María Pombo, María García de Jaime, María Fernández-Rubíes y Natalia Coll, entre otras, son las nuevas ‘reinas’ del estilo. Cada uno de los looks que postean recibe miles de likes en las redes, y ese nuevo termómetro de la popularidad y las tendencias es el mejor trampolín para los diseñadores emergentes.
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Es el caso de Mar Reyes, la joven cordobesa que hace casi cuatro años fundó Barey Collection. Sus originales y alegres creaciones fascinan a las mencionadas prescriptoras de tendencias, que escogen vestir sus diseños para eventos muy especiales. En el bautizo de Catalina, la hija de María García de Jaime y Tomás Páramo, María Pombo destacó con un conjunto de blusa de volantes y pantalón de cuadros vichy en naranja y blanco de esta firma.
Y el pasado 12 de junio, día en el que María Pombo y Pablo Castellano celebraron el bautizo de su hijo, Martín, la hermana de la influencer, Marta, y sus amigas María García de Jaime y Natalia Coll vistieron también creaciones de la cordobesa.
Un look que se hizo viral
Fue precisamente así, a golpe de likes, como Mar llegó al mundo de la moda, según nos cuenta ella misma. “Yo estudié Magisterio infantil, que es lo que me apasionaba, pero es verdad que siempre he tenido el diseño dentro de mí. Todo se inició en mayo de 2017. Tuvimos varias bodas, porque los amigos de mi marido empezaron a casarse, y yo comencé a diseñarme mis vestidos”.
“Realmente -aclara la joven cordobesa-, siempre lo había hecho: tenía una modista de confianza en Córdoba, yo iba a buscar las telas, le llevaba mis diseños y ella me los hacía. Hubo un look de topitos que me puse para una de esas bodas, que era una falda de corte flamenco, con una lazada en la cintura, y una blusa en pico con mangas de volantes, que triunfó en las redes sociales. Yo entonces apenas tenía seguidores, pero un montón de marcas de moda de invitada empezaron a repostear mi foto, y el look se hizo viral. Muchas chicas me lo pedían… así que, a raíz del éxito de ese modelo, me surgió la idea de montar mi propia firma”.
Fue a golpe de likes, como Mar llegó al mundo de la moda, según nos cuenta ella misma
Barey nació en Madrid en noviembre de 2017. Aunque Mar y su marido son de Córdoba, vivían en la capital debido al trabajo de él como director de un hotel. “Teníamos la oficina en la calle Fernando VI, me encanta esa calle”, comenta la diseñadora, que utilizaba el espacio también como showroon. Pero llegó la pandemia, nació su hijo y después de pasar los peores meses solos en Madrid, en septiembre decidió junto a su pareja que era hora de regresar a Córdoba, “donde tenemos nuestra familia, nuestros amigos... a todo el mundo”, comenta la joven, de veintiocho años, que está esperando su segundo hijo.
–¿Cómo os afectó la crisis del coronavirus?
–Desde que estalló la pandemia hasta el verano la facturación iba bastante bien. Los primeros meses la gente seguía comprando para sus eventos, no se sabía qué iba a pasar. Fue a partir del verano cuando se empezó a notar que el negocio iba cayendo, creo que porque todo el mundo ya fue consciente de que esto iba para largo. Los peores meses fueron desde noviembre hasta febrero.
–Y ahora que han vuelto las bodas y demás celebraciones, estarás encantada.
–Sí, está siendo una locura. De hecho, al ser una marca slow fashion, no tenemos muchísimo stock, trabajamos solo con un taller, porque es un producto súper controlado, yo intento buscar tejidos especiales y únicos, así que son unidades limitadas. Es verdad que en abril sacamos una nueva colección, con veintidós diseños nuevos, pero lo que está pasando ahora es algo anormal, una barbaridad. La gente está comprando tanto que los talleres están saturados, el mío, por lo menos, no da abasto. Y además ahora hay mucho tiempo de espera, si antes enviábamos un pedido en 24 o 48 horas, ahora estamos dando un tiempo de envío de 10 días. Realmente, estos están siendo los mejores meses desde que lanzamos la marca
–¿La venta es únicamente online?
–Sí, es todo venta online. Cuando estábamos en Madrid en la oficina dábamos cita previa previa, a modo de atelier. Y ahora vuelve a ser todo online. Ahora que parece que todo va bien estoy pensando en montar una oficina también aquí en Córdoba. De todas formas, nuestro punto fuerte es el digital. Tenemos un asesoramiento súper inmediato, las clientas pueden conectar con nosotros por teléfono, vía email o Instagram y en la página web tenemos un chat activo 24 horas.
–¿No tenéis problemas con las tallas?
–La verdad es que tenemos muy pocos cambios, solemos acertar casi siempre. El patronaje, las prendas, las diseño yo, por lo que intento siempre aconsejar a la perfección a las clientas.
–Además de a María Pombo, a sus hermanas Marta y Lucía, a que otras influencers o famosas has vestido?
–Poco después de lanzar la marca, Amaia Salamanca lució uno de nuestros diseños y la verdad es que ha llevado ya varias creaciones nuestras en bastantes ocasiones. María García de Jaime, María Fernández-Rubíes las hermanas Melissa y Grace Villarreal, Natalia Coll, Mirian Pérez… Todas son encantadoras y muy cercanas.
–Tus raíces andaluzas están muy presentes en tus creaciones, con muchos volantes, lunares...
–Como buena cordobesa intento siempre dar un aire andaluz a las prendas y que se note, pero con estilo. Al final, hay muchas otras marcas andaluzas de invitadas, pero lo que pretendo con Barey es que sean originales, que llamen la atención con estilo y creo que lo estoy consiguiendo. Además son prendas versátiles, que no te las pones para un evento y después la guardas en el armario, sino que las puedes dar muchos usos. Esa es la principal filosofía de la firma.
–¿Qué tejidos y calidades te gusta utilizar?
–Crepe, algodón y lino son los que más abundan en esta colección.
–¿Cuáles son las señas de identidad de tus diseños además de los rasgos andaluces que mencionabas?
–Diría que lo que más nos distingue es la versatilidad. Son diseños que pueden llevar tanto las madres como las hijas, mujeres de 60 años o de 20. Creo que son diseños sofisticados y originales, estampados diferentes, lunares, estampados florales que no parecen flores, los cuadros Vichy… Jugar con los colores. Tanto en invierno como en verano, hay color y eso a mí me encanta.
–¿Cuál es tu meta?
–Siempre he sido muy trabajadora y me gusta ir poco a poco. Después de estos meses que hemos tenido, voy pasito a pasito así que realmente no sé dónde está la meta de esta empresa pero yo me conformo con que me siga yendo igual de bien que hasta ahora, con que triunfen mis diseños porque es lo que a mí más feliz me hace. Soy muy muy positiva, muy trabajadora y muy muy muy constante. En mi equipo solo somos cinco personas trabajando, más el taller, claro, y todo pasa por mis manos, desde una prenda a un problema con un cliente, también hago las fotos de la colección... Yo creo que al final el esfuerzo tiene su recompensa y estoy muy contenta de que la marca triunfe y de que guste tanto: ese es mi mayor logro.