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A pesar de haber anulado su compromiso con Marco Vricella

Cecilia Gómez dice ‘sí’ al amor y a la ilusión

La bailaora posa con la Colección Cocktail de Rosa Clará, la diseñadora que iba a vestirla de novia


Actualizado 14 de mayo de 2021 - 14:40 CEST

Fuerte, segura de sí misma y poderosa, Cecilia Gómez es una mujer con mucho arte, sobre el escenario y en la vida misma. A pesar de haber roto su compromiso tres meses antes de su boda —iba a casarse el 26 de junio con Marco Vricella—, su mensaje no puede ser más positivo: “En ningún caso, ni siquiera en mi situación, hay que perder la esperanza ni la ilusión de vivir un día mágico y vestirse de novia para celebrar el amor”.

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© JORGE ARBERAS

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“A la hora de vestirme de fiesta, para mí es clave la comodidad, la elegancia y, sobre todo, sentirme yo misma, que el “look” saque lo mejor de mí”, nos desvela Cecilia, junto a estas líneas, con un vestido bordado con pedrería y escote deep-plunge. Arriba, la bailaora gaditana posa con un mono en crepé, cuerpo de encaje y pedrería y espalda cruzada

Con el mismo ímpetu y velocidad con los que se marca un zapateado, la bailaora se aleja de su pasado más reciente como quien huye de la peste. “Para atrás, ni para tomar impulso, como se suele decir”, sentencia sin dejar de sonreír. “Estoy muy contenta con la decisión que he tomado, es lo que tenía que hacer... Al final, esto quedará para mí como una anécdota”, explica la gaditana, que, en este reportaje, posa como modelo de excepción con looks de fiesta de Rosa Clará, la diseñadora que se iba a encargar de su traje de novia.

‘Han sido muy comprensivas’

—Cecilia, ¿llegaste a probarte el vestido?

—Sí, me había probado la toile, o sea, habíamos hecho la previa, se había diseñado, pero no se llegó a terminar. En ese sentido, estaba en las mejores manos, Rosa estaba confeccionando una joya de vestido... pero igual de divino que los de fiesta, que me pondré para ir a las bodas de mis amigas (ríe). Rosa es un amor, igual que todo su equipo, que han sido maravillosas conmigo, tanto cuando empezamos con los preparativos como cuando lo cancelamos. Han sido encantadoras, generosas y comprensivas con la situación.

“No hay nada más triste que no saber amar, eso es morir en vida y yo me niego a morir en vida. Seguiré amando y me seguiré enamorando”

—¿Qué has hecho con el anillo de pedida?

—No sé dónde está, de verdad, con la mudanza, no tengo ni idea, pero, vamos, que tampoco me importa.

—¿Cómo te encuentras?

—Bien, ahora estoy centrada en mi rehabilitación, porque tengo una lesión y he tenido que posponer el estreno de mi espectáculo, que estaba previsto para el pasado diecisiete de abril, en Aranjuez. Pero estoy bastante mejor porque estoy evolucionando bien.

—¿Te han dicho cuándo estarás restablecida para volver a los escenarios?

—Creo que a la vuelta del verano ya podré meterme de lleno con los ensayos. El problema no eran solo las actuaciones, sino todas las previas, tener que estar ensayando tantas horas... O sea que, tal vez, a finales de año o para dos mil veintidós, si Dios quiere, podré cerrar la gira, porque se tiene que hacer con mucha antelación. También dependerá de cómo vaya transcurriendo todo el tema de las restricciones sanitarias, porque como cada día van cambiando…

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—Recuérdanos qué es exactamente lo que te pasa.

—Tengo unas hernias cervicales con tres lesiones, que me están tratando en Sannus Clinic, en concreto, Óscar Pitillas, que es un gran rehabilitador. En su día, cuando tuve el espectáculo de La duquesa, ya me habían tratado una lesión en el pie —tuve una fractura y consiguieron que volviera al escenario—, así que, esta vez, confío plenamente en que será así también. La verdad es que era el momento de parar y de poder curarme y volver al escenario con fuerza y no a medias.

—Y empezando una nueva vida.

—Sí, me estoy centrando en lo que de verdad merece la pena: la salud. Hemos pasado un año horrible, todos hemos perdido a algún ser querido, estamos bloqueados por todas partes, viviendo el miedo constante, la incertidumbre... Si, además, nos vamos a buscar complicaciones de puertas para adentro, mejor tirar la toalla. Hay que tener otra actitud ante problemas que son tonterías y, para mí, lo que me ha pasado, aunque no deja de ser doloroso y un momento difícil, pasa a ser una anécdota.

“¿El anillo de compromiso? No sé ni donde está... Con la mudanza, no tengo ni idea, pero tampoco me importa”

—¿Cómo te sientes llevando estos vestidos de fiesta?

—Como una princesa, porque son un lujo. Cuando me los he puesto, he visto que me quedan como un guante y he pensado que es maravilloso que en cuanto te lo pones te veas con él. Para mí, lo bueno que tienen los diseños de Rosa es que son vestidos para cualquier tipo de mujer, para cualquier tipo de talla. En eso reside su magia, da igual quién se lo ponga que va a estar guapísima, se va a sentir estupenda. Además, tiene muchos estilos diferentes, para que se adapten a los gustos de cualquier mujer.

—¿Cómo se adaptan a los tuyos?

—Me encanta que son diseños que marcan mucho la figura, son muy femeninos y elegantes, sus tejidos sientan bien, son cómodos y algo que me ha sorprendido mucho es el calzado. Las mujeres siempre estamos con ese sinvivir de si aguantaremos o no los tacones y sus zapatos son comodísimos, con un tacón importante, pero muy cómodos.

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Cecilia, que tenía previsto estrenar su nuevo espectáculo el pasado 17 de abril, en Aranjuez, nos comenta que, ahora mismo, está “centrada en la rehabilitación para curarme la lesión que tengo en las cervicales, motivo por el que tuve que posponerlo todo”. Posa con un traje turquesa bordado de pedrería, de escote redondo y manga murciélago, y joyas de Rabat

—Háblanos de tu estilo.

—No soy muy atrevida a la hora de romper con cosas que sean muy extremas. Al final, una vez que te sientes cómoda, que te miras al espejo y te identificas, creo que el estilo lo marca que lo que lleves, lo lleves con seguridad, da igual que sea casual o fiesta.

“Vestida así me siento como una princesa. Estos trajes son divinos y me los pondré para ir a las bodas de mis amigas”, nos comenta con humor

—Comodidad ante todo, ¿no?

—Exacto, para mí es clave. También la elegancia y, sobre todo, el sentirte tú y que el look saque lo mejor de ti. A veces, somos muy pudorosas a la hora de decir “me siento bien y muy guapa”, y estos diseños realzan precisamente eso: te sientes tan bien que no quieres quitarte el vestido.

—Confiesas que no eres muy rompedora a la hora de vestir, ¿pero te gusta seguir las tendencias?

—Me gusta la moda, pero más en función de lo que me apetece ponerme. Es verdad que el marketing acaba influyéndote con las tendencias del momento, pero yo hay cosas que, por muy tendencia que sean, si no me veo con ello, no me lo pongo. En eso soy muy clásica, al igual que con los colores, que me gustan neutros. No me veo con tonos muy fuertes o con mucha mezcla de colores.

“No quiero mirar atrás ni para tomar impulso. Estoy muy contenta de la decisión que he tomado. Al final, lo que pasó quedará para mí como una anécdota”

—¿Tienes alguna prenda fetiche de la que nunca te deshaces?

—Mis amigos siempre se ríen porque dicen que es un poco ‘momento Lina Morgan’: tengo el negro, el negro y el negro (ríe). Hay una parte de mi armario que toda es en negro y cuando hago una maleta y después la abro digo: “¡Dios mío, pero si todo lo que traigo es negro! O sea, el vestido negro de toda la vida, el petite robe noir, que tenemos que agradecer a Coco Chanel, es mi prenda fetiche”.

© JORGE ARBERAS

© JORGE ARBERAS

Junto a estas líneas, lleva un vestido estampado y brocado, con favorecedor escote barco y en forma de ‘V’ en el centro. Arriba, con vestido asimétrico brocado en rojo y blanco

“Me había probado la toile de mi traje de novia, habíamos hecho la previa, pero no llegó a terminarse. Rosa estaba confeccionando una joya de vestido”

‘Estar atenta a las alertas’

—Has dicho que no hay que perder la ilusión. ¿Si volvieras a enamorarte, irías con más recelos, con más cautela?

—A medida que van pasando los años y vas viviendo experiencias, ves las cosas desde otra perspectiva, pero en cuanto al amor no me gustaría cambiar. Cuando alguien me dice que no tengo suerte o no me ha ido bien en el amor, digo: “No, a mí me ha ido fenomenal, porque yo he querido mucho y he querido bien”. Si a mí no me han querido bien, el problema no lo tengo yo, lo tiene la otra persona. No hay nada más triste que no saber amar, eso es morir en vida y yo me niego a morir en vida. Seguiré amando, me seguiré enamorando… Obviamente, lo que no voy a hacer es moverme de mi casa, mis cervicales me han dicho que no haga más mudanzas (ríe). Hay que ilusionarse, hay que vivir y ser feliz. Eso sí, intentaré estar atenta a las alertas, porque con los años sí que aprendes a verlas venir.

TEXTOSILVIA CASTILLO
FOTOGRAFÍAJORGE ARBERAS
VESTUARIOCOLECCIÓN ROSA CLARÁ COCKTAIL
ESTILISTAANA BLANCH
JOYASRABAT Y PEDRA BY PEDRAZUELA
PELUQUERÍA Y MAQUILLAJEFERRÁN PUJOL PARA SALÓN TORO
LOCALIZACIÓNCASTELL DE SANT MARÇAL