Las flores, el croché y el uso de tejidos naturales es la cara visible y el leitmotiv principal con el que los grandes diseñadores expresan algo mucho más profundo. El amor por la artesanía, la libertad a través del hecho a mano, la amistad y el ser humano en general son premisas a ensalzar que hoy se convierten en tendencia. ¿Acaso ser bohemio no es más que una forma alternativa de vida enmarcada en un espíritu artístico y hedonista? Mucho nos pueden enseñar intelectuales y escritores de la generación beat sobre los pilares de este concepto, aunque fue el romántico francés Henri Murger el que dijo que la bohemia “no es posible sino en París”.
El alma de la ciudad de la luz llega a nuestra vida con una intención poderosa por vivir con más libertad, sin ataduras, desde una actitud interior que hoy (aunque también entonces) se representa estéticamente. Tomamos a Jane Birkin como referencia de esa actitud porque todo en ella hablaba de libertad. Británica de nacimiento pero con alma francesa, la vemos reinterpretada en las pasarelas de esta temporada primavera-verano 22. El nuevo estilo bohemio habla de tener clase con una pátina artística, espiritual y sin prejuicios, de tacto natural y al servicio de la técnica artesanal.
Versión original
El bohemio primigenio era llamativo y desordenado, informal y un poco excéntrico quizás (no perdamos de vista a Birkin…). Sin embargo, hablar de new bohemian hoy es hablar de obras de arte moderno en forma de vestidos fluidos y cortes amplios, colores neutros y fibras naturales como el lino, que, al tocarlo, te transporta a otro estado, un lugar feliz lleno de calma. Así, hoy ganan relevancia los bordados tradicionales y el hecho a mano. En este sentido, Missoni, Isabel Marant, Etro o Anna Sui presentan en sus colecciones vestidos trabajados al detalle -y ese es el verdadero lujo actual-, jerséis tejidos a mano o caftanes con detalles de batista. Dar voz a gremios de diferentes partes del mundo, como hace Gabriela Hearst desde su firma homónima y también con su segunda colección Ready to Wear para Chloé, consolida esa estética viajera, un poco nómada quizás, pero desde la sofisticación.
Entre ‘hippie’ y ‘boho’
El estilo de Jane Birkin conecta bien con esa idea que la temporada quiere transmitir hoy a través de las grandes pasarelas. Algunas colecciones, como la de Etro (eterna firma con ADN trotamundos), realzan el espíritu de los años setenta en la versión más sexy, difuminando en esta ocasión las diferencias existentes entre lo hippie y lo bohemio, pero añadiendo en todo caso elementos que nos permiten volar. Verónica Etro acababa de iniciarse en la meditación cuando desarrollaba esta colección y, quizá por eso, la mente se trasladó a la década de los setenta, a los clubes nocturnos de Shoreditch y sus psicodélicas sesiones de baile.
Una colección muy hippie con algún look nuevo boho nos recuerda que la firma italiana -casi- inventó la tendencia. Y no hay razón para pensar que esta vaya a ser una moda efímera. Las ansias de conexión humana se representan con batik, tie dye y flecos, abalorios y bordados folclóricos, fibras handmade y tejidos multicolor de tacto exquisito. Todo ello retumba y gana fuerza representando cómo nos sentimos y qué deseamos proyectar, eso sí, sin perder un ápice de glamour y con ganas de sentir la feminidad en cada poro de la piel.