En su escasez de tela radica su expresión y verdadero significado. Llevar una minifalda hoy es más que una representación estética de las tendencias: es lo que necesitábamos para retomar nuestra vida desde la libertad de movimientos. Una sensación parecida es la que debía respirarse en la década de los sesenta, cuando Londres bullía y los movimientos artísticos expresaban cambios culturales y sociales.
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El Swinging London se extendía por el globo y adoptaba una imagen estética en forma de falda corta y trapezoidal. Quien la llevaba entonces declaraba su rebeldía hacia cualquier imposición y rigidez: Twiggy, Brigitte Bardot, Françoise Hardy, Sandie Shaw… Hoy, y como decía Mary Quant, “una mujer es tan joven como su rodilla”. Aquella parte del cuerpo salía a la luz en 1964 con gran polémica y, casi 60 años después, como un torbellino de libertad que reivindica su espacio, la minifalda adopta nuevas claves que van de la formalidad de la oficina a la noche disco, del tweed a la lentejuela. En 1966, monsieur Dior contemplaba a unas cuantas mujeres manifestándose frente a su tienda de Londres en favor de esta pieza. Si Dior levantara la cabeza, hoy Maria Grazia Chiuri le hablaría de revolución y juventud. Las minis de hoy bailan tecno y reguetón y no hay firma de lujo que no las incluya. Así se llevan.
Esencial sixties
Marc Bohan hizo en 1961 una colección para Dior inspirada en el estilo de los sesenta más depurado (y sin minifalda). Sin embargo, Maria Grazia Chiuri ve conexiones con él y también le toma como referencia. El resultado son un sinfín de trajes con minifalda, vestidos línea A y minimalismo puro que se repite en Dior, Chanel y Alberta Ferretti, entre otros. ¿Cómo se lleva? Con color, Mary Janes y camisa blanca.
En clave sexy
Hay versiones más extremas y seductoras, que parten del uso de tejidos para brillar en la noche. Es el caso de las minifaldas de vinilo, lamé y lentejuelas. Abandonan la línea A más formal y adoptan siluetas más cortas si cabe. Las de Loewe tienen aberturas laterales; las de Versace, imperdibles remendando el descaro de la manera más chic.
Talle bajo (y viral)
Parece que el talle más característicos de la moda de los inicios del 2.000, a la altura de la cadera e incluso por debajo, regresa con fuerza este verano. ¿Qué ocurre cuando cortas el bajo y limitas el talle? Que llega el efecto Miu Miu. Sus minis en clave college cubren solo lo esencial.
No tan inocente
Valentino y Giambattista Valli tienen propuestas refinadas y refrescantes, propias de un verano a la italiana, en el que las líneas se simplifican en un equilibrio perfecto de elegancia con piel a la vista. Minifaldas trapecio con crop top y sandalias romanas descubren un eterno y cálido verano.
Con vuelo
Esta temporada una pátina de jovialidad llega a la colección de LANVIN gracias a minis de vuelo de talle alto, aunque también abraza una versión más sofisticada en conjuntos de tres piezas.