Hoy son tu armadura, un elemento con el que defender tu feminidad de otra manera, marcando lo que quieras marcar, exhibiendo en lugar de crear una figura falsa que, además, dejaba sin aliento. El corsé transforma su identidad en 2022. Desde el siglo XVI hasta principios del XX fue un elemento clave del vestuario. Entre Paul Poiret y Gabrielle Chanel lo desterraron por completo, permitiendo un respiro, nunca mejor dicho, y dejando entrar una brisa de modernidad que, en el caso de Chanel, fue mucho más allá. El New Look de Monsieur Dior volvió a poner de moda la silueta de avispa en los años 50, esta vez sin tal elemento de corsetería adherido al cuerpo, pero definiendo las infinitas posibilidades de una cintura marcada hasta hoy. Bienvenidas a la evolución del corsé.
Una forma de rebelión
Huelga decir que el corsé nunca se ha marchado, pero lo cierto es que nada tiene que ver la concepción original de esta pieza de corsetería con la actual. ¿Cómo puede ser que María Antonieta o Scarlett O’Hara, con su carácter díscolo y rebelde, no se opusieran a llevarlo? Habría encajado mucho más con su fuerza femenina cualquier corsé que hoy se presenta como tendencia de temporada. ¿En qué son diferentes?
Exhibirlo es la clave
La directora del Fashion Institute of Tecnology, Valerie Steele, hizo un estudio alrededor de esta pieza histórica y lo convirtió en un manual de lectura, The Corset: a cultural history. Partiendo de ella hoy entendemos un poco más que su existencia era también un símbolo de estatus, de pertenencia a una clase social y una forma de conformismo con lo establecido. Así, el argumento para que firmas como Versace, Fendi o Dior se alíen a él como una forma de liberación es sencilla. Tan solo hay que olvidarse de esconderlo y exhibirlo como parte del look. Ahí está la clave para entenderlo en el armario del siglo XXI.
Corsé y vinilo
Donatella Versace ofrece una de las visiones más ortodoxas del corsé. Ceñido sobre vestidos, acompañando cualquier prenda sin ahogar, se convierte en la fórmula de éxito, sugerente, pero cargada de sutilidad. Así, la italiana patenta el look superwoman elevando la potencia de la silueta con un ejército de mujeres, a cada cual más encorsetada, dispuestas a todo.
Necesidad de protección
Otras marcas como Dior incluyen este elemento de vestuario de distintas maneras. Todas ellas abrazan la silueta, pero no renuncian a la comodidad adquirida en los últimos años. Sobre gabardinas, vestidos y abrigos ejerce de cinturón reinterpretado; con diseños de noche y encajes, adquiere sin embargo una nueva dimensión, entre deportiva y futurista, como si una coraza o armadura se impusiera para protegernos.
Arte y sastrería
Metálicos, emulando la silueta escultural de la mujer, como hace Sportmax, o en clave de sastrería, como desarrolla Fendi en su colección, las apuestas son infinitas esta temporada y, todas ellas, confirman el empoderamiento liberador en contra de su origen opresor. Sin duda, Jean Paul Gaultier y Vivienne Westwood mucho tienen que decir. Su contribución ha sido esencial para que hoy se le haya perdido el miedo a esta pieza de connotaciones históricas tan negativas. Sin equivocarnos podemos afirmar que si Scarlett acudiera hoy al MET, lo haría con el corsé por montera y que cualquiera de estos looks sería de su gusto para decir: sí, el corsé es liberador.