Hablar de Silvia Abascal es hablar de cine, de teatro, de talento en la interpretación. A lo largo de estos años, la hemos visto crecer, formarse y convertirse en la actriz consagrada que es hoy en día. En plena promoción de su último proyecto, Asombrosa Elisa, nos encontramos con ella y pasamos un perfecto día de otoño donde nos da tiempo a hablar de su pasión por actuar, de familia y de cómo vive ella el fascinante mundo de la moda y la belleza. De cerca y solo para nosotros, Silvia Abascal al descubierto.
“En mi familia siempre he estado muy apoyada, porque saben que mi profesión la vivo con pasión, con respeto, formándome y que es mi lugar y mi apuesta”
-Comenzamos por tu nuevo proyecto. Si te digo Úrsula, ¿qué me puedes contar?
-Úrsula es un personaje muy especial en mi camino, es oscuro, es una mujer que, a raíz de un accidente de tráfico en el que conduce su marido, se queda parapléjica en una silla de ruedas, algo que contrasta mucho con su pasado, en el cuál ella es una mujer muy empoderada. Fundamentalmente, disponía del deseo de su marido y, después de este accidente, su marido no vuelve a sentir lo mismo y se encuentra en una lucha para volver y sentirse deseada.
-¿Te ha costado mucho preparar este personaje?
-Me he tirado de cabeza a ello. Durante el rodaje no he sido consciente del coraje que requerían algunas de las secuencias como cuando he visto la película.
-Silvia, han pasado unos años desde que publicaste el libro Todo un viaje, ahora, ¿en qué momento del viaje de tu vida te encuentras?
-Ahora mismo estoy muy contenta, en plena promoción de todos los proyectos en los que he estado trabajando.
-¿Cómo gestionas con tanto trabajo el tiempo para dedicarte a tu familia?
-Haciendo malabares. Para cualquiera que sepa lo que es la conciliación, sobre todo cuando tienes horarios diferentes, es muy complicado. Para ello, lo que intento hacer son sacrificios de tiempo libre, de sueño, de vida social. Tratando de estar en lo que más me importa que es mi hija.
“Consigo conciliar mi vida personal y laboral haciendo malabares. Intento hacer sacrificios de tiempo libre, de sueño, de vida social, tratando de estar con lo que más me importa, que es mi hija”
-¿Qué piensa tu hija de tu profesión?
-Este año ha sido la primera vez que me ha visto en teatro. Estuvo durante las 3 horas disfrutando como una loca, haciéndome gestos desde la butaca. Pero, al final, es lo que vive en casa, me ve ensayar, ve mis textos, las coreografías. Desde luego está relacionada con ello, con el arte, con el teatro, con la música…
-¿Te gustaría que siguiese tus pasos?
-Me gustaría que estuviera convencida de la profesión que desempeñe y que la hiciera feliz. Que ella sienta firmeza de que eso es lo suyo.
-¿Cómo reaccionaron tus padres cuando les dijiste que tú querías dedicarte a la interpretación?
-Es algo que llevo diciendo desde que tenía 4 años. En mi caso era algo innato. Luego a los 14 empecé en 1,2,3 y a partir de ese momento llegó todo rodado. En mi familia siempre he estado muy apoyada, porque saben que lo vivo con pasión, con respeto, formándome y saben que es mi lugar y mi apuesta.
“Para mí el paso del tiempo es motivo de celebración, siempre y cuando haya salud, es lo único que me preocupa”
-¿Qué papel se te ha quedado en el tintero pero te hubiera gustado darle vida en algún momento?
-Hay muchos, por supuesto. Por ejemplo, cuando los he visto en el cine, he pensado: cómo me hubiera gustado interpretar ese personaje. También, papeles universales y clásicos. Por darte uno, hay una versión específica de Lady Windermere que me encantaría.
-De todos los trabajos que has hecho, ¿cuál es el que más alegrías te ha dado?
-Verónica, de El tiempo de la felicidad, que fue mi primera película, y Finea, de La dama boba. Las dos estaban dirigidas por Manuel Iborra y con Veronica Forqué como compañera. Siento especial cariño por esos dos personajes.
-En este reportaje posas espectacular con las tendencias de otoño-invierno, ¿le prestas atención al mundo de la moda?
-No especialmente, pero soy superclara a la hora de llevar una cosa. No soy indecisa. Sé lo que defiendo y lo que no.
-¿Cómo definirías tu estilo?
-Desde que soy madre, soy deportiva, soy casual, siempre voy en deportivas… Siento que voy mucho más cómoda que antes. Pero cuando tengo que ir a una alfombra roja, lo juego a tope.
-Y, en este caso, ¿eliges tú o te dejas asesorar?
-Tengo un estilista, Víctor Blanco, desde 2014. Somos muy amigos, pero siempre elijo yo. Yo le llamo porque me concede todos los deseos y no sé cómo, pero lo consigue.
“Desde que soy madre, soy más casual, más deportiva. Pero si tengo que ir a una alfombra roja, lo juego a tope”
-En todos tus años de profesión, ¿quién ha sido siempre una inspiración para ti?
-Mi maestro Corazza, con quien llevo formándome desde los 18, y verle, escucharle, abrazarle… me conecta de manera inmediata con la esencia de mi oficio.
-¿Tienes miedo o te preocupa el paso del tiempo?
-No, para mí el paso del tiempo siempre es motivo de celebración, siempre y cuando haya salud, es lo único que me preocupa.
“No hago deporte, lo que sí que hago es bailar. Bailo mucho en mi intimidad y tengo un gimnasio particular, que es mi hija”
-¿Qué haces para mantenerte así de bien?
-Fíjate, yo no soy muy buena consejera… Muchas veces, cuando los estilistas me ven y me cambio delante de ellos, siempre me dicen: Cómo se nota que haces deporte, y yo pienso: Yo no hago deporte. Bailo, bailo mucho en mi intimidad y tengo un gimnasio particular, que es mi hija de cinco años. Pero no me cuido de manera especial. Al igual que la alimentación. Como sano y mucho, aunque no lo parezca, estoy muy atenta a lo que me sienta bien y lo que sienta mal.
-Con el 2023 ya en el horizonte, ¿qué proyectos personales y profesionales se avecinan para el nuevo año?
-Para 2023 tengo por estrenar todo lo que he estado trabajando estos años, como también El conde de Montecristo. Y, aunque no haya Navidad de por medio, yo siento que los años los cierro y les doy la bienvenida en agosto y septiembre. Y este lo he despedido y lo empiezo feliz. Estoy en un momento muy consciente, muy presente y agradeciendo mucho.