Acaba de celebrar la mayoría de edad y, en los últimos meses, su vida ha dado un giro de ciento ochenta grados al dejar su hogar familiar, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde vivía junto a sus padres y su hermano, para trasladarse a Sevilla, donde ha empezado a estudiar la carrera de Derecho. Paloma Padilla, la hija del maestro Juan José Padilla y de su mujer, Lidia Cabello, se ha hecho mayor y se ha convertido en una espectacular belleza andaluza de ojos negros.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
“He nacido siendo la hija de una figura del toreo y lo llevo con mucha naturalidad. Él me ha enseñado muchas cosas, pero una de las más importantes es que todos somos iguales”
Familiar, generosa, con una dulzura que rebosa felicidad, Paloma posa para ¡HOLA! con las tendencias de moda de otoño-invierno y no puede ser otro el lugar que en la Real Maestranza de Sevilla, un lugar mágico para ella, donde las emociones se le ponen a flor de piel cada vez que la visita y, por supuesto, la plaza de toros donde tantas veces ha triunfado su padre.
—Paloma, ¿cómo ha sido la experiencia de posar en este reportaje de moda?
—Ha sido la primera vez y, lo primero de todo, quiero agradecer esta oportunidad tan bonita. Ha sido una experiencia fabulosa que siempre recordaré con mucho cariño. ¡He lucido unos looks increíbles!
—Para los que no te conocen, ¿cómo te definirías?
—Me considero una persona simpática, responsable, muy abierta, social y me encanta ayudar a los demás.
—Y no cabe ninguna duda de que eres guapísima, ¿de dónde crees que has heredado esa belleza?
—He de decir que mi madre y yo somos iguales, hasta nos han llegado a confundir pensando que somos hermanas. Eso es todo un halago porque, para mí, ella es belleza pura.
“Suelo vestir como una universitaria normal, que es lo que soy, con vaqueros, camisetas básicas conjuntadas con jerséis, alguna blazer, fulares y zapatillas deportivas o botas”
—¿Te gusta la moda?
—Sí, todo lo relacionado con la moda me enloquece. Me encanta ver las nuevas tendencias y aprender de cada temporada. Es algo que me gusta desde pequeña, recuerdo que cuando era una niña me encantaba quitarle la ropa a mi madre y usar todos sus maquillajes.
—¿Cómo sueles vestir a diario?
—A diario suelo vestir como una universitaria normal, que es lo que soy: jeans, camisetas básicas conjuntadas con jerséis, alguna blazer, fulares y zapatillas deportivas o botas. Aunque he de decir que los trajes de chaqueta me chiflan.
“Soy una persona muy familiar, mis padres, mi hermano y yo siempre hemos hecho muchos planes juntos. Extraño mucho el no poder sentirlos cerca de mí”
—¿Cuál es tu look favorito para este invierno?
—Para este invierno, mi look ideal son los vaqueros rectos con gabardina sobre jersey de rayas y camiseta blanca. Como complemento, le pondría unas botas de cowboy y un maxibolso.
“La vida universitaria me parece maravillosa, estoy conociendo a muchísima gente y tengo un grupo de amigos fantástico”, dice Paloma, que se mudó a Sevilla para estudiar
—Acabas de cumplir dieciocho años y empiezas una nueva vida en Sevilla como estudiante de Derecho en la universidad. ¿Cómo está siendo la experiencia?
—La vida de universitaria me parece maravillosa, estoy conociendo a muchísima gente y tengo un grupo fantástico con el que, además de ir a clases, hago muchos planes.
“Siempre agradeceré haber conocido el mundo del toro. De él he aprendido valores como el respeto, la paciencia, la humildad… Para mí reúne todo lo que significa el amor”
—¿Echas de menos a tu familia?
—Sí, es lo que peor llevo de estar fuera de casa. Soy una persona muy familiar, mis padres, mi hermano y yo siempre hemos hecho muchos planes juntos, desde viajes hasta ir a comer a restaurantes, y siempre me ha gustado estar con ellos. Extraño mucho el no poder sentirlos cerca de mí.
—¿Cómo llevas el ser hija de una figura del toreo como tu padre?
—He nacido siendo la hija de una figura del toreo y lo llevo con mucha naturalidad. Mi padre me ha enseñado muchas cosas, pero una de las más importantes es que todos somos iguales.
“La Real Maestranza de Sevilla es para mí un lugar mágico que me ha hecho vivir emociones inexplicables”
—¿Qué supone para ti el mundo del toro?
—Siempre tendré que agradecer haber conocido este mundo. De él he aprendido valores de gran importancia, como el respeto, la educación, la bondad, la paciencia, la humildad… Para mí reúne todo lo que significa amor. He vivido experiencias increíbles junto a todos los compañeros de mi padre. Este es mi mundo, desde pequeña he ido a sorteos, a corridas de toros en fiestas como San Fermín y a varios pueblos de España y Francia. He vivido tardes bonitas en las que, por ejemplo, he visto salir a mi padre por la famosa Puerta del Príncipe —en la Maestranza—, y otras no tanto, donde hemos acabado en la enfermería, pero siempre con una sonrisa y juntos de la mano.
—Al cumplir la mayoría de edad te organizaron una fabulosa puesta de largo, háblanos de ella
—¡Así fue! Celebré los dieciocho años de la mejor manera posible, rodeada de grandes amistades y con toda mi familia. La fiesta fue en nuestra casa y la verdad es que mis padres me sorprendieron por lo preciosa que la decoraron. Fue divertidísimo, bailamos sin parar y nos dio el amanecer sin darnos cuenta.
—En este reportaje posas en la Real Maestranza de Sevilla, ¿qué significa este lugar para ti?
—La Real Maestranza es un lugar mágico que me ha hecho vivir emociones inexplicables. Para no irnos muy lejos, el Día de la Hispanidad, asistí junto a unos amigos a un festival en el que no pude dejar de llorar del sentimiento tan bonito que me provocó el novillero Marcos Pérez, nunca le había visto torear y cautivó a Sevilla por completo, cortó dos orejas y rabo, por lo que abrió la Puerta del Príncipe, llenándonos de felicidad.