Que el señor Steven Spielberg te elija entre más de treinta mil aspirantes a un papel, y te considere la pieza clave del éxito de una de sus películas, no solo es abrumador para cualquier joven actriz, sino que te cambia la vida, como le ocurrió a Rachel Zegler.
De padre polaco y madre colombiana, siempre supo que quería dedicarse a cantar y bailar, y dio la casualidad de que el talento acompañó a sus deseos y ya a los siete años protagonizaba los musicales de la escuela. De hecho, siendo una niña ya se metió en la piel de María, en West Side Story, papel que interpretaría años más tarde, de la mano del citado director americano, consiguiendo la fama mundial. Este remake del filme de 1961 fue su lanzamiento al estrellato , ya que, hasta entonces, solo se le conocen trabajos sobre las tablas y pequeños papeles. Pero Rachel nunca ha tenido prisa por saborear las mieles del éxito. Avanza por el camino de baldosas amarillas de Hollywood con cautela y sensatez y ha conseguido desvincularse de clichés que querían adjudicarle por razón de su origen latino. De hecho, sabemos que participará en la nueva secuela de superhéroes de Shazam, y dará vida a la nueva Blancanieves de Disney . Como vemos, papeles de lo más variopintos. Y es que la joven actriz todavía tiene mucho que mostrar, y ganas e ilusión no le faltan. Y esa forma de comerse el mundo, suave y con la mejor de las sonrisas en sus labios, ha seducido irremediablemente a la industria de la moda que la ha alzado como nueva musa y embajadora de las grandes casas. Entre sus firmas de cabecera: Dior, Carolina Herrera NY y Michael Kors.
Pero ¿qué le gusta a Rachel Zegler sobre la alfombra roja? Su delicada constitución le permite todo tipo de siluetas, pero ella suele apostar por escotes palabra de honor, espaldas al descubierto, cintura ceñida y faldas al tobillo para alargar la figura. Adora las transparencias, los miniplisados y los tejidos brillantes y vaporosos. Como accesorios, es habitual verla ante los flashes con sandalias de taconazo y joyas como gargantillas, pero huye del exceso y prefiere pocos elementos, pero definitivos. Rachel es de las que piensa que un buen diseño necesita más bien de pocos acompañamientos.
Lo que sí realza es su espesa melena oscura, que ahora lleva en modo bob, y sus labios con tonos que van del rojo más encendido al nude. Para completar su maquillaje, la joven actriz no necesita más que un toque en las pestañas y un ligero rubor melocotón en los pómulos. Rachel brilla sin necesidad de muchas más cosas que su talento y actitud, no en vano, fue elegida entre miles de chicas por un vídeo casero a cara lavada y con la melena revuelta.