La familia De la Puerta, una estirpe histórica en Sevilla, va trasladando de generación en generación los conocimientos del caballo y el toro bravo. ‘La Valdivia’, la finca que levantó el desaparecido Julio Antonio de la Puerta y Castro, en Osuna, donde comenzó su ganadería, en 1974, tras su etapa como presidente del Real Betis Balompié, es el nexo de unión de esta gran saga. También el escenario de este reportaje excepcional, con moda de estilo flamenco para las noches de verano. Del matrimonio formado por Julio Antonio y María Pepa García-Corona nacieron diez hijos, que, a su vez, han ampliado la familia con casi cuarenta nietos, algunos de los cuales protagonizan esta sesión de fotos. Aina Nowack y Carmen Calvo Murube, amigas íntimas de la familia y conocidas modelos sevillanas, se suman a un posado con mucho arte.
“Entre los diez hermanos, le hemos dado a nuestros padres treinta y ocho nietos y, por ahora, seis bisnietos. ¡Esto no ha hecho más que empezar!”, nos comenta con humor Mercedes de la Puerta, que, en esta ocasión, toma la palabra en nombre de toda la familia.
“Somos diez hermanos y entre todos les hemos dado a mis padres treinta y ocho nietos y seis bisnietos. ¡Esto no ha hecho más que empezar!”, comenta con humor Mercedes de la Puerta
“Todos vivimos el campo con pasión y nos reunimos siempre que haya un día de fiesta o durante las vacaciones en ‘La Valdivia’. Nuestros padres nos han inculcado el amor y el respeto por la familia, por el campo, por el toro y el caballo, por nuestras tradiciones...”, asegura Mercedes, que añade que la finca es, además, “el motor económico de esta casa”. Son los varones los que se ocupan directamente del campo y de la ganadería, “desde la cría y posterior venta de toros y caballos hasta la labor agrícola, pasando por el turismo rural y por la celebración de eventos”, explica Mercedes, que, como su madre y sus hermanos, lleva la equitación en la sangre. La mayoría de ellos han sido campeones en todas las disciplinas hípicas.
“Julio y Pablo se encargan de los toros bravos. Hacen una magnífica labor que está dando unos excelentes resultados, incluso en estos tiempos difíciles que nos está tocando vivir. Nuestros ejemplares se lidian en plazas de primera por figuras del toreo. Tenemos diversos premios de la unión de criadores de toros de lidia y, en los últimos años, se han indultado varios toros por la bravura que han demostrado durante la lidia”, cuenta Mercedes con orgullo.
“Nuestros padres nos inculcaron el amor y el respeto por la familia, por el campo, por el toro y el caballo, por nuestras tradiciones”
La yeguada también es cosa de los hombres de la familia: “La llevan entre los cinco hermanos, cada uno aportando su especialidad. Antonio es un consumado jinete que siempre compite con caballos de la casa y ha cosechado grandes éxitos. Ignacio es preparador de doma, además de un jinete reconocido y laureado, junto con Antonio. Jaime lleva su propia cuadra de caballos, en Sevilla, siempre con el hierro de la casa, y realiza espectáculos ecuestres a nivel internacional, como la ópera Carmen, de Bizet, con la que ha dado la vuelta al mundo”, relata.
“Los toros de nuestra ganadería se lidian en plazas de primera por figuras del toreo y, en los últimos años, se han indultado varios ejemplares por la bravura que han demostrado en el ruedo”
Aunque ama el campo tanto como sus hermanos, Mercedes es una apasionada de la moda. De hecho, está al frente de Bloodimary, una firma de ropa para mujeres de todas las edades, con diseños “de diario y para ocasiones más especiales, jugando siempre con estampados étnicos muy originales y tejidos naturales”, subraya.
La mayoría de los miembros de esta saga han sido campeones en diferentes disciplinas hípicas, además de realizar espectáculos ecuestres a nivel internacional, como la ópera ‘Carmen’, de Bizet
Como el patriarca, todos sus descendientes son béticos ‘de pura cepa’: “Te levantas por la mañana, miras por la ventana y lo primero que ves es el escudo del Betis en cada reja. ¡Como para no ser béticos!”, nos dice Mercedes muerta de risa. “Nuestro padre cogió las riendas del club para hacerle un favor a su amigo Benito Villamarín al final de su vida. Y sin tener idea de fútbol, ya que no era su mundo, con esa capacidad de gestión que tenía, subió al Betis a primera división”.