En cuanto Jessica Hart decidió que era el momento de mudarse de Nueva York a California para crear un nuevo hogar al lado de su pareja, James Kirkham, la modelo australiana tuvo claro que su nueva vida transmitiría un ambiente mágico único, creado a partir de eclecticismo, muebles vintage, color y mucha naturaleza. Compraron una casa en las colinas de Hollywood y Jessica, fundadora de Luma Beauty, llamó a su amigo Carlos Mota para que la ayudara con la decoración. Se habían alineado todos los astros para que por fin pudieran trabajar juntos, algo que deseaban desde hace tiempo.
No tardaron en ponerse manos a la obra: pensaron en hacer azulejos a medida, compraron alfombras en Mauritania, se inspiraron en diseños marroquíes y turcos y buscaron soluciones para revestir las paredes blancas con motivos botánicos, rayas y otros elementos característicos, en el estilo de Mota, que transformarían por completo el espacio. Pero llegó la pandemia y todo tuvo que realizarse en remoto.
Con la reforma parada, la pareja de Hart, antiguo piloto de carreras y ahora empresario y creativo, se puso a construir armarios, pintó habitaciones y hasta soldó una puerta de hierro de dos metros gracias a vídeos de Internet. La modelo no buscaba que sus interiores destilaran pureza de líneas y funcionalidad, al contrario: confió en su decorador y apostó por su gusto y pasión hacia el color. De hecho, Jessica le da las gracias a través de Instagram: “Sabía que embarcarme contigo en este proyecto sería genial y superdivertido, pero nunca imaginé que sería tan especial. Gracias por ayudarme a superar los límites. El beis no es un color que esté en tu universo y no podría estar más feliz viviendo en este lugar que hemos creado”.
El estilista de interiores llegó a perforar la gran alfombra del comedor para proporcionarle dibujos en relieve y, como amante de los elementos fuera de contexto, revistió de caña natural las paredes de la sala del desayuno. En el baño, por ejemplo, no cejó en su empeño hasta que encontró el papel de pared adecuado, inspirándose en los azulejos de un palacio turco.
Cada rincón y detalle debía ser único, algo que Hart aplaude porque en esta casa se plasma una estética vitalista y se respira una energía especial. Como ejemplo, el terciopelo verde que tapiza las butacas de la sala del desayuno (en la imagen superior) fue en su día las cortinas que decoraban el apartamento de Jessica en Nueva York. Aquí ha tenido a sus dos hijos -el segundo nació el pasado mes de febrero- y la modelo se alegra de cada decisión tomada y el mimo con el que se ha trabajado, presente en cada detalle. Nada como dejarse llevar por la pasión, el instinto y, por supuesto, confiar en los amigos que saben de lo que hablan.