Muchos expertos del mundo beauty coinciden en que estamos frente a un término que va mucho más allá de una tendencia capilar y que es, seguramente, la corriente que más sentido cobra en estos momentos. Justo ahora que el concepto de autocuidado se ha elevado a tantos niveles, el pelo no iba a ser menos. Explicado en castellano, el concepto de skinification responde a la premisa del cuidado del cabello aplicando idénticos pasos, o rituales similares, que los que llevamos a cabo en nuestra propia piel. En resumen: prestar real atención a la salud de nuestro pelo. ¿Quién sale de casa hoy en día sin aplicar crema hidratante o protector solar en el rostro? El cuero cabelludo, que también es piel (pero se nos había olvidado), nos llama por fin a capítulo para pedirnos ese extra de atención y de mimos que merece. Puede que cansado de estar en un segundo plano, puede que, quizás, por motivos más serios relacionados con brotes de caídas, alergias, descamación... Si algo sacamos en claro así, a bote pronto, es que tratar el pelo ‘con cualquier cosa’ es ya un mal hábito que debe quedar en el pasado.
¿Exfoliación? Sí, gracias
El cuero cabelludo es piel, al igual que el rostro, por lo que es importante dedicarle un tratamiento específico para renovarla y eliminar impurezas y células muertas. ¿Con qué frecuencia? Los dermatólogos aconsejan no hacer esto más de una vez al mes, de lo contrario, correrás el riesgo de irritar esta zona. Únicamente si tienes el cabello graso o con caspa, podrías llevarlo a cabo dos veces al mes o cada dos semanas. Puedes optar por comprar un preparado o elaborarlo tú misma en casa, mezclando un ingrediente natural que ‘rasque’ esas células muertas, como son la sal o el azúcar, con uno humectante, como la miel. A diferencia del rostro, es mejor aplicarlo antes de la limpieza: extenderlo sobre la piel del cuero cabelludo, con el pelo húmedo, y masajear con las yemas de los dedos con delicados movimientos circulares. Deja que actúe unos cinco minutos y, a continuación, lava con tu champú de uso habitual.
Un básico: el sérum
Toda rutina facial que se precie, después de una limpieza, lleva a cabo la aplicación del sérum antiedad: un concentrado de ingredientes antioxidantes útiles para mantener la piel joven. Los sérums capilares representan una nueva generación de productos anticaída que, gracias a una mezcla de ingredientes, como péptidos y ácido hialurónico, nutren el folículo piloso y fortalecen el tallo del cabello. Y si las canas son la nueva arruga, los nuevos sueros también ayudan a prevenir su aparición. ¿Cómo se usa el suero? Depende de la textura: las más líquidas se rocían en las raíces y en los largos, las más densas, en cambio, se esparcen en las manos y luego se aplican en los largos con los dedos en forma de rastrillo. El secreto está en aplicarlo regularmente por la mañana y por la noche, como lo haces normalmente con la piel de tu rostro.
¿Saldrías de casa sin ponerte crema facial? Si la respuesta es ‘no’, recuerda que tu cabello merece el mismo respeto
Crema de día: tu gran aliado
Antes nos preguntábamos... ¿Saldrías de casa sin ponerte crema facial? Si la respuesta es ‘no’, recuerda que tu cabello merece el mismo respeto. Por ello, se han inventado las cremas de día para pelo, verdaderos tratamientos diarios, específicamente diseñadas para hidratar y corregir pequeñas imperfecciones. Así como la crema para el rostro rellena las pequeñas arrugas, estas cremas cierran las escamas, haciendo que el cabello esté más terso gracias a ingredientes como proteínas de arroz y soja, provitamina B5 y fitoqueratina. Importante: elígelo como harías con tu rostro: más rica y nutritiva si tu pelo es rizado y con textura ligera si lo tienes más fino y frágil. Basta una cantidad tipo avellana para frotar primero entre las manos y, luego, aplicar sobre el cabello, húmedo o seco, concentrándote en las puntas para hacerlas más suaves y brillantes.
¿Algún extra más?
Lo cierto es que existen infinidad de aliados para que tu melena se vea y se sienta cada día más sana, como complejos vitamínicos, aceites de uso nocturno, sprays antitérmicos, protectores solares, maquillaje para el pelo, bb y cc creams, polvos... y toda una serie de productos que, además de hidratar, mejoran la textura y el tono del cabello. Y, ¿cómo no?, la coloración: cuya máxima es apostar y crear, cada vez más, composiciones orgánicas que respeten esta delicada piel bajo nuestro pelo que, como ya hemos visto en estas páginas, es importante respertar (incluso a diario). Si no te lo habías planteado antes, quizás, ya sea el momento de darle el lugar que merece.