Diana Widmaier-Picasso es la mujer que más sabe sobre la obra de Pablo Picasso en el mundo. Y, como su apellido bien lo indica, también es nieta del pintor malagueño. Widmaier, hija de Maya Picasso, estudió Historia del Arte en La Sorbona, realizó su tesis sobre el mercado del arte en el siglo XVII, y trabajó durante muchos años en la casa de subastas Sotheby’s como experta en dibujos de maestros antiguos. “Pero un día me di cuenta de que necesitaba involucrarme más como investigadora en el trabajo de mi abuelo. Y la investigación de su obra es interminable”, nos explica la heredera y guardiana del legado del artista, que lleva los últimos diecisiete años elaborando un catálogo razonado de las esculturas de Picasso.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
“Mi abuelo era un hombre del Renacimiento”, dice Diana, que ha escrito numerosos ensayos y ha organizado varias exposiciones sobre el pintor. Ella también parece haber heredado el talento creativo picassiano. Aunque lleva las últimas dos décadas dedicada a la investigación de la obra de su abuelo, hace unos años se asoció con el empresario Roy Sebag y lanzó su propia marca de joyas, Menē, que en arameo significa “moneda de cambio” o “dinero”. “Elegimos ese nombre en referencia a la época en que se intercambiaban metales o piedras preciosas. Nuestro concepto se basa en la creencia de que una joya siempre debe mantener su valor”, explica a ¡HOLA!.
“Mi abuelo estaba obsesionado con su trabajo”
Las piezas de Menē son únicas por muchos motivos: están fabricadas en oro puro -veinticuatro quilates- y platino, extraídos de manera ética en minas sostenibles de Nevada, Estados Unidos, y Ontario, en Canadá. “Nuestro negocio es por naturaleza muy transparente. No queremos formar parte de alguna mina de extracción ilegal”, aclara. Sus diseños no incluyen diamantes u otras piedras preciosas, y se venden al precio del oro en el mercado. “Es posible que agreguemos otras gemas en el futuro, pero preferimos mantener nuestra marca como un concepto claro. Además, es fascinante observar el poder del oro en la Historia del Arte. Siempre me interesó mucho el contexto espiritual en el que se fabricaban y utilizaban las piezas de joyería”, dice Diana, que tiene entre sus clientes a amigos como la princesa Olympia de Grecia , Mick Jagger, la it girl Sofía Sánchez de Betak o la supermodelo Anja Rubik.
-Diana, eres historiadora y curadora de arte. ¿Por qué decidiste diseñar joyas?
-Tengo una oficina en Place Vendôme, en París, desde 2003, así que supongo que he estado inmersa en el mundo de la joyería durante mucho tiempo, admirando el trabajo de Jar, entre muchos otros. Cuando estudiaba en La Sorbona, las joyas siempre eran un campo de estudio muy emocionante porque atraviesan tantas culturas.
-Tus piezas son sencillas, pero suntuosas. ¿Reflejan tu personalidad? ¿Cómo te definirías?
-Creo que soy muy curiosa. Siempre trato de aprender algo de una situación o de una persona. Tengo unos gabinetes de curiosidades con todo tipo de objetos recogidos a lo largo de los años: piezas de arte, pero también minerales, piedras prehistóricas… incluso los primeros zapatos que llevó mi hija. Esto ya se hacía en el Renacimiento, en un intento por comprender más profundamente a la humanidad. Y me encanta reír. Es muy importante seguir sonriendo en medio de la situación mundial actual.
-¿Te gusta llevar muchas joyas o prefieres una sola pieza?
-Eso depende de mi estado de ánimo. Algunas de nuestras piezas son tan fuertes que son hermosas para usarlas solas.
-¿Recuerdas alguna joya familiar que te haya marcado?
-Mi madre tenía un anillo de oro, un anillo sencillo en el que mi abuelo grabó su firma.
-Hablando de tu abuelo, eres una gran experta en Pablo Picasso. ¿No has sentido la tentación de diseñar piezas inspiradas en su trabajo?
-Nunca he pensando en ello. Prefiero mantener esos espacios separados.
-Seguro que te lo han preguntado muchas veces. ¿Qué significa ser una Picasso? ¿Alguna vez fue una carga llevar el apellido?
-Yo me siento muy afortunada. Mi abuelo es como un padre espiritual para cualquier amante del arte. Su trabajo tuvo un impacto en tantas grandes mentes y continúa infundiendo al mundo su sentido de libertad.
-Todos conocemos la obra de Picasso, pero ¿qué nos podrías decir sobre su personalidad?
-Es una personalidad difícil de retratar. La mejor forma de acercarse a él es mirando su trabajo.
-Según las historias familiares, ¿cómo era él en privado?
-Estaba obsesionado con su trabajo. Como sabes, es el artista más prolífico de todos los tiempos.
-Amo España. Voy todos los años a Madrid y Barcelona. He pasado mucho tiempo en Andalucía y Menorca.
-Tu madre, Maya Picasso, recibió la nacionalidad española hace algunos años. ¿Te sientes española?
-Mi madre vivió en Madrid y Barcelona y fue al Liceo Francés allí. Vivía con nuestra familia española. Su padre le daba clases de español a diario desde el día en que nació, por lo que está unida visceralmente a España. Yo no he tenido esa exposición, pero amo la cultura española.
-¿Cómo ha impactado la pandemia en tu vida y en tu negocio?
-He pasado mucho tiempo con mi hija, que es una fuente de disfrute pura. Menē está funcionando muy bien. Somos muy afortunados porque no tenemos tiendas físicas. Solo vendemos online. Por eso estamos muy enfocados en crear nuevos diseños: medallones, cadenas y colaboraciones con artistas… ya trabajamos con la Fundación Louise Bourgeois. Hoy en día, la gente tiene mucho cuidado a la hora de comprar joyas, por lo que la idea de una inversión en algo con un precio transparente es atractiva, sobre todo porque el precio del oro ha subido mucho en los últimos cinco años.