Vocación, trabajo y tesón han hecho que Olivia Baglivi haya deslumbrado en el último Festival de Cine de Málaga . Y lo ha hecho tanto por su trabajo como por sus looks en la alfombra roja. Para muchos ha sido toda una revelación, para otros, la constatación de su talento y su madera de estrella. La protagonista, a sus 27 años, ha recibido la Biznaga de Plata a la mejor interpretación femenina por su papel en Libélulas, y se ha convertido en todo un descubrimiento. De padre pintor, madre paisajista y apellido siciliano -su abuela era italiana-, la actriz comenzó en el mundo de la danza. Hasta los 19 años, esta joven madrileña se formó en ballet clásico en la escuela de Víctor Ullate, pero su vocación de actriz le viene de niña. ¿Quién se esconde tras esta rubia de gran belleza y mirada arrebatadora? Ella misma nos lo cuenta.
“Es complicado definirse a una misma. Mis hermanos me llaman rock star o Phoebe Buffay ( Friends). Yo me considero apasionada, con la cabeza bien puesta y disfruto de querer y estar con los míos”
-¿Siempre quisiste ser actriz?
-Desde que recuerdo, sí. Empecé a ir a clases de teatro muy joven y era lo que más feliz me hacía.
-Tu padre, además de pintor es actor, verle desde pequeña sobre las tablas, ¿te metió el ‘gusanillo’ en el cuerpo?
-Mis padres me han criado con mucha libertad y amor, siempre tuve libre elección en cuanto a lo profesional se refiere. Pese a eso, ambos se dedican al arte y en mi casa siempre me han hablado de cine y de literatura. Mi padre es un auténtico apasionado de la interpretación, supongo que eso, desde pequeña, me inspiró.
-¿Qué consejos te ha dado?
-Es un hombre muy sensible, trabaja desde la intuición, pese a que él también se formó como actor, en Uruguay. Siempre me dice que hay cosas que no se aprenden en ninguna escuela, supongo que es una manera de decirme que confíe en mi instinto.
“Me encantaría trabajar con Susi Sánchez, Ana Wagner, BÁrbara Lennie, Najwa Nimri… con todas las actrices que me inspiran, la lista podría ser casi infinita”
-¿Cómo llegó tu primer papel?
-La primera vez que me subí en un escenario de manera profesional, tendría alrededor de 13 años, con Carmen Losa, una lectura dramatizada de Araña en bañera, de Emma Cohen. Me vio en la escuela de Layton y me llamó. Después comencé a hacer bastante teatro y, más tarde, salté a lo audiovisual por proceso de castings.
-Empezaste en el mundo del teatro y de ahí al cine y a las series, ¿qué disciplina prefieres?
-Las tres me apetecen muchísimo. Cierto es que la autenticidad del teatro, entregarse a lo que sucede en ese momento sin posibilidad de corrección, lo hace sumamente especial. Y el cine, por ahora, me está haciendo regalos inmensos. Una película es inmortal, ese personaje quedará vivo en un metraje para siempre, y eso me encoge el corazón. Y me apetece trabajar más en series por la familiaridad con la que llegas a abordar el personaje, por dedicarle tanto tiempo. En definitiva, quiero seguir contando historias sea cual sea el formato.
-En el Festival de Málaga, has fascinado con tus apuestas arriesgadas en moda y maquillaje, ¿cómo te gusta arreglarte para estas ocasiones?
-Es una forma de expresión más. Me divierte muchísimo encontrar mi esencia en los looks y en el make up. Me inspira la moda, es puro arte, y tener la oportunidad de vestir grandes firmas y estar en manos de profesionales con tanto talento es una maravilla. Todo fue posible de la mano de Ana Capel e Iván Gómez.
“Desde que recuerdo quiero ser actriz. Empecé a ir a clases de teatro muy joven y era lo que más feliz me hacía”
-Y fuera de los focos, ¿cómo es tu estilo?
-Creo que tengo un estilo propio, pero me cuesta definirlo con palabras. Me gusta mezclar, arriesgarme, ir distinta y siempre cómoda. Me gusta la ropa ancha y mezclar lo femenino y lo masculino.
-A raíz de este último festival, has llegado más al gran público, ¿te da miedo la fama?
-Actualmente no, porque la siento muy lejos. Por ahora solo he recibido reconocimiento a mi trabajo y un tiempo precioso por parte de la prensa.
-¿Qué es para ti el éxito?
-Sentirme realizada. Sentir que avanzo y aprendo y conseguir vivir de lo que me apasiona.
“Creo que tengo un estilo propio, pero me cuesta definirlo con palabras. Me encanta mezclar, arriesgarme, ir distinta y siempre cómoda. Me gusta la ropa ancha, y mezclar lo femenino y lo masculino”
-¿Cómo te definirías como persona?
-Es complicado definirse a una misma. Prefiero recoger palabras de quien me quiere y me conoce. Mis hermanos me llaman rock star o Phoebe Buffay (Friends). Yo me considero apasionada, con la cabeza bien puesta y disfruto de querer y estar con los míos.
-¿Y cómo actriz?
-Arriesgada, visceral, analítica también (pese a que parezca contradictorio con lo anterior), busco la verdad en los textos a los que doy voz.
-¿Con qué actores y directores te gustaría trabajar?
-Me alucina la forma de contar las cosas de Carla Simón. Pese a que trabaja mucho con actores no profesionales, sería un sueño contar una de sus historias; también con Alauda Ruiz, el peso y la exigencia de los personajes en Cinco lobitos me dejó fascinada. Y con Luc Knowles, su cine saca lo mejor de mí como actriz. Me encantaría trabajar con Susi Sánchez, Mona Martínez, Ana Wagner, Bárbara Lennie, Najwa Nimri… Con todas las actrices que me inspiran, la lista podría ser casi infinita.
“Mis padres se dedican al arte y en mi casa siempre me han hablado de cine y de literatura. Mi padre es un auténtico apasionado de la interpretación, supongo que eso, desde pequeña, me inspiró”
-Además de la danza y el teatro, ¿cuáles son tus hobbies?
-Darme “paseazos” con mi perra, salir a bailar, beber vino con amigos, leer, ver películas en el proyector, pedir comida a domicilio y estar con mis padres y mi hermano, Gorka.
-Este verano, ¿dónde te podremos encontrar?
-Ojalá rodando. Y bañándome en el mar.