Ha salido mitad a su padre, mitad a mí. Físicamente, creo que se parece a Robert, pero tiene mi color de pelo y mis ojos. Eso sí, es más sociable que yo”. Clara Alonso rebosa orgullo cuando habla de su hijo. Razones no le faltan... Con tan solo dieciséis meses y una dulzura y simpatía que conquistan a todo el que lo conoce, ha robado tanto su corazón como el de su padre, el financiero neoyorquino Robert Serafin , con quien la top model madrileña se casó en 2017.
—¿En qué momento llegó William a tu vida y de qué manera te la ha cambiado, Clara?
—Llegó en el mejor momento posible y me la ha cambiado por completo. Siempre me pregunto qué hacía antes con tanto tiempo libre (risas).
—¿Qué es lo mejor?
—Aunque tenga poco tiempo para mí misma, me resulta maravilloso compartir mis días con él. Seguro que todas las mamás me entienden.
—¿Y qué es lo qué más te gusta?
—Me gusta absolutamente todo, pero el momento en que mi bebé me mira a los ojos, me sonríe y me llama “mamá” es indescriptible.
“William llegó a mi vida en el mejor momento posible y me la ha cambiado por completo. Siempre me pregunto qué hacía antes con tanto tiempo libre”
—¿Eres una madre permisiva o estricta?
—Permisiva.
—¿Y qué cosas aplicas con tu hijo de las que aprendiste con la tuya?
—Mi madre es la mujer más generosa, cariñosa y ‘zen’ que conozco. Ni siquiera recuerdo que me haya castigado o regañado a gritos cuando yo era pequeña. Siempre lo hizo todo con muchísima calma y con todo su cariño. Espero poder conseguirlo también con mi hijo.
—¿Cómo está creciendo?
—La verdad es que demasiado rápido. Mi hijo es un niño superdivertido y sociable. Está todo el día sonriendo y saluda y tira besos a cualquier persona que se le cruza por la calle.
Sus primeras palabras
—¿Qué es lo que más te ha sorprendido de él?
—Lo rápido que aprende. Acaba de cumplir dieciséis meses y ya dice muchas palabras en inglés.
—¿Y en español?
—También, muchísimas. La primera que pronunció, después de decir ‘mamá’ y ‘papá’, fue ‘pan’ (más risas). Es muy panero, le encanta.
—¿Está más apegado a ti o más a su padre?
—A mí, por supuesto. Ten en cuenta que pasamos la mayor parte del tiempo juntos.
“Mi hijo es un niño superdivertido y sociable. Está todo el día sonriendo y saluda y tira besos a cualquier persona que se le cruza”
—¿Y a tu marido no se le cae la baba con él?
—Claro que sí. Le encanta pasar tiempo con William y se inventa los juegos más divertidos para entretenerlo. Desde que nos conocimos, supe que iba a ser un padre increíble.
—¿Contáis con ayuda en casa para cuidar a vuestro hijo?
—No, no la tenemos.
—¿Lo habéis escolarizado?
—No. Empezará el programa de integración en octubre. Son dos horas, dos días a la semana, y tiene que acudir con un familiar o un tutor que se quede con él los primeros días hasta que se acostumbre. Los programas educativos en América son un poco diferentes a los españoles.
—¿No te habría gustado que tu hijo hubiese nacido en España?
—La verdad es que no me hubiera importado, pero no pude ni planteármelo en ningún momento debido a que las fronteras estaban cerradas por la Covid-19.
—Por cierto, ¿os habéis planteado darle un hermano?
—Me encantaría. No hay nada que me pudiera hacer más feliz que darle hermanitos o hermanitas a William.
—Llevas viviendo muchos años en Estados Unidos, ¿por qué elegiste Nueva York en lugar de una ciudad europea?
—Me vine por trabajo, a probar suerte, y la verdad es que me encantó. Me resultó muchísimo más fácil adaptarme al día a día aquí que cuando estuve viviendo en París, en Milán o en Londres.
—¿Qué fue lo primero que pensaste cuando llegaste a la ciudad? ¿Qué sentiste?
—Cuando aterricé en Nueva York, me pareció un lugar increíble. No podía creerme que estaba en la misma ciudad que tantas veces había visto en las películas. Es única y fascinante.
“No recuerdo que mi madre me haya castigado o reñido a gritos cuando yo era pequeña. Espero poder conseguirlo también”
—¿Cuáles son las tres cosas que te gustan de Nueva York?
—Lo que más me gusta es que siempre está todo abierto, da igual el día o la hora. También sus increíbles museos y su infinidad de actividades. Y, por supuesto, Central Park.
—¿Y qué es lo que menos te gusta?
—Lo que menos es la climatología tan extrema que hay. El invierno es horrible y la nieve crea muchísimo caos en la ciudad. En cambio, cuando llega el verano, te derrites porque la humedad es altísima. A veces llegas a tener la sensación de estar metida en un horno.
—Tenéis vuestra casa en el SoHo, ¿por qué elegiste esta zona?
—Estuvimos buscando piso por varios lugares, pero siempre nos gustó estar en la zona downtown, ya que es una zona más joven y hay muchísimos restaurantes y tiendas. Sin embargo, la decisión definitiva fue por el piso. Es muy difícil encontrar apartamentos en Nueva York que cumplan todos los requisitos. Nosotros tuvimos muchísima suerte de encontrar uno que nos encantó y que atendía a todos nuestros deseos.
El mejor momento
—¿Te ves siempre viviendo en Estados Unidos o ahora, por tu hijo, te gustaría regresar algún día a Madrid?
—Me encantaría regresar a España, pero lo veo francamente complicado por el trabajo de Robert. Trabaja en Wall Street y eso es difícil hacerlo desde Europa.
—¿Qué es lo que echas de menos de tu país ?
—A mi familia. Y, por supuesto, a mis amigos. Pero también el buen tiempo y la comida tradicional española.
—Tu vida aquí parece idílica, ¿siempre ha sido así?
—No creo que nadie tenga una vida idílica. Mostrar y hablar solo de las cosas buenas que nos pasan, sobre todo, en las redes sociales, es fácil. Pero eso no quiere decir que no haya duelos. Lo que ocurre es que no se cuentan.
—Para ti, ¿cuál ha sido el mejor momento de tu vida?
—Sin ninguna duda, el día que nació mi bebé.
“Mi truco de belleza exprés es despertarme antes que mi hijo para poder hacer mi ritual. Es la única forma de lograrlo”
—Ahora que eres madre y tienes menos tiempo, ¿tienes algún truco de belleza?
—Sí, mi truco de belleza exprés es despertarme antes que mi hijo para poder hacer mi ritual. Es la única forma de lograrlo.
—¿Eres muy disciplinada en cuanto a la dieta, el ejercicio físico y los rituales de belleza?
—Me gusta cuidarme porque eso hace que me sienta bien, pero también me permito mis indulgencias. Hay semanas que estoy a tope y entreno cinco días y otras que no puedo con todo y no entreno ni un día. Está todo bastante dictado por mi bebé y las horas de sueño.
—Para terminar, dime, ¿cuántas veces te has parado a pensar qué habría sido de tu vida de no ser modelo?
—Muchísimas. Yo creo que, probablemente, habría hecho algo a nivel artístico, porque siempre me han encantado la pintura y la ilustración.