Valeria Mazza es de esas mujeres para la que los años parecen pasar de largo. Espléndida y deslumbrante, como siempre, el próximo 17 de febrero cumple cincuenta años, una cifra redonda que, admite, no le da nada de vértigo y en la que se encuentra muy a gusto. De hecho, la top model argentina asegura que no cambiaría nada de lo que ha vivido ni volvería a sus veinte años. Así nos lo desvela desde Italia, donde se encuentra junto a su marido, Alejandro Gravier, y sus tres hijos menores, Tiziano, Benicio y Taína. “Estamos persiguiendo niños por las montañas”, comenta con humor al otro lado del teléfono, en alusión a las competiciones de esquí en las que participan los varones. El mayor de todos, Balthazar, continúa con sus estudios en Madrid, pero pronto se reunirán con él para celebrar todos juntos el cumpleaños.
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—Valeria, ¿te imaginabas alguna vez cumpliendo cincuenta años?
—A mí me gusta mucho celebrar mi cumpleaños, nunca pienso en los números, pero la verdad es que cincuenta son un montón. Hace ya unos meses que vengo haciendo un trabajo de introspección de cómo llego a los cincuenta. Pensé: ¡Guau, cincuenta años! Me parece un gran número, pero nada que ver con lo que significaba cuando yo era niña, que pensabas que una mujer con esa edad era una señora mayor. Yo me siento espléndida, joven, activa… Así que lo estoy viviendo con mucha alegría.
—Emocionalmente, entonces, lo asumes bien. Y físicamente, ¿cómo te llevas ahora con el espejo?
—Bien, la verdad es que los cambios no son de un día para otro, uno se va adaptando a lo nuevo día a día. Siempre he dicho que la batalla contra el tiempo es una lucha perdida, pero sí que creo en envejecer con dignidad. Uno va eligiendo cómo quiere vivir el resto de su vida, así que te vas cuidando cada vez más: la piel, el físico, lo que comes… Siempre digo que el mejor secreto de belleza es usar protector solar todos los días de tu vida, no solo en verano, sino todos. También vas más a menudo al dermatólogo para hacerte tratamientos y utilizas productos de mejor calidad.
“No cambiaría nada de lo que he vivido. Todo lo bueno, todo lo malo, los errores, los aciertos… Todo eso me ha hecho ser quien soy hoy”
—¿Cuál es tu fórmula para seguir teniendo un cuerpo diez?
—Las mujeres somos muy duras con nosotras mismas, nos criticamos y nos ponemos el listón alto. Yo no soy de esas, soy de las que me acepto y trato de contrarrestar lo que puedo tratando de mantener una vida sana, pero también me doy mis caprichos: me encanta una copita, disfrutar de los dulces… Me gusta mucho cocinar y, en mi familia, al ser de origen italiano, el momento de la comida es un momento de reencuentro, una buena excusa para preparar algo rico y compartir.
—¿Cómo lo contrarrestas?
—Hago deporte, gimnasia, me cuido con las comidas. Por lo general evito azúcar, harina y grasas, trato de comer lo más sano posible y, de vez en cuando, me doy mis gustos.
—A algunas personas cumplir cincuenta les da vértigo, inseguridad… Desde luego, no es tu caso.
—No, porque lo importante es el balance que uno hace, las cosas tienen otro valor. Cuando nacen tus hijos, se te hace un cambio de estructuras: entiendes qué es lo importante en la vida. Cuando vas teniendo más años, le vas dando más importancia a las cosas que realmente la tienen y que realmente son importantes para ti.
—Tu vida parece idílica. ¿Siempre ha sido así?
—La vida es como una película en la que pasa de todo. No es una foto, que intentamos que sea siempre divina; pero para llegar a esa foto hay esfuerzos, sacrificios, dedicación… Yo creo en las metas y en que hay que trabajar duro para lograrlas, porque las cosas no llegan así porque sí. En mi vida ha pasado de todo, pero en el balance puedo decir que tengo una vida muy feliz.
“Gianni Versace me dio mi primera gran oportunidad y siempre tiene un lugar especial en mi corazón. También he trabajado mucho con Armani, al que admiraba mucho, para mí fue un privilegio”
—Si echas la vista atrás, ¿cambiarías algo de lo que has vivido?
—La verdad es que no, no cambiaría nada. Creo que cada cosa de las que he vivido me ha hecho ser quien soy hoy. Todo lo bueno, todo lo malo, los errores, los aciertos… Lo importante es tener la capacidad de darte cuenta de los errores y aprender de ellos. Tampoco volvería hacia atrás, llego a los cincuenta años muy cómoda, muy feliz de todo lo que he conseguido tanto personal como profesionalmente, así que no quisiera volver a tener veinte años porque hoy me siento mucho más segura, con otra impronta ante la vida, con lo cual ni cambiaría ni volvería hacia atrás en el tiempo.
—¿Cuál ha sido para ti el mejor momento de tu vida?
—El mejor, en lo personal, creo que mi matrimonio y el nacimiento de mis hijos, son momentos de mucha felicidad. Y en mi vida profesional, creo que la etapa de los años noventa y seis, noventa y siete y noventa y ocho (que fue el año también en el que me casé), fue como un boom en mi carrera, sin duda los mejores años, porque se juntaron un montón de logros… Yo vivía a un metro del suelo, era una locura total, una irrealidad absoluta, pero era mi vida. Estar sobre una pasarela, asistir a fiestas con celebrities, viajar de un lado para otro, avión privado, helicóptero… Pero tuve la suerte de vivir todo eso cerca de mi familia y al lado de Alejandro, que me ayudó a mantener el equilibrio. Estaba viviendo un sueño pero tenía a alguien que me ataba a la tierra.
“En los noventa, en el ‘boom’ de mi carrera, yo vivía a un metro del suelo, era una locura total, pero tuve la suerte de tener cerca a mi familia y a Alejandro. Me mantenían atada a la tierra”
—¿Qué recuerdas de tu primer desfile?
—Mi primer desfile fue en Paraná, en la ciudad donde yo vivía, tendría como catorce o quince años. Fui con mi hermana Carolina, que es dos años mayor que yo. Había empezado a hacer algunos desfiles, pero como un pasatiempo, teníamos la posibilidad de hacer algo divertido y además nos regalaban algo de ropa. Y así empecé, como un juego. Pero jamás pensé que esto podía llegar a ser una profesión.
—Si no hubieras sido modelo…
—Quería trabajar con personas con discapacidad y pensaba estudiar Psicología, esa era mi verdadera vocación. Al final, a los diecisiete años empecé a ir a Buenos Aires con mis padres, a hacer mis primeros trabajos, mis primeras fotos para revistas, alguna portada, desfiles para diseñadores más conocidos en Argentina… Decidí mudarme a Buenos Aires y empezar a estudiar Terapia Ocupacional y a trabajar de modelo. Por la mañana iba a la facultad, por la tarde trabajaba y en los meses de vacaciones de verano nuestras (enero, febrero y marzo) viajé a Europa, a Japón y después a Nueva York. Y ya no volví, me quedé allá y no terminé la carrera, me quedó el último año. Pero no fue una mala elección. Por suerte, con los años he podido desarrollar mi vocación trabajando para diferentes fundaciones y causas con las que me identifico, que tienen que ver con la niñez, con la salud, con la discapacidad.
“Siempre he dicho que la batalla contra el tiempo es una lucha perdida, pero sí que creo en envejecer con dignidad. No volvería a mis veinte años”
‘A Armani no le gustaban las supermodelos’
—¿Qué diseñador aportó más a tu carrera?
—El primer gran diseñador que me dio una oportunidad fue Gianni Versace, siempre tiene un lugar especial en mi corazón. Después he trabajado mucho con Valentino y con Armani, al que admiraba muchísimo, así que fue un privilegio. Era la época de las supermodelos, que él no empleaba mucho porque no le gustaba ese término. Recuerdo que una vez le preguntaron: “Señor Armani, si a usted no le gustan las supermodelos, ¿por qué trabaja con Valeria?”. Y él dijo: “Es verdad, a mí no me gustan las supermodelos, pero me gusta Valeria” (ríe). Él me vistió para mi boda.
—Taína, con trece años, cada día está más artista. ¿La ves como tu sucesora en las pasarelas?
—Ay, sí. Es muy artista, le gusta mucho la moda, pero también le gusta mucho cantar, bailar, actuar… La verdad es que no sé en qué va a terminar esto, pero será su elección. Tiene mucha personalidad.
—¿A su edad ya eras tan inquieta?
—No, yo en ese momento hacía mucho deporte y no era así como mi hija, que le gusta disfrazarse y probarse mi ropa y jugar a desfilar delante del espejo. Yo no hacía nada de eso. Descubrí mi feminidad cuando empecé a trabajar en la moda. Taína siempre, desde chiquitita, siempre andaba con sus vestiditos de princesa, elegía qué ponerse, siempre ha sido muy femenina. Cuando yo era pequeña veía todas esas niñitas disfrazadas y con las uñas pintadas y decía: “¡Qué horror!”. Y la mía me salió supercoqueta (ríe).
“Taína es muy artista, supercoqueta y femenina desde pequeña. Yo a su edad hacía deporte y creo que descubrí mi feminidad cuando empecé a trabajar en la moda”
—¿Cómo celebrarás tu cumpleaños?
—Vamos a hacer varios eventos. Lo único que uno se lleva para siempre en la vida son los recuerdos de los momentos que has vivido, así que vamos a generar muchos momentos lindos para celebrar mi cumple. El día diecisiete estaremos en St. Moritz con mis cuatro hijos, que cada vez es más difícil reunirnos todos porque cada uno tiene sus obligaciones. A mediados de marzo quiero organizar una fiesta en Italia e invitar a mis amigos españoles e italianos y, después, a finales de marzo o abril, haré una fiesta en Argentina para reunirme con toda mi familia y mis amigos de allí. Además, Alejandro cumple sesenta en agosto, así que va a ser todo un año de generar bellos momentos para que queden buenos recuerdos.