miguel palacio© Miguel Palacio

Miguel Palacio y Alejandra Conde, el tándem de moda perfecto

Hablamos con el diseñador de su regreso: después de tres años ‘desaparecido’, ha relanzado su firma con la hija de Mario Conde como socia


16 de febrero de 2021 - 13:36 CET

Aclamado por la crítica especializada y por el público,  Miguel Palacio  ha vestido durante años a aristócratas, famosas e incluso cabezas coronadas, como doña Letizia, cuando era princesa de Asturias, o Carolina de Mónaco. Su indiscutible talento y buen gusto le llevaron hasta la cima, a lo más alto del diseño español. Pero hace tres años dejó todo y desapareció. Estaba “agotado emocionalmente” y necesitaba distanciarse. Puso tierra -más bien un océano- de por medio y en México volvió a encontrarse con las ganas de crear, con la motivación que le había abandonado. Ahora ha vuelto y ha relanzado su firma asociándose con su amiga Alejandra Condecon la que forjó una gran amistad desde que le hizo su vestido de novia. Su colección de ropa y accesorios, pequeña y solo disponible online a través de su página web, vuelve a fascinar a sus fieles clientas y amigas, entre ellas, la it girl   Vega Royo-Villanova .

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© Miguel Palacio

Miguel Palacio regresa, asociándose con su amiga Alejandra Conde.

–Miguel, hace tres años, de repente, dejaste todo y te fuiste a México. ¿Qué fue lo que pasó?

–Bueno, no fue de repente, llevaba tiempo con necesidad de descansar, de resetearme.

–¿Por qué? ¿El negocio no iba bien, tuviste una crisis de creatividad?

–Un poco todo. Llevaba muchos años con muchos frentes abiertos y creativamente si no estás con la cabeza centrada y focalizada en eso, te acaba pasando factura. Llevaba mucho tiempo con demasiada actividad creativa, empresarial, personal... Para mí está todo muy conectado. Necesitaba cambiar mi forma de vivir, porque en mi caso, que el trabajo es mi vida, nunca he hecho diferencia entre lo personal y lo profesional, no puedo separar las dos cosas.

–¿Y por qué México?

–Fue completamente imprevisto. Tengo una muy buena amiga, bueno tenía porque falleció hace unos meses, que era como una hermana para mi. Era paisajista y pasaba muchas temporadas en México, en el Pacífico. Yo había estado con ella allí muchas veces de vacaciones. Y, la verdad, en mis planes no entraba marcharme allí. Pero me invitó a irme con ella, para poder coger un poco de perspectiva y reorganizar mi vida. Me fui para un mes y al final estuve dos años.

© Jaime Boira

Vega Royo-Villanova con uno de los nuevos diseños de Miguel Palacio.

–Y para ti fue como renacer.

–Allí empecé a descubrir otro ritmo de vida. Creativamente también: descubrí un mundo apasionante, el de los artesanos que hay allí, para eso México es increíble: desde el que borda, a los tejedores... Son técnicas que no se han perdido y que se conservan por todas partes, sobre todo en la zona en la que yo estaba. Por ejemplo, en el tema de los tejidos, te vuelves loco. ¡Lo que hacen es casi alta costura!

–¿Dónde estabas?

–En Jalisco, yo estaba en la zona que da al Pacífico. Allí empecé a descubrir todo ese tipo de cosas y me apasionaba. Me decía a mi mismo: “Yo quiero trabajar con todos estos materiales y estos artesanos. Es así como quiero vivir y disfrutar de mi trabajo”. Eso para mi a era una motivación. Pero para poder hacer esas cosas tienes que estar allí, sobre el terreno y adaptarte también a las condiciones, porque no tiene nada que ver ni en los tiempos ni en la forma de trabajar. Así que poco a poco, fui alargando mi estancia.

–¿Por qué no disfrutabas con tu trabajo en Madrid?

–Cuando llevas mucho tiempo con esa rapidez, esa presión constante de producir cada vez más y más, te vas metiendo en una dinámica... Es muy difícil darse cuenta y decir: esto me hace feliz o por el contrario me está haciendo esclavo de las exigencias, de presentar colecciones cada tres meses, de mantener toda esa maquinaria. Llevaba toda mi vida sin reflexionar, iba haciendo las cosas según se iban planteando y obligado por las circunstancias.

© Jaime Boira

Su colección de ropa y accesorios, pequeña y solo disponible online a través de su página web, vuelve a fascinar a sus fieles clientas y amigas.

–Estabas agotado.

–Sí, agotado, absolutamente y emocionalmente. No era un cansancio físico, sino la sensación de haber perdido la motivación, la ilusión. No me aportaba nada.

–Pero, como decías, tu descubrimiento de los artesanos mexicanos te hacen replantearte todo, ¿no?

–Mi intención era, y sigue siendo, poder colaborar con todos estos artesanos y que eso sea el resultado de mi trabajo. Poder manejar tejidos y bordados maravillosos, que aquí en España primero no existen y segundo, esa forma de trabajar es prohibitiva porque los costes de hacer cosas en esa atmósfera son como de alta costura. Yo tenía que adaptarme a hacer cosas que gusten mucho pero que tengan luego una realidad comercial, que se pueda sostener, que pueda ser rentable trabajar con esos artesanos y con esos materiales. Al final los materiales con los que trabajas es lo que le da sentido a tus creaciones.

© Jaime Boira

Con Alejandra Conde forjó una gran amistad desde que le hizo su vestido de novia.

–¿ Qué fue lo que te motivó a volver a España?

–Para conseguir eso, tienes que tener un pie en el lado comercial y claro, desde sitios tan exóticos pero tan aislados, no es posible. Y fue cuando decidí reinstalarme en Madrid e intentar poco a poco ir aprovechando todo lo que había ido descubriendo en México.

–¿Y cómo surgió la idea de asociarte con Alejandra Conde para relanzar tu firma?

–Siempre hemos sido muy amigos. Yo le iba teniendo al tanto de todo desde allí. Mantuvimos el contacto permanentemente. De hecho, hice para ella desde allí varias cosas. Alejandra, que tiene una cabeza que es muy complementaria a la mía, me dijo que esto era genial pero que había que encontrar la fórmula de poder materializarlo y comercializarlo, desde Madrid, que es donde yo tengo mi nombre y mi experiencia.

–¿Fue ella la que tuvo la iniciativa?

–Sí, me propuso primero hacer una pequeña línea de zapatos con un fabricante español que es socio nuestro… Esa es una de las pocas cosas en España en la que somos muy fuertes. Y empezamos así, con pocas cosas y al mismo tiempo, dando forma a lo que es el resto de prendas, a lo que he hecho siempre.

© Miguel Palacio

Miguel y Alejandra, trabajando en la colección de zapatos.

–¿Cómo es esa pequeña colección?

–Son prendas, modelos que voy haciendo con las posibilidades que tenemos en nuestro entorno y de una forma totalmente distinta. Lo primero que tuvimos clarísimo es que todo iba a ser   online . Sin punto de venta físico, sin pensar que, efectivamente, nos iba a venir tan bien, porque fíjate ahora cómo se está desarrollando todo. Pero también, era la forma de no tener esa carga y esa presión de tener que estar siempre con unos objetivos muy altos para poder ser rentables. Ese fue el mayor de los aciertos, es clave.

–Y decidiste que fuera atemporal.

–A partir de eso, dijimos, no vamos a estar sujetos a un calendario que nos obligue a presentar cuatro colecciones cada tres meses, porque si no, estábamos otra vez con la misma presión. Para mí era como una especie de dictadura. Creo, además, que ya no corresponde a las necesidades de hoy en día. Desde el momento en el que enseñas una cosa, es un poco inútil el que eso no se vaya a vender hasta dentro de un año. Nada de colecciones, nada de temporadas, es algo que yo siempre he pensado: francamente, es la forma en la que utilizas las prendas, pero lo de otoño o primavera, creo que es algo que ya se ha olvidado. Todo depende del tipo de vida que hagas, puedes ir con tirantes o un bustier en invierno y con un cuello alto en verano, depende del material.

© Jaime Boira

“Lo primero que tuvimos clarísimo es que todo iba a ser online”, nos comenta el diseñador.

–¿Cómo son tus creaciones, siguen teniendo tu sello, tu esencia?

–Sí, eso es inevitable. Cada uno tenemos nuestra forma de ver las cosas y de darle la proporción o el estilo que cada uno tiene, ese sello de personalidad que es único. Sigo trabajando de la misma manera, yo parto siempre de los tejidos y con eso voy buscando un volumen, un efecto...

Ahora estamos haciendo unas series muy pequeñas, pero que en cuanto tenemos el modelo acabado ya tenemos esa pequeña producción de ese modelo disponible, hacemos las fotos y lo subimos a la venta. Es todo más inmediato.

–¿Esta nueva forma de trabajar te está reportando más satisfacciones?

–Sobre todo, me ha quitado una preocupación constante. Tengo mucha más libertad y mucha más tranquilidad. El sistema de trabajo tradicional es una carrera permanente. Ahora es un descanso, trabajo disfrutando del momento y sin que cunda el pánico si no llegas a tiempo.

–¿El producto también es más asequible?

–Bueno, nada que ver. Solamente el hecho de mantener físicamente un local y una plantilla de personal es el mayor coste. Ahora trabajamos con talleres pequeñitos especializados, pero tenemos una estructura mínima. Yo trabajo con los talleres y Alejandra se encarga de la comunicación y de las redes. Hemos eliminado costes una barbaridad, con lo cual, la camisa de seda tradicional cuesta ahora cuatro veces menos. Sin perder la calidad, para nada. No es cuestión de ganar más o menos sino de que sea mucho más satisfactorio.

© Jaime Boira

“Alejandra siente muchísima admiración hacia mi trabajo y muchísimo respeto”, comenta Miguel Palacio.

–¿Alejandra y tú formáis buen equipo? ¿Cómo es trabajar con tu amiga?

–¡Lo mejor que puedo tener! Alejandra tiene una capacidad de gestión increíble, ve las cosas desde un punto de vista puramente empresarial, que es vital, porque sin eso, no llegas al final de la cadena. Además, Alejandra siente muchísima admiración hacia mi trabajo y muchísimo respeto.

–¿Alejandra hace aportaciones o sugerencias en el diseño?

–Sí, no se calla nada. Es muy incisiva y siempre tiene una opinión que es super honesta, me aporta muchísimo.

–Te pones los pies en la tierra.

–¡Constantemente! Pero eso es muy bueno, porque responde a la necesidad real de una mujer que tiene muchísimo sentido común, tiene una intuición y una inteligencia… es un valor enorme.

–Durante unos años fuiste el “niño mimado” de Cibeles, por la crítica y el público… ¿Echas de menos aquella época?

–Sí, sí (ríe). ¡Lo echo de menos! Pero en ese momento, he de confesar que yo nunca lo disfrutaba. Ahora en la distancia, digo, ¡qué afortunado era! Pero no tenía tiempo ni de disfrutarlo ni de valorarlo.

© Jaime Boira

Alejandra Conde y Vega Royo-Villanova.

–¿En qué se diferencia el Miguel de ahora del de entonces, en qué has cambiado?

–Quizá en ser más práctico, menos pasional en algunos aspectos, porque hago un esfuerzo que antes no hacía. No sufro como antes. Siempre me ha parecido que todo se podía mejorar de alguna manera y si no podía hacerlo, porque ya no había tiempo, sufría. Ahora tengo menos apego a esas cosas.Si veo que una prenda al probarla sienta bien y me gusta ya no le doy cuatro vueltas más como antes. Es más inteligente y más sereno.

–En alguna ocasión has vestido a doña Letizia. ¿Han vuelto a ponerse en contacto contigo desde Zarzuela alguna vez?

–Desde hace años no han vuelto a ponerse en contacto conmigo. Por supuesto si lo hicieran, estaría encantado.

–¿Crees que tus prendas van con su estilo y personalidad?

–Desde el momento que alguien elige lo que tú haces es porque se adapta a su estilo, porque la ropa tiene el estilo de quien la lleva. La ropa no tiene el poder de transformar a nadie. La persona es la que aporta el estilo o le da un aire u otro. Yo para eso siempre he sido muy prudente y creo que muy acertado: yo no puedo cambiar eso, el cuerpo o la actitud de una persona, sea la que sea.

–¿Te gustaría volver a hacer novias?

–Sí, de hecho, estoy haciendo un traje para una chica que se casa en junio, pero quiero hacerlas excepcionalmente y para casos muy particulares. No quiero volver a tener un taller que se dedique exclusivamente a eso, porque estaríamos de nuevo en la misma dinámica que te absorbe al cien por cien. En mi caso, que participo de todo el proceso, no podría. Para ocasiones un poco excepcionales, sí pero sin caer en la fabricación en serie, que a mi es lo que me agota.