Su profesión lleva intrínseca la incertidumbre, pero pocos la abrazan como ella. Michelle Jenner hace tiempo que se dio cuenta de que la flexibilidad es el verdadero motor del control y, desde ahí, ha aprendido a construir su vida personal y familiar, día a día, haciendo o que más feliz le hace y aceptando lo que la vida le trae. En primavera de 2019 tuvo a su hijo, Hugo , hecho que le ha hecho crecer como ser humano y, en consecuencia, también como actriz. “Mi trabajo se basa en las emociones y cualquier experiencia vital siempre suma”, nos comenta. A punto de estrenar Los herederos de la tierra , continuación de La catedral del mar ; rodando en la actualidad con Mario Casas, y con otros proyectos en marcha, Michelle vive uno de sus mejores momentos.
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-Eres una mujer en permanente evolución, para ti aprender es un reto vital…
-Siempre siento que no dejo de aprender y que cada proyecto me aporta algo nuevo, y así espero seguir sintiéndome siempre. Todos los trabajos que he hecho han supuesto un reto en mayor o menor medida, y eso es algo que aprecio mucho de mi profesión. Sentir que sigo aprendiendo, creciendo y descubriendo cosas nuevas en mí misma.
-Háblanos sobre tu lema “aceptar la incertidumbre, abrazar el cambio”.
-Creo que la mayoría de las personas nos sentimos seguras cuando notamos que tenemos el control sobre nuestras vidas, ya sea personal o laboralmente. Nuestra sensación de seguridad depende muchas veces de que todo siga un curso marcado, unas pautas. Al menos así lo siento yo muchas veces. Pero lo único que es seguro en la vida es que todo cambia, nada permanece siempre tal y como lo conocemos. Y es necesario aprender a dejarse llevar, a soltar y a aceptar lo que la vida trae, aunque evidentemente no es tarea nada fácil.
“Interpretar a Isabel la Católica ha sido uno de los mayores retos de mi carrera, aunque no ha sido el único. Cada capítulo era una etapa distinta del personaje y fue toda una aventura”
-¿En qué momento de tu vida tuviste que aplicar este lema y qué te ha enseñado?
-Mi profesión lleva asociada la incertidumbre, y es algo que he tenido que aprender a aceptar desde el principio. No siempre sabes qué será lo siguiente que va a llegar, ni cuándo, qué tipo de reto supondrá y cómo vas a poder prepararlo. Creo que es algo que, en realidad, siempre me ha venido bien por mi tipo de personalidad, ya que, siendo perfeccionista con todo lo que hago, me ha obligado a aprender a soltar y fluir. Procuro intentar aplicar esto en todas las facetas de mi vida.
-¿Lo de ser actriz surgió por influencia de tus padres o siempre ha estado dentro de ti?
-Empecé muy pequeña en esta profesión: con dos años ya hacía anuncios, y con seis empezaba en el doblaje. Lo sentía como un juego, un juego importante. Y procuro que así siga siendo. Jugar como lo hacen los niños, creyendo y sintiendo todo lo que viven. Cuando un niño juega a ser un pirata, es un pirata. Y eso intento seguir haciendo yo, meterme en la piel de todos esos personajes y sentirlos como míos.
“Saber que todo pasa y cambia, tanto lo bueno como lo malo, te ayuda a apreciar los buenos momentos y a transitar los malos sabiendo que no son eternos”
-¿Cuál ha sido el mayor reto profesional que recuerdas?
-Todos los trabajos que he hecho han supuesto un reto en mayor o menor medida, y eso es algo que aprecio mucho de mi profesión. Sentir que sigo aprendiendo, creciendo y descubriendo cosas nuevas en mí misma. Evidentemente los ha habido más complicados y exigentes; Isabel, por ejemplo, fue un reto en mayúsculas. Interpretar a un personaje histórico de esa magnitud, desde sus 14 años hasta su muerte, con todos los cambios que eso implica tanto física como emocionalmente, fue toda una aventura. Cada capítulo era como empezar de nuevo, ya que ella había crecido. No tengas miedo fue otro reto, interpretar a una víctima de abusos por parte de su padre y cómo surcaba toda esa oscuridad hasta encontrar un pequeño rayo de luz que la ayudara a tomar las riendas de su vida. Creo que Montxo Armendáriz tuvo una delicadeza y sensibilidad extremas a la hora de contar esa historia.
-¿Eres más feliz en el campo que en la ciudad? ¿Qué te hace realmente dichosa?
-Hasta hace unos años vivía en el centro y ahora no cambio el campo por nada. Disfruté mucho esa etapa, pero ahora me aporta mucho más el hecho de estar más cerca de la naturaleza, me siento más tranquila. Y si alguna vez tengo morriña de ciudad, solo tengo que acercarme y lo disfruto igual.
“Comencé muy pequeña. Con dos años ya hacía anuncios, y con seis empecé a hacer doblaje. Lo sentía como un juego, un juego importante”
-Parece que estás aprendiendo a vivir de verdad. ¿Qué consejo nos darías?
-Saber que todo pasa y cambia, tanto lo bueno como lo malo, y eso te ayuda a apreciar los buenos momentos y a transitar los malos sabiendo que no son eternos.
-¿Qué te ha enseñado la maternidad que puedas aplicar a tu faceta como actriz?
-Cualquier cosa que te suceda en la vida es algo que te puede servir a la hora de contar una historia. Mi trabajo se basa en las emociones y cualquier experiencia vital siempre suma. Creo que crecer como ser humano y como actriz van de la mano.