensando en una mujer determinada. Ahora bien, si me preguntas por una mujer con trascendencia pública, en este momento me vienen a la cabeza, entre otras, Kate Middleton y Lauren Santo Domingo, abanderadas del estilo y la elegancia femenina de este siglo.
“Cuando busco inspiración, me retrotraigo en el tiempo a figuras como Gabrielle Chanel, Jacqueline de Ribes, Jackie Kennedy, iconos de la elegancia y el estilo, y de lo que ahora se denomina empoderamiento femenino”
—Te casaste en mayo de dos mil veintidós, en una ceremonia por lo civil y otra por lo religioso, ¿qué recuerdo guardas de estas fechas tan especiales?
—Felicidad, mucha felicidad. Y alegría y felicidad por compartir con nuestros amigos y familiares el inicio de mi relación matrimonial, la decisión más importante y satisfactoria de mi vida, que se quedará grabada en mi mente para siempre.
—El dos mil veintitrés ha comenzado de la forma más especial, con la llegada de tu hija, Cósima, ¿cómo vives esta nueva etapa?
—Sí, el año no ha podido empezar mejor. La llegada de Cósima la vivo con amor, alegría y mucha ilusión. Es un regalo de la vida que tengo que aprovechar y exprimir al máximo, una razón de ser para el resto de mi vida. Me considero muy afortunada.
—¿Dirías que tu estilo ha evolucionado desde que eres mamá?
—Yo diría que no. Es una etapa de felicidad máxima que me afecta, sobre todo, a nivel personal. Pero mi personalidad, mis rasgos particulares, en cuanto a asuntos artísticos o estéticos se refiere, ya existían con anterioridad. En cualquier caso, si inconscientemente me afectara, supongo que sería positivamente, para dejar traslucir en el diseño de las prendas esa gran felicidad que ahora llevo dentro.
“La llegada de Cósima la vivo con amor, alegría y mucha ilusión. Es un regalo de la vida que tengo que aprovechar y exprimir al máximo”, nos dice María sobre su hija, que nació a primeros de enero
—¿Cómo te organizas ahora para compaginarlo todo?
—No es fácil conciliar en este período de la vida. Estoy aprendiendo a organizarme para ello. Y a lograr ese equilibrio necesario. En esta fase inicial voy despacio, poco a poco. Mi bebé es muy pequeño todavía, así que estoy intentando aprovechar al máximo estos primeros momentos mágicos que pasan tan deprisa y no quiero sacrificar.
—¿Te animarías a lanzar una línea infantil?
—No puedo decir que no me gustaría, es una idea que me ha rondado —y me ronda— por la cabeza, pero ahora mismo tengo muchos proyectos sobre la mesa y no creo que todavía sea el momento adecuado. No lo descarto como una apuesta de futuro.
—¿Qué proyectos tienes para el futuro?
—Muchos proyectos para las dos marcas, que prefiero no anticipar hasta que se vayan concretando. Entre ellos, puedo citar uno que me hace mucha ilusión para María de la Orden, y es que, como teníamos previsto en nuestra agenda, nos gustaría abrir una tienda en Madrid para este mismo año dos mil veintitrés.