Nieves Álvarez está en uno de los mejores momentos de su vida. “Me siento más que afortunada”, confiesa nuestra top model más internacional, que acaba de celebrar treinta años de carrera. Además, ha vuelto a encontrar el amor junto a Bill Saad , el empresario y filántropo de origen libanés con el que mantiene una relación desde el pasado mes de septiembre, tal y como ha desvelado ¡HOLA! en su último número.
La pareja fue fotografiada mientras daba un romántico paseo por las calles de París y, desde su separación, hace casi siete años, no habíamos visto a Nieves tan feliz e ilusionada como ahora. De nuevo con la Ciudad de la Luz como telón de fondo, la supermodelo posa con fabulosas creaciones de alta costura y nos habla del hombre que ha conquistado su corazón.
“Lo primero que me llamó la atención de Bill fueron sus ojos, obviamente… Pero lo que le hace único es su energía, positividad, educación y honestidad”
—Nieves, ¿cómo describes el momento que estás viviendo junto a Bill? En las fotografías en las que apareces junto a él se te ve feliz y enamorada.
—Pues lo describiría exactamente como lo veis, como un momento de enorme felicidad y de paz.
—¿Crees que has encontrado a tu hombre ideal?
—¡Ojalá! Espero que sí. Soy una persona que valora muchísimo la honestidad, el respeto y la estabilidad, y sí, puedo decir que él tiene esos valores también.
“Lo que hace que una relación vaya bien es la conexión, y nosotros la tuvimos desde el primer momento”
—¿Qué fue lo que te conquistó de Bill? ¿Qué es lo primero que te llamó la atención de el?
—Lo que hace que una relación vaya bien es la conexión, y nosotros la tuvimos desde el primer momento. Obviamente, lo primero que me llamó la atención de él fueron sus ojos, pero si hay algo que le hace único, es su energía, positividad, educación y honestidad.
—Celebras, además, treinta años de carrera, ¿qué balance haces?
—Enormemente positivo, me siento más que afortunada. Hoy en día, sigo disfrutando con la misma ilusión y con las mismas ganas e, incluso, diría que más, porque la experiencia me hace tener una seguridad en mí misma que, quizá, no tenía cuando era más joven.
—¿Cómo recuerdas tus inicios?
—Echo la vista atrás y pienso: “¿Quién me iba a decir a mí que iba a llegar aquí?”. El mundo de la moda ha cambiado mucho desde que yo empecé, en el año noventa y dos. He vivido el cambio en las grandes casas de moda, que antes eran dirigidas por los maestros. He vivido la época de las supermodelos, la llegada de las redes sociales. Y de todo ello he ido aprendiendo y he ido creciendo.
—¿Qué momentos recuerdas con especial cariño?
—Mi primer viaje a Nueva York, cuando me fichó la agencia Elite con John Casablancas. Me apoyó muchísimo en mis inicios porque era un mundo totalmente desconocido para una chica que salía del colegio y viajaba por primera vez. Lo recuerdo incluso con vértigo, con miedo, porque era muy tímida, a veces, podría decir que insegura, con lo cual, verme de pronto en esos desfiles en Nueva York con Carolina Herrera, con Óscar de la Renta, con las supermodelos…
“Estoy viviendo una etapa de enorme felicidad”, nos dice Nieves, que, además, celebra treinta años sobre las pasarelas
—¿Qué desfile ha sido inolvidable para ti?
—Sin duda, el de la despedida de Monsieur Saint-Laurent, en el centro Georges Pompidou. Para aquellos que tuvimos el gran privilegio de participar y asistir a aquel hito histórico, es imposible olvidarlo.
—Eres un referente en la moda española, ¿cuál dirías que es el secreto de tu éxito?
—Nunca pierdo las ganas ni la ilusión. Me encanta rodearme de nuevos talentos y conocer a los nuevos diseñadores. Siempre vivo las cosas con pasión y agradecimiento y siempre me rodeo de gente buena, porque, al final, Nieves Álvarez es el resultado de un trabajo en el que hay detrás un montón de gente, un equipo.
—¿Pensaste que llegarías tan lejos?
—Jamás. Mis comienzos fueron duros. En España, no tanto, porque en cuanto salí en una revista se me abrieron las puertas de todos los desfiles y enseguida empecé a hacer mil cosas, pero cuando llegué al extranjero, a Nueva York, estuve seis meses e hice un solo trabajo. John Casablancas me dijo que era mejor que volviese a Europa e intentaríamos la aventura americana un poquito más tarde. No era fácil. Luego llegué a París y, poco a poco, empecé a trabajar. Soy de las que piensan que la suerte en la vida te aparece, porque existe el factor suerte, pero luego hay que trabajarlo y solamente con mucha constancia, disciplina y tenacidad se consigue el éxito.
“No me conocía nadie”
—Si pudieras viajar atrás en el tiempo, ¿cambiarías algo de estos treinta años en la moda?
—Nada, todo lo que me ha pasado, bueno y malo, los éxitos, los fracasos, las lágrimas, las dudas, los errores y también los aciertos, son la Nieves que soy hoy.
—¿Hay alguna anécdota especial que hayas vivido sobre la pasarela y que puedas contarnos?
—Recuerdo mi primer desfile en París como si fuera ayer. Era para Alaïa y éramos muy poquitas porque era un desfile muy privado para unas revistas. Estábamos Carla Bruni, Karen Mulder, Naomi Campbell, Yasmin Le Bon y yo, que no me conocía nadie, solo el señor Alaïa. Recuerdo que me daba mucha vergüenza ponerme al lado de todas ellas y ellas me decían: “No te preocupes, que tú eres una más”. Tengo alguna foto con todas ellas, con mi cara redonda y de asustada porque estaba al lado de aquellas mujeres a las que tanto admiraba. Ahora lo recuerdo con ternura.
“Jamás pensé que llegaría tan lejos. Mis comienzos fueron duros. Soy de las que piensan que existe el factor suerte, pero luego hay que trabajarlo. Solo con constancia, disciplina y tenacidad se consigue el éxito”
—Además de supermodelo, eres supermamá de tres hijos: Adriano y los mellizos Brando y Bianca, ¿qué valores intentas transmitirles?
—Bueno, supermamá no. Si alguna madre lee esto y se considera una supermamá, por favor, que me dé la receta, porque nunca sabes si lo estás haciendo bien o mal. Sé que en mi profesión lo hago bien, pero como madre nunca sé. Aunque estoy satisfecha porque mis hijos sonríen cada día, tengo una relación maravillosa con ellos, estoy feliz y disfruto enormemente. Tengo tres adolescentes —con lo que eso conlleva—- y tengo algo muy bonito, que es la confianza y el apoyo absoluto de ellos, así que estoy viviendo una etapa preciosa.