De pequeña prometía ser una gran atleta, pero con dieciséis años un cazatalentos vio que su belleza podía conquistar el exclusivo universo de la moda, y así fue. Cambió las competiciones de atletismo por las sesiones de fotos y pronto se convirtió en un rostro conocido dentro del mundo de las modelos. Grandes marcas como Giorgio Armani o Gerard Darel la convirtieron en su imagen y, hoy en día, aún Catrinel trabaja como modelo, una profesión que combina con su otra gran pasión y trabajo en el mundo del cine.
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Actriz desde hace once años, ahora también ejerce como directora, detrás de las cámaras, un reto que le fascina. Con ella hablamos de moda, cine y nos muestra la colección de alta joyería ‘Red Carpet’, de Chopard de este año. “Cuando llevas joyas de Chopard es inevitable sentirse sofisticada, me pasa cuando estoy en Cannes, en el festival de cine voy siempre con joyas espectaculares y no puedo evitar sentirme especial”. Piezas de ensueño para una mujer brillante.
Fue descubierta por un cazatalentos en su Rumanía natal con dieciséis años, cuando se dedicaba al atletismo, y decidió cambiar su verdadero apellido, Menghia, en honor a su admirado Marlon Brando
—Naciste en Rumanía y te fuiste a vivir a Nueva York para dedicarte al mundo de la moda, ¿qué recuerdos tienes de tu época en la Gran Manzana?
—Vivir en Nueva York de joven fue todo un aprendizaje. Allí crecí de muchas maneras y prácticamente fue allí donde empecé mi carrera de modelo. Fui muy afortunada porque empecé a trabajar en importantes publicaciones como Sports Illustrated. Esos fueron momentos increíbles donde trabajé y conocí a gente muy interesante.
—Y ahora combinas tu profesión de modelo con actriz. ¿Cómo empezaste en el mundo del cine?
—Sinceramente nunca pensé que con treinta y siete años seguiría trabajando en el mundo de la moda, todavía me mantengo como modelo y lo combino con mi trabajo como actriz. Una cosa muy interesante que empecé a hacer durante la pandemia es dirigir, un tema que realmente me gusta, me motiva y que requiere mucha energía. He filmado dos anuncios y un corto como directora y ahora estoy preparando mi primer largometraje. Este año tengo muchos retos.
—Y, además, tu pareja, Massimiliano di Lodovico, es un conocido productor de cine italiano, ¿te da algún consejo?
—Mi novio es un hombre de negocios que ama el cine y antes de producir cualquier proyecto él lo analiza muy bien, tenemos dos puntos de vista distintos. Yo siempre miro los proyectos desde la mirada de un artista, por lo que esto cambia bastante. Siempre hemos trabajado en proyectos distintos, pero este otoño trabajaremos juntos en mi largometraje con otros productores extranjeros. Uno es Gap Buitres, de Bélgica, y el otro es Mobra Films, del conocido director rumano Cristian Mungliu.
“Es un gran desafío trabajar como modelo, actriz y directora y ser madre. He tenido que renunciar a muchas cosas y anteponer a mi hija”, dice la top, madre de una niña con el productor italiano Massimiliano di Lodovico
—¿Cómo combinas tu trabajo de modelo, actriz y ahora también directora con el de ser madre?
—Sinceramente, es un gran desafío trabajar en estas tres áreas y ser madre. He tenido que renunciar a muchas cosas y anteponer a mi hija. En la actualidad, estoy aceptando el diez por ciento de los proyectos que tenía antes y me estoy enfocando mucho en dirigir.
—¿Cómo definirías la experiencia de la maternidad?
—Ser madre es la cosa más bonita del mundo, pero ser una buena madre es muy difícil, significa ser capaz de priorizar lo que realmente importa y compartir todo el tiempo posible con tu bebé.
—¿Cómo ha cambiado el mundo de la moda desde tus comienzos?
—El mundo de la moda está cambiando mucho, puedo decir que lo que está pasando ahora es muy distinto a lo que yo conocí en mis comienzos. Estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de conocer este trabajo, del cual me siento orgullosa. En mis comienzos las modelos hacían portadas de moda y era como una competición entre nosotras ver quién conseguía el mayor número de publicaciones, ese era un tiempo en el que las modelos trabajaban y tenían la oportunidad de ayudar a sus familias y construir un futuro. Los tiempos han cambiado y, ciertamente, todo es exhibicionismo online y todo el mundo puede mostrar lo que no es. Eso no ha ayudado a la moda. Estaría bien volver a los comienzos, pero eso es imposible, por lo que tendremos que adaptarnos a este nuevo sistema. Un consejo que le doy a las chicas de hoy en día es que estudien, porque el aprendizaje para convertirse en una supermodelo ya no existe.
“Sinceramente, nunca pensé que con treinta y siete años seguiría trabajando en el mundo de la moda, todavía me mantengo y lo combino con mi trabajo como actriz”, dice Catrinel, que participó en varios capítulos de CSI: Las Vegas
—Tienes un millón doscientos mil seguidores en Instagram, ¿qué piensas acerca de las redes sociales?
—Cuando mi agencia de moda me dijo hace muchos años que tenía que exponerme al público lo máximo posible para ser valorada en las redes sociales no me lo tomé muy bien. Empecé en las redes sociales más tarde que mis compañeras de profesión, tengo seguidores, pero no tantos… Es otro tipo de trabajo que me lleva mucha dedicación y que no me gustaría que me llevara tanto tiempo, pero no puedo vivir de espaldas a la realidad.
—En la actualidad vives en Roma. ¿Qué es lo que más te gusta de tu ciudad?
—Vivo entre Roma y Montecarlo, estas dos ciudades representan el cine y mi hogar. Montecarlo es el sitio en el que me gustaría vivir para siempre, es una ciudad pequeña, tranquila y muy segura.
“Con joyas tan espectaculares como estas es inevitable sentirme sofisticada y especial. Te hacen sentir fuerte y poderosa como ellas, no es solo un adorno, ya que cada una tiene una historia detrás”
—¿Sueles llevar joyas normalmente?
—[Ríe]. Suena raro, pero no soy una chica que utilice joyas, quizás porque soy una exatleta. Ni tacones ni joyas…, pero sí que tengo unas cuantas y me encanta admirarlas.
—¿Qué nos puedes decir de las joyas de Chopard que llevas en este reportaje? ¿Cómo las describirías?
—Te hacen sentir fuerte y poderosa, como ellas; no es solo un adorno, ya que cada una tiene una historia detrás. Es un verdadero privilegio lucirlas.