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De cerca con Mishel Gerzig, la espectacular prometida de Thibaut Courtois

De sus años en el Ejército a los preparativos de su próxima boda con el portero del Real Madrid, la modelo israelí nos descubre su vida y posa para ¡HOLA! con las tendencias más vibrantes de la temporada

4 de noviembre de 2022 - 8:02 CET4 nov 2022 - 8:02 CET

Mishel Gerzig lleva desde los trece años recorriendo el mundo, protagonizando campañas y portadas de prestigiosas revistas de moda. Inteligente, decidida y de armas tomar —literalmente, ya que fue capitana de la Marina cuando realizó el servicio militar en su Israel natal—, esta impresionante belleza rubia de veinticinco años se ha convertido ahora en una de las mujeres más admiradas del planeta por su futura boda con Thibaut Courtois.

En junio, casi al año de iniciar su noviazgo, el portero del Real Madrid le pidió matrimonio de la manera más romántica: rodilla en tierra, durante la puesta de sol y a bordo de un yate. “Sí a toda una vida contigo”, escribieron la top model y el guardameta belga en sus respectivas cuentas de Instagram. La vida sonríe a Mishel, pero no todo ha sido siempre de color de rosa. La israelí ya sabe lo que es luchar contra el monstruo de la ansiedad, como ella misma nos desvela en esta entrevista.

“Durante dos años fui capitana de barcos de rescate en la Marina y tenía a quince soldados bajo mi mando. Fue la mejor época de mi vida, pero también la más dura”

Mishel Gerzig y Thibaut Courtois HOLA4084

—Mishel, háblanos de tus comienzos en el mundo de la moda. Empezaste con trece años, ¿verdad?

—Sí, mi madre recibía muchas propuestas para que posara, pero le daba miedo introducirme en ese mundo, sobre todo, a una edad tan temprana. Eventualmente, decidimos juntas darle una oportunidad. Vivíamos en Eilat, una pequeña ciudad a orillas del mar Rojo, y mis padres tenían que conducir durante cinco horas hasta Tel Aviv para llevarme a los castings y las sesiones de fotos. Cuando cumplí los dieciséis, firmé con agencias de modelos en Miami y Milán y mi madre decidió dejar su trabajo para acompañarme. Mis padres me apoyaron muchísimo y siempre les estaré agradecida.

—¿Fue fácil compaginar tus estudios con tu carrera de modelo? ¿Tuviste que hacer muchos sacrificios?

—No fue fácil, para nada. Pero mis amigas y mis profesores me ayudaron para que pudiera seguir con mis estudios. Me perdí muchas excursiones del colegio y muchas fiestas, pero sabía que era un sacrificio necesario para progresar en mi carrera y no me arrepiento.

“Rompí todos los estigmas”

—Y a los dieciocho decides hacer el servicio militar, ¿cómo fue esa experiencia? ¿Qué te aportó?

—Sí, decidí aparcar mi carrera de modelo y alistarme en el Ejército. Durante dos años fui capitana de barcos de rescate en la Marina y tenía a quince soldados bajo mi mando. Fue la mejor época de mi vida, pero también la más dura. No veía mucho a mi familia ni a mis amigos, me perdí muchas vacaciones, fiestas de cumpleaños… Pero lo que hice fue tan importante que me sentía muy orgullosa. Conocí a personas maravillosas, que ahora son muy buenos amigos. Rompí todos los estigmas por ser una mujer que hacía “un trabajo de hombre” y me probé a mí misma que soy capaz y que soy mucho más fuerte de lo que la gente podría pensar.

—¿Recomendarías a las mujeres de otros países en los que el servicio militar no es obligatorio, como en Israel, que hicieran esta formación?

—No sé cómo funciona en otros países, pero el entrenamiento al que me sometí y mi servicio me aportaron una gran disciplina, me enseñaron los valores del trabajo en equipo, el amor hacia tus semejantes, hacia tu país y tu familia. Aprendes lo que es la verdadera responsabilidad y el trabajo duro. Pero, sobre todo, a no rendirte y a ser la mejor versión de ti misma. No es fácil y hubo momentos en los que pensé que me rompería y que lo dejaría. Pero ahora, cuando miro atrás, veo que me convirtió en la mujer que soy hoy, en mejor persona.

“Estoy involucrada en la gestión de la asociación Oro para la Edad Dorada, en la que junto a un grupo de voluntarios estamos renovando casas de ancianos y de supervivientes del holocausto para mejorar sus vidas”

—Has comentado que, al dejar el Ejército, viviste una etapa muy complicada debido a la ansiedad… ¿Cómo lograste superarla?

—Cuando terminé en el Ejército, decidí darle otra oportunidad a mi carrera de modelo, trabajar duro y devolverle a mis padres todo lo que me habían dado. Empecé a trabajar intensamente, a volar por todo el mundo y algo no estaba bien. Un día, en el avión en el que me dirigía a un trabajo, empecé a sentir que me faltaba el aire, se me nubló la vista, mi corazón latía muy rápido y no sentía mi cuerpo. Pensé que me estaba dando un ataque al corazón y, en realidad, estaba sufriendo un ataque de pánico. Fue un año muy oscuro en mi vida. Gracias al apoyo de mi familia y de mis amigos, pude luchar contra ello y trabajar en mi salud mental. Leí y estudié acerca de los ataques de pánico y aprendí a practicar la respiración y la meditación. Así que, cada vez que sufro uno, sé cómo reconocerlo, cómo respirar profundamente y cómo hablarme a mí misma: me recuerdo que soy fuerte, que estoy sana y que pasará en un rato.

—¿Qué consejo darías a las personas que lo sufren?

—Mi consejo principal es hablar de ello, compartir con los más cercanos lo que te está pasando e ir a un psicólogo, que no es algo de lo que avergonzarse. Recordar que en la carrera de la vida hay que tomarse un descanso de vez en cuando. La salud mental es igual de importante que la salud física.

—¿Cómo es un día en tu vida?

—Bueno, cambia constantemente. Nada más despertarme, me tomo un café. Entreno en el gimnasio y, después de comer, trabajo en un proyecto de negocio que estoy desarrollando, algo con Thibaut, y tengo reuniones. También estoy involucrada en la gestión de la maravillosa asociación Oro para la Edad Dorada, en la que junto a un grupo increíble de voluntarios renovamos casas de ancianos y de supervivientes del holocausto para mejorar sus vidas. Algunos días tengo shootings o viajes por trabajo en Europa, Israel o Estados Unidos.

“Thibaut tiene un corazón de oro”

—¿Qué es lo que más te gusta de vivir en Madrid?

—Adoro España y adoro Madrid. Todo es tan agradable, los edificios, la Naturaleza, el clima… y la gente es tan simpática…

—¿Cómo viviste la gala del Balón de Oro, en la que tu prometido fue premiado como el mejor portero?

—¡Guau! Fue una experiencia tan especial. Estoy tan orgullosa de Thibaut, se lo merece más que nadie. Es muy bonito verle recibir todos los reconocimientos por su duro trabajo.

—¿Qué te enamoró de Thibaut?

—Thibaut es una gran persona, tiene un corazón de oro. ¡Te lo digo yo! Es supergracioso y un verdadero caballero… Además, es mi mejor amigo.

“Estoy tan orgullosa de Thibaut. Es muy bonito verle recibir todos los reconocimientos por su duro trabajo, se lo merece más que nadie”

—Y este verano te sorprendió con una pedida de mano muy romántica. En verdad, ¿no te lo esperabas?

—Fue después de un día fantástico que pasamos en un yate, en la costa Amalfitana, durante la puesta de sol. Fue superíntimo y romántico, no lo pudo hacer más perfecto. De verdad, no me lo esperaba, fue toda una sorpresa.

—¿Habéis empezado ya con los preparativos de boda?

—Sí, estamos en ello. Tenemos una wedding planner y estamos buscando el sitio. No es fácil mientras tengamos en mente la temporada de fútbol.

—¿Dónde os gustaría casaros? ¿Quizás en Israel?

—Tenemos invitados de todo el mundo, así que queremos que sea lo más fácil posible para todos. Estamos barajando diferentes opciones en Europa, pero lo más importante para nosotros es celebrar la boda con todos nuestros seres queridos… Incluso si tiene que ser en la luna.

—¿Qué diseñador te gustaría para tu vestido de novia?

—Tengo dudas. Hay tantos diseñadores con tanto talento y soy géminis, así que esta misión se me hace casi imposible. Soy tan mala escogiendo que espero no encontrarme a mí misma con diez vestidos de boda, ja, ja, ja.

—¿Qué tipo de novia te gustaría ser: romántica, clásica, moderna…?

—Bueno, diría que soy un poco de todas ellas, pero si tengo que elegir una, definitivamente, sería romántica.

—¿Qué tal es tu relación con los hijos de tu prometido? ¿Te han aceptado bien?

—Son increíbles. Me llaman ‘Misheli’ y somos buenos amigos. Desde el primer día fueron simpáticos y abiertos conmigo. Me acerqué a ellos como amiga, no como alguien que intenta reemplazar a su madre, pero también estoy aquí para ellos cuando me necesitan. Los cuido y los quiero como si fuesen míos. Soy muy afortunada de tenerlos en mi vida.

—Y querréis tener vuestros propios hijos… ¿Será tras la boda o quieres esperar todavía unos años?

—Sí, queremos tener nuestros propios hijos algún día. Para mí es importante esperar hasta después del matrimonio. A pesar de eso, no me gusta planearlo demasiado. Vendrá cuando tenga que venir.