“Emprendedora, trabajadora, leal…”, son algunos de los calificativos con los que se define Olivia Reyzábal Roig. No en vano, pertenece a una de las sagas empresariales más destacadas de nuestro país. Su madre, Ángela, es hija de Francisco Roig, que siempre será recordado como presidente del Valencia C. F., y sobrina de Juan Roig, presidente de Mercadona y cuarta fortuna de España. Su padre, Javier Reyzábal, que en 2012 falleció de manera repentina, a los cuarenta y dos años, a causa de un infarto, también era miembro de una destacada familia del ámbito de los negocios. Sin embargo, Olivia ha encaminado sus pasos al mundo del Periodismo, carrera que estudia en el CIS University de Madrid. Comunicar es lo que más le gusta y tiene mucho que contar. A sus veintiún años, lleva ya un largo recorrido a sus espaldas.
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Formada en colegios de Londres y Suiza, ha realizado voluntariados en Kenia y en Camboya; a los dieciocho años publicó un libro de prosa poética, Para que no vuelvas… Y ha vivido experiencias muy dolorosas, tanto que, admite, maduró mucho antes que cualquier joven de su edad. Así lo desvela en el primer episodio de Nuestro ritmo, el pódcast que acaba de lanzar y en el que habla desde el corazón de algunos de los aspectos más difíciles de su vida, entre ellos, la nula relación con la familia de su padre. De este proyecto y de otros de sus sueños hablamos con Olivia, que posa como modelo de excepción en este reportaje.
“Estoy muy orgullosa de mi familia. Admiro su coraje, su constancia, su afán por el trabajo bien hecho, su humildad y, sobre todo, lo que siempre dicen: “No eres nadie hasta que tus logros demuestren lo contrario””
—Olivia, ¿cómo te defines?
—Como una mujer bala, con mucho carácter, valiente, trabajadora, leal, emprendedora, cabezota, con un pronto tremendo, con ganas de comerme el mundo y empática con el dolor ajeno.
—Al pertenecer a una gran familia del mundo empresarial, el despacho, los negocios, ¿no te llaman la atención?
—Estoy muy orgullosa de mi familia y de todos sus logros, los admiro, pero no son los míos. Llevo en mi ADN la empresa, pero eso, por ahora, se lo dejo a mi hermano, Javier. Ser empresaria es ser también emprendedora, trabajadora y constante.
—En tu familia hay figuras muy relevantes de la empresa española. ¿Qué es lo que más admiras de ellos? ¿Qué te han enseñado?
—Admiro su coraje, su constancia, su afán por el trabajo bien hecho, su humildad y, sobre todo, lo que siempre dicen: “No eres nadie hasta que tus logros demuestren lo contrario”.
“¡Me encanta la moda desde pequeña! Lo he heredado de mi abuela materna, que compraba todas las revistas internacionales”
—¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser periodista?
—Desde muy pequeña. Siempre me ha gustado comunicar, saber, contar, escenificar, y siempre he soñado con llegar a ser una gran profesional, algo que poco a poco espero ir logrando, aunque soy consciente de que me queda mucho por aprender.
—¿En qué medio te gustaría trabajar?
—Me encanta la televisión. Cuando estoy haciendo prácticas en algún plató, me encuentro muy cómoda, la cámara no me impone, aunque la radio para mí tiene un encanto muy especial y nunca descarto nada.
—¿Qué significó para ti escribir Para que no vuelvas?
—Abrir todas mis heridas para, en cierta forma, dejarlas secar y cicatrizar. Necesitaba pasar página y no arrastrar siempre el dolor de mi infancia, fue un poco a modo de terapia.
—A los once años perdiste a tu padre. ¿El libro te ayudó a superar ese dolor?
—Nunca se supera la muerte de un padre, pero aprendes a vivir con ello. En casa lo tenemos presente desde el día en que murió, hablamos, lo recordamos y nos reímos de lo auténtico que era. Seguimos siendo la familia que él quiso: fuerte y unida.
—¿Cómo combates la tristeza?
—Escribiendo. Mi psicóloga me dijo un día que para no somatizar el dolor tenías que volcarlo en un papel, en un deporte o ayudando a los demás. Intento hacerlo siempre. Me siento privilegiada con mi dolor, miro lo que está pasando en el mundo, la guerra; los niños que, con mi edad, también tienen que hacerse, a la fuerza, mayores… Siempre agradezco, como me han enseñado en casa, todo lo que me ha brindado la vida.
—¿El amor te ha ayudado en los momentos más difíciles?
—Sí, el amor de mi madre, de mi hermano, el amor de mi abuela Manuela y de mi familia materna; siempre me han arropado y me han ayudado a desdramatizar todas las situaciones. También he tenido suerte con los pocos amores que he tenido hasta ahora, hombres buenos, leales.
“Desde que era una niña me ha gustado comunicar, saber, contar, escenificar y siempre he soñado con llegar a ser una gran profesional del periodismo”
—Háblanos de tu pódcast, dices que has cumplido un sueño.
—Sí, siempre he pensado en tener un proyecto mío, personal, donde pudiera abrirme en canal. Es un proyecto donde abordo muchas cosas de la vida cotidiana que hay que sacar para que no se enquisten.
—¿Qué quieres transmitir?
—Comunicar, ayudar y lograr transmitir a mi generación que no se puede anestesiar el dolor, que el dolor es parte de estar vivo, es un ingrediente esencial para disfrutar de lo maravillosa que es la vida.
—En esta sesión de fotos, posas como una modelo. ¿Te gusta la moda? ¿Cómo describirías tu estilo?
—¡Me encanta la moda desde pequeña! Lo he heredado de mi abuela materna, que compraba todas las revistas internacionales, igual que hace mi madre; he estado rodeada de revistas de moda toda mi vida. Para mí la moda es una forma de presentarte al mundo, no soy una esclava de ella, pero sí me gusta seguir las tendencias. Y mi estilo es personal, tengo la buena costumbre de que no me importe lo que opinen los demás, me expreso también por cómo visto.