La boda de Marta Hernández-Gil y Álvaro Fidalgo reunió el pasado sábado 16 de julio en Sevilla a las nuevas generaciones de la aristocracia española, tal y como recoge en sus páginas el nuevo número de la revista ¡HOLA!. Además del matrimonio formado por Belén Corsini y Carlos Fitz-James Stuart , condes de Osorno, al enlace, celebrado en la iglesia de San Andrés de la capital hispalense, asistieron también Eugenia Silva , pareja de Alfonso de Borbón Yordi y prima de la novia por parte de madre, y Ana Cristina Portillo Domecq, hija de la fallecida dama jerezana Sandra Domecq y hermana de las hijas de Bertín Osborne, junto a su novio, Santiago Camacho, con el que sale desde hace cinco años.
Pero, sin ninguna duda, quienes acapararon todos las miradas y, por supuesto, todos los “flashes” fueron los condes de Osorno. Desde que se casaron, hace poco más de un año en el Palacio de Liria, la pareja se ha convertido en una de las más admiradas del panorama social español. Jóvenes, guapos y muy naturales, se han ganado la simpatía del público sin tener que renunciar por ello a la discreción de la que siempre hacen gala.
Mención a parte merece el estilo de Belén Corsini , que una vez más ocupó el podio de la más elegante de la boda con un vestido de escote bardot, es decir, que dejaba sus hombros al descubierto. La condesa de Osorno volvió a confiar en su diseñadora “de cabecera”, Andrea Mateache , que al frente de su firma, Matelier, ha vestido en un sinfín de ocasiones a la aristócrata.
Belén se decantó por un diseño a medida, de corte imperio con manguitos, confeccionado en gasa bambula color vino con un suave estampado de flores. Con el cabello recogido en una coleta, la condesa otorgó un gran protagonismo a los complementos, entre los que destacó una atrevida gargantilla de la firma Verili, en concreto el modelo Francisca.
Se trata de un diseño de estilo choker —de plena tendencia—, a modo de escultura de hilos de metal con cristales, flores y varios materiales entrelazados entre sí. La de Belén estaba adornada con flores de color granate, a juego con su vestido, y la combinó con unos sencillos, pero muy estilosos, pendientes esféricos dorados.
La condesa de Osorno completó su estilismo con un bolso tipo limosnera color oro envejecido, a juego con su abanico y sus zapatos: unas sandalias de tiras finas en diagonal, con pulsera en el tobillo, del mismo tono. Al igual que su cuñada, Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar, y que su prima Inés Domecq, marquesa de Almenara por su matrimonio con Javier Martínez de Irujo, Belén se ha convertido en todo un referente de estilo para las grandes celebraciones.