Coco (Cornelia) Brandolini pertenece a una de las familias más influyentes y aristocráticas de Italia. Por un lado, desciende de los Brandolini d’Adda, y por otro, de los Agnelli, apellido de soltera de su abuela paterna, la condesa Cristiana, hermana del legendario Gianni Agnelli. A Coco se la asocia con el glamour, el estilo y el buen gusto. Aunque estudió Ciencias Políticas y Filosofía, en París, se inclinó por el mundo de la moda, donde desarrolla su faceta como embajadora y creativa de la alta moda de Dolce & Gabbana. Cinco looks del atelier de costura de la firma han formado parte de una exposición que ha acogido la galería de Nicolás Cortés, en Madrid. Un diálogo entre moda y pintura del que Coco se convierte en musa en este excepcional reportaje.
—¿Qué te conquistó irremediablemente del mundo de la moda?
—Cuando era joven, estaba muy interesada en el pensamiento, pero, desde pequeña, también estuve muy cerca de la moda y de la estética en general. Me atraía, me atrae y me atraerá siempre. Me encanta sentir, tocar, investigar, llevar ropa... Y creo que eso también está muy ligado a lo que estudié en Filosofía. Cuando empecé la Universidad, nunca pensé que acabaría trabajando en moda. Y luego, de repente, pasó, un poco por casualidad, y fue mi mejor decisión.
Al igual que su hermana, la it girl y modelo Bianca Brandolini, forma parte del exclusivo grupo de amigas que componen Tatiana y Lauren Santo Domingo, Margherita Missoni, Eugenie Niarchos y Gaia Repossi
—De pequeña acompañabas a tu madre, la princesa Georgina, a los desfiles, ¿fue definitiva su influencia?
—Sí. Desde muy pequeña, asistía a shows y pruebas con ella. Mi madre y mi abuela Cristiana han sido una gran influencia para mí por su atención a los detalles, la importancia de la estética, de vivir rodeadas de belleza de todas las maneras posibles: moda, muebles, tapices, pinturas... Ambas me enseñaron cómo observar las cosas. Mi madre era embajadora de Valentino y conocerlo desde pequeña también me influyó muchísimo.
—¿Qué recuerdos tienes de esa infancia junto a Valentino?
—¡Muchos! Más que los shows, lo que me interesaba era estar en las pruebas antes del desfile. Podía ver cómo él elegía el vestido para cada modelo, escogía la música, cambiaba los conjuntos, ponía zapatos, el maquillaje... Fue un gran aprendizaje para mí, entrenó mi visión.
“Cuando empecé la Universidad (estudió Ciencias Políticas y Filosofía), nunca pensé que acabaría trabajando en la moda. Y luego, de repente, pasó, un poco por casualidad, y fue mi mejor decisión”
—¿Y de Óscar de la Renta?
—Con Óscar de la Renta trabajé cuando tenía veintiún años. Fui a Nueva York para hacer unas prácticas, luego me contrató y trabajé con él durante seis años. Fue genial. Era muy creativo y divertido. Me enseñó mucho sobre moda, telas y estampados. También me enseñó cómo comportarme en una empresa y tratar a la gente. Era muy humano y muy abierto de mente. Fui muy afortunada de empezar a trabajar con él.
—Tu hermana, Bianca, es una influencer de éxito. ¿Qué tiene de especial el estilo de las mujeres de tu familia?
—Todas somos diferentes, lo cual ya es importante. Creo que en mi familia hay mujeres tan fuertes en cuanto al estilo por la manera en la que nos criaron. Realmente, creo que las influencias y las decisiones en la vida están condicionadas por como has crecido. Y nosotras somos la prueba.
“¡Me encanta llevar esta ropa! Me hace sentir mujer de una manera muy femenina, fuerte y segura de mí misma”
—¿Y cómo definirías el tuyo?
—Es muy difícil para mí describir mi estilo porque ha cambiado mucho. Cuando trabajaba con Óscar era más boho. La gente decía de mí que era hippie o bohemia. Sigo teniendo eso en mí, pero creo que cambió cuando empecé a trabajar con Dolce & Gabbana. Ellos destacan otra parte de la femineidad que pensaba que no tenía. Descubrí otra parte de mí. Al llevar vestidos más ceñidos, me siento más mujer. Por lo tanto, creo que mi estilo es una evolución constante. Me gustan las cosas simples, ir cómoda, pero también me gusta la ropa bonita y bien hecha. Soy muy consciente de eso.
—¿Cómo te sientes vistiendo estas creaciones de alta moda?
—¡Me encanta llevar esta ropa! Como he dicho, me hace sentir mujer de una manera muy femenina, fuerte y segura de mí misma. Lo cual me hace muy feliz. En especial, me gusta la manera en que está hecha, sienta al cuerpo como nada de lo que había llevado antes. Me encanta llevar estos trajes y trabajar con ellos. Me encanta también que se haya celebrado esta exposición en Madrid porque es muy interesante ver el paralelismo en las diferentes formas de arte. Cuando miras una pintura, la manera en la que los personajes van vestidos dice mucho sobre ella. Puedes ver el tiempo, la actitud... Es muy interesante ver la ropa como una forma de expresión artística.
“Desde muy pequeña, asistía a desfiles de moda y a pruebas de vestuario con mi madre. Fue un gran aprendizaje para mí, entrenó mi visión”
—¿Quién es tu referente de estilo?
—Definitivamente, mi abuela, siempre lo ha sido. Incluso ahora, que tiene noventa y cuatro años y sigo observándola. Cada vez que se viste la admiro con curiosidad.