Al igual que Sofía Palazuelo, su cuñada, Belén Corsini , es una de las españolas más admiradas por su belleza y sus estilismos, tanto en sus elecciones de diario como en las de las grandes ocasiones.
Recientemente, la condesa de Osorno se convirtió en el centro de todas las miradas en el bautizo de Rosario, la hija de los duques de Huéscar, en Sevilla. Belén fue una de las invitadas más elegantes a la celebración familiar con un favorecedor vestido midi, de cuello perkins, manga abullonada francesa y original escote en la espalda de Matelier.
El diseño, de gasa con un original estampado en tonos rosas, morados y azules, fue realizado a medida especialmente para la aristócrata, que también escogió un vestido de esta firma para su fiesta de pedida.
Detrás de Matelier se halla Andrea Mateache, la diseñadora madrileña que, a sus treinta años, se ha convertido en una de las favoritas no solo de la condesa de Osorno, también de muchas jóvenes que buscan creaciones elegantes y originales con las que logran convertirse en la invitada perfecta. La joven sevillana Cristina Beca también llevó uno de los vistosos vestidos de Andrea en la boda de Belén con Carlos Fitz-James Stuart.
Andrea estudió ADE Bilingüe en CUNEF y cuando terminó la carrera, se marchó a Nueva York, donde hizo un máster de Diseño en la universidad de Parsons. “Trabajé en distintos sitios como Óscar de la Renta o Pamella Roland. Me encantaba vivir allí… ¡Pero se me acabó el visado!”, confiesa la diseñadora, que al regresar a España trabajó a las órdenes de Hervé Moreu, director creativo de Pronovias, durante algo más de un año. Poco después de esta experiencia, fundó su propia marca, como nos relata la propia Andrea.
–¿Cómo y cuándo nació tu firma de moda? ¿Qué te impulsó a ser diseñadora?
–Siempre he sabido que mi pasión es el diseño. Desde pequeña hacía bocetos de vestidos en el cole y mis amigas me pedían dibujos. Montar mi propia marca siempre rondaba mi cabeza, lo que no sabía era cuándo ni cómo empezar. Hace menos de tres años, cuando vivía en Barcelona, mi contrato en Pronovias se acabó y pensé…ahora o nunca. Me volví a Madrid y creé la sociedad de Matelier esa misma semana.
–¿Cuáles son las señas de identidad de tus diseños?
–Los estampados marcados, sin duda. ¡No me pueden gustar más!
–¿Vendéis online y también en tienda física?
–Vendemos online desde hace un año y acabamos de lanzar Dakari, nuestra tercera colección online. Tenemos un showroom en Madrid donde vendemos en tienda física también y donde tenemos el atelier para diseños a medida.
–Una de tus clientas asiduas es Belén Corsini, a la que has vestido en ocasiones muy especiales. ¿Cómo conoció tus diseños? ¿Sois amigas o vuestra relación surgió a raíz de su primer encargo?
–Belén y sus hermanas han ido toda la vida al mismo colegio que yo y por eso las conozco. Tenemos varios amigos en común, así que me imagino que conoció la marca por eso.
–¿Qué destacarías de su estilo?
–Es muy estilosa y elegante, ¡todo le queda bien!
–¿Nos podrías desvelar qué otras clientas ilustres se visten en Matelier?
–Todavía no soy tan importante. (Risas)
–En las creaciones a medida ¿partes desde cero o tienes diseños prototipo y a partir de ahí haces modificaciones?
–En nuestro atelier ofrecemos una serie de siluetas y tejidos, para que la clienta pueda elegir entre combinaciones diferentes de partes de arriba y partes de abajo para crear su diseño. Hacemos modificaciones sobre los mismos, pero siempre tiene que ser dentro de nuestras bases y así ningún diseño de los que hagamos pierde la esencia Matelier.
–¿Cuál es el diseño más especial que has hecho hasta ahora?
–¡Uff! ¡Qué difícil! Me imagino que el de mi pedida, por la ilusión que me hacía ese día. Me caso este año, ¡qué ganas!
–¿Y a quién te gustaría hacerle un vestido, quién sería un sueño para ti?
–A Beatrice Borromeo, siempre me ha encantado.
–¿Haces también diseño de novias?
–¡Ni loca…! Me estoy haciendo el mío y me parece complicadísimo. Admiro mucho a todos los diseñadores que se dedican a las novias. Además, con lo que me gusta el color y los estampados… Vería mi capacidad creativa muy limitada. (Vuelve a reír)
–¿Cómo logró sobrevivir Matelier a la crisis que supuso la pandemia?
–Fue bastante dramático, me imagino que como para todos… La pandemia empezó en nuestro segundo año, en el mes que más encargos estábamos teniendo, ¡era nuestro momento de despegue! Tuvimos que cerrar el atelier cuatro meses, nuestras modistas en ERTES y además posponer bastantes pruebas de vestidos. Pasado el verano, me tuve que reinventar y hacer una colección algo más relajada, que no fuera solo para eventos especiales. Y así poco a poco…aguantamos hasta que volvieron las bodas.
–Y ahora, afortunadamente, como dices han vuelto las celebraciones… ¿Cómo estáis viviendo en la firma este resurgir?
–Ha sido una locura. Este año hay más bodas que nunca porque la mayoría del 2020 pasaron al 2021. Por un lado estoy feliz porque todos necesitábamos volver a celebrar, después de este año tan tremendo. Por otro, me da pena no poder atender todos los encargos que me gustaría…en el atelier tenemos capacidad limitada y no podemos abarcarlo todo. ¡Han vuelto todas de golpe!
–Danos unos pequeños consejos de protocolo. Como experta en vestir a invitadas, ¿qué errores no se deben cometer a la hora de escoger un look para una boda?
–Creo que hay muchas ideas de protocolo que deberían desaparecer… cada una debe verse segura, cómoda y guapa. No creo que sea más correcto llevar un tocado en una boda de día o tener que llevar un color liso por ser la hermana de la novia. El único error para mí es ser invitada y vestirte de blanco.