,type=downsize)
En los noventa y los dos mil, Mar Saura conoció el éxito en España, primero, como modelo y, más tarde, en televisión. Pero, actualmente, triunfa en México, donde le llueven series, películas y campañas. “Estoy especialmente involucrada con mis proyectos allí, donde llevo trabajando los últimos siete años”, nos comenta la catalana, que parece haber encontrado la fórmula de la eterna juventud. No solo no aparenta los cuarenta y cinco años que tiene, sino que, comparando sus fotos actuales con las de hace años, por ella el tiempo parece pasar de largo. Quizá, el secreto sea su incesante actividad: “Mi momento actual es de mucho trabajo”, dice la actriz, que tiene un pie en Madrid —donde vive junto a su marido, el empresario Javier Revuelta, y sus dos hijos, Claudia, de quince años, y Javier, de siete— y otro en México, que considera su segunda casa. De hecho, allí ha desarrollado nuevas facetas, tal y como nos descubre.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
—Háblanos de tu trabajo en el país azteca. Acabas de rodar allí una película, ¿no?
—Sí, Un retrato de familia, con el director mexicano Adrián Zurita. Es una comedia deliciosa en la que interpreto a una pintora mexicana que estudió en la Universidad en España y regresa a México para casarse. La banda sonora es de Maná y es espectacular.
—¿Qué otros proyectos te llevan al otro lado del Atlántico?
—Soy imagen de la principal aseguradora del país y de su eslogan, Vivir es increíble. En estos últimos años, he tenido la oportunidad de escribir, dirigir y producir campañas publicitarias y muchas de ellas han superado los treinta y cinco millones de visitas en YouTube. Está siendo una oportunidad única, desarrollando tantísimos proyectos con los que estoy aprendiendo continuamente. Ahora mismo, estoy preparando el rodaje de una campaña en Gran Canaria, que será para México. También la dirigiré y protagonizaré y estamos poniendo el alma para sacarla adelante, por las dificultades que hay en estos momentos.
—¿Y en España?
—En España, en los últimos tres años, he estado trabajando para sacar adelante Ocean by Mar Saura, mi nueva línea de cosmética.
—¿Cómo surgió esta empresa?
—Nace de una necesidad personal. Tengo una piel muy delicada y no terminaba de encontrar productos innovadores que me dieran los resultados que necesitaba. Hace ocho meses nació oficialmente y, sin ninguna duda, es un sueño hecho realidad. Ocean es una rutina de belleza vegana con los últimos avances de la ciencia, con más de cuarenta activos trabajando en la piel. Le he dedicado muchas horas y tengo clarísimo que Ocean da respuesta a la necesidad de muchas personas para sentirse con una piel joven y supercuidada.
—¿Cómo te organizas entre los dos países?
—Siempre me he organizado y he ido y venido en multitud de ocasiones para que mis estancias allí fueran cortas, pero, cuando trabajo en México, lo hago de forma muy activa y en múltiples proyectos.
“Mi familia lleva muy bien mis estancias en México. Javier y yo llevamos dieciséis años casados y, antes, cinco de novios. Toda una vida”
—Y tu familia, ¿cómo lleva tus ausencias?
—Mi familia lo lleva muy bien. Mis hijos incluso han participado en tres campañas que he protagonizado y dirigido. Rodar con ellos ha sido una experiencia única.
—Javier y tú lleváis ya casados dieciséis años...
–¡Y cinco de novios, antes! Toda una vida.
—¿Cuál es el secreto para que vuestro matrimonio vaya tan bien?
—No tengo ni idea... Supongo que querer, estar y tener un proyecto de vida en común.
—¿Cómo están tus hijos?
—Bien, creciendo. Claudia es muy inteligente, disciplinada y buenísima estudiante, muy responsable. Por supuesto, se mete en mi armario cuando no me doy cuenta y me quita ropa. Todavía no tiene claro lo que quiere estudiar, pero le veo muchas cualidades, creo que sabrá desenvolverse muy bien. Tiene una creatividad desbordante, de hecho, Ocean fue idea suya. No terminábamos de encontrar un nombre que encajara y ella me dijo: “Mamá, ¿y por qué no Ocean?”. Ocean por Mar. Y Javier es el niño más alegre y cariñoso del mundo. Su mayor pasión es jugar y, por supuesto, también hacer deporte. Tiene muchísima facilidad para los deportes y tengo un feeling personal de que su vida estará vinculada al deporte.
“No tengo ni idea de cual será el secreto para que un matrimonio funcione... Supongo que querer, estar y tener un proyecto de vida en común”
—¿Qué otros sueños te gustaría cumplir?
—¡Tantos! Hacer más series, protagonizar más películas, presentar al menos otro programa de televisión, ponerle la voz a un personaje de una película de Disney, seguir dirigiendo y contando pequeñas historias a través de las campañas publicitarias, conocer más lugares...
—Has cumplido cuarenta y cinco años y estás impresionante... ¿Cómo te sientes?
—Exprimo cada segundo del día. Cada vez soy más consciente de que un segundo pasa y no lo vuelves a vivir jamás, así que intento saborearlo como si fuera el último, pero sabiendo que todavía me queda mucho por delante.
“¡Me quedan tantos sueños por cumplir! Uno de ellos, ponerle la voz a un personaje en una película de Disney”
—Además de la cosmética, el ejercicio es fundamental para ti. ¿Cuál es tu rutina de entrenamiento?
—Me cuido muchísimo, ¡mucho más que antes! Trabajo dos veces a la semana con un entrenador personal, Miguel Lordan, y dos o tres veces más para mantenerme.
—¿Eres muy disciplinada?
—Soy muy disciplinada.
—¿Algún otro secreto de bienestar que quieras compartir?
—Intento meditar cinco minutos cada mañana para visualizar cómo quiero, cómo me imagino que será mi día. Es una filosofía que he adoptado del libro El club de las cinco de la mañana, de Robin Sharma, que acabo de leer. Meditación, deporte, un poco de lectura y de agradecimiento a la vida por permitirme vivir y disfrutar un día más.