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Diana de Gales: de princesa de cuento a icono

A través de la moda reflejó su gran metamorfosis e infinidad de imágenes imborrables nos demuestran el gran icono de estilo que sigue siendo hoy


Actualizado 28 de junio de 2021 - 12:46 CEST

Cuando Diana estaría a punto de cumplir 60 años, su estela continúa presente y se agranda en la memoria de todos. Recuperamos sus mejores looks y analizamos el gran cambio que vivió su armario: de tímida princesa a una mujer segura de sí misma.

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A través de la moda reflejó su gran metamorfosis e infinidad de imágenes imborrables nos demuestran el gran icono de estilo que sigue siendo hoy.

Diana de Gales, icono de estilo ¡HOLA! Fashion© GettyImages
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El rosa era uno de los colores preferidos de la princesa de Gales, pero su forma de llevarlo a lo largo de su vida fue cambiando. Arriba, con vestido de su diseñadora de cabecera, Catherine Walker, en un viaje oficial a Abu Dhabi, en 1989. Junto a estas líneas, con un espectacular traje de chaqueta de Versace, en 1995. En ambas tiene la misma postura, pero la actitud ya era muy diferente. El lenguaje no verbal ‘habla’ y se refleja en la seguridad de su sonrisa y la fuerza de su mirada.

Princesa de cuento

Cuando una jovencísima Diana llegó a palacio, todas las miradas se depositaron en ella. Su matrimonio con el príncipe Carlos la convertiría en reina de Inglaterra, la expectación era mundial. Su estilo comenzó a forjarse bajo una estela aniñada, de princesa de cuento, que debía encajar entre salones de baile, recepciones y un estricto protocolo. Su juego de miradas, que reflejaban una dulce y traviesa timidez, se combinaban con el estilo que Lady Di creó y que representaba cualquier fábula de cuento de príncipes y princesas. Volantes, mangas abullonadas, cuellos bobo y, sin que refleje una mala connotación, un carácter “cursi” que solo ella podía defender. Una época en la que el romanticismo que sentía por su marido, el príncipe Carlos, marcó el armario Diana de Gales, cargado de sensibilidad con cierto aire novelero.

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Los tonos empolvados, los grandes vestidos con volúmenes y los cuellos bebé crearon ese estilo tan Diana, pero, a la vez, muy aniñado, que mostraban el cuento de hadas que querían que la sociedad viviese con ellos, pero que estaba muy lejos de la realidad.

El icono

Sin embargo, debajo de los metros de organza se escondía una rebeldía que latía con fuerza en el fondo de su corazón. Vestido a vestido, Diana de Gales se convirtió en el cisne que la catapultó a ser el gran icono de todos los tiempos. Su repercusión mediática enseñó al mundo cómo utilizó la moda ante una situación personal que no era la que ella esperaba, pero empezó a mostrarse como todos querían que fuese: una mujer fuerte y segura de sí misma. Llegaron los vestidos de tirantes, los escotes de vértigo, una manera única de llevar las joyas y un nuevo código beauty: el corte capeado de sus años de princesa perdió centímetros para conseguir una melena   pixie  y sus uñas se tiñeron de rojo. Diana ya no iba a ser reina de Inglaterra, pero se convirtió en la reina de nuestros corazones.

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Tras el desamor llegó la nueva imagen de Diana. La niña naíf daba paso a una mujer fuerte, con un armario cargado de sensualidad y seguridad en ella misma. Vestidos de tirantes, que dejaban ver sus hombros, y un mensaje de empoderamiento femenino en cada uno de los eventos a los que asistía.

Los trajes de Diana

Si tuviésemos que definir el significado del Power Dressing, Diana de Gales sería nuestro ejemplo. Lejos de quedar a un lado tras el divorcio con el príncipe Carlos, su imagen se vio reforzada gracias a la industria fashion. Los diseñadores internacionales comenzaron a mostrar un gran interés por la mujer que rompió las reglas de la Casa Real inglesa. Milán, París... Ella estaba en el foco de las grandes agujas de la moda y desde Versace a Dior hicieron que cada una de sus apariciones fueran realmente fascinantes. Diana de Gales dejó a un lado los grandes tocados, los colores empolvados y los maxicuellos de su época de princesa y empoderó su armario con trajes de chaqueta que mostraban la figura de una mujer hecha a sí misma. Ella había creado un nuevo estilo Diana, con el que demostró que, tras años con una personalidad guardada bajo llave, era el momento de abrir la caja fuerte y demostrar al mundo la fuerza que escondía en su interior.

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En la década de los 90, Diana de Gales forjó su estilo de mujer independiente. Los trajes de chaqueta de Versace, el bolso Lady Dior, de la ‘maison’ francesa, y su tacón sensato fueron los ingredientes de este clásico look que se mantendrá eterno.

El poder de un color

Diana no soñaba con ser princesa, sin embargo, el destino hizo de ella que esa chica especial, de tímida mirada, se pusiera al servicio de los demás. Sus apariciones eran mágicas, la curiosidad que despertaba no ha sido igualada por nadie, y eso lo consiguió gracias a ese charm que despertaba su presencia. Comenzó a dar vida a un lenguaje no verbal gracias a los colores y la manera en la que solo ella llevaba la ropa. El rojo se convirtió en uno de sus tonos favoritos, tanto es así que la acompañó en cada una de las etapas de su vida. Desde chaquetas de lunares con ese toque naíf a escotes que daban vida a la nueva Diana. Una eternidad que, lejos de resultar nostálgica, siempre quedará para la historia. Todo un homenaje en el que sería su 60 aniversario.

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