Cero. Nada. En absoluto. Antes de rodar Gambito de dama, Anya Taylor-Joy no jugaba al ajedrez. “Sabía que había piezas y un tablero”, ha confesado, “pero nada más”. Al igual que a miles de personas en todo el mundo, la serie la ha convertido en fan. “Lo maravilloso del ajedrez es que hay tantas variantes que puedes pasarte literalmente la vida entera estudiándolo. Se trata solo de divertirse, ¡aunque he de confesar que soy bastante competitiva cuando se trata de jugar (risas)!”.
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-¿Cuál es el secreto del éxito de la serie?
-Los espectadores han conectado con Beth. Ahora que nos vemos obligados a estar separados, la serie tiene un mensaje precioso que transmite esperanza: somos más fuertes unidos que separados.
“Tengo raíces inglesas, escocesas, argentinas, españolas y africanas, y estoy conectada a cada lugar. Si escogiera solo uno, no sería fiel a quien soy: todos forman parte de mi personalidad”
-Observamos la evolución de Beth a través de su ropa, pelo y maquillaje. ¿También lo usas para transformarte?
-Si no estoy trabajando, no me maquillo; para mí es una forma de entrar en el personaje. Tanto el maquillaje como la moda pueden ser una especie de armadura para decidir cómo nos queremos presentar ante el mundo y, como actriz, uso esa magia para transformarme en personas diferentes.
-¿Qué sientes sobre la alfombra roja?
-Da mucho miedo. Esos vestidos, esos looks, esos trajes son otro tipo de armadura: me permiten dar vida a un personaje, como si no fuera yo en realidad. Si no fuera así, estaría mucho más asustada, me sentiría muy expuesta.
-¿Qué personaje interpretas en esas ocasiones?
-Depende del vestido. Por eso es tan importante encontrar el look perfecto. Cuando empezaba, alguna vez me convencieron para llevar trajes con los que no me sentía cómoda y fue un infierno. Cuando te enfrentas a un entorno tan aterrador necesitas sentirte a gusto y segura. Por eso trabajo con Law Roach como estilista: me hace perder el miedo. Cuando nos conocimos me dijo que quería hacerme sentir sobrepasada y crear algo conmigo. Y es lo que amo: soy actriz, soy artista, y quiero que todo lo que haga sea arte.
“Soy actriz, soy artista, y quiero que todo lo que haga, incluidos mis looks de alfombra roja, sea arte”
-¿Las plataformas pueden acabar con el cine?
-Espero que puedan convivir siempre. No querría vivir en un mundo en el que no existiera el cine. Rendirse ante un relato en una sala en penumbra, rodeado de extraños, es una experiencia única.
-Llegas como embajadora de la fragancia Flowerbomb. ¿Qué supone para ti?
-¡Es un honor! Colaborar con gente creativa es maravilloso, y me siento muy agradecida.
-Es un aroma sensual y fuerte a la vez. ¿Sientes que refleja tu personalidad?
-Mmm… Me identifico en que es polifacético, tiene muchos matices y se puede interpretar de muchas formas. En ese sentido, sí me representa.
“Gambito de Dama tiene un mensaje precioso: unidos somos más fuertes que separados”
-Eres la pequeña de seis hermanos. ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
-¡Había muchísima energía (risas)! Mis hermanos son mucho mayores, y cuando te llevas tantos años, tienes que desarrollar cierta madurez. Estar rodeada de tantos adultos me preparó para el cine, porque cuando debuté en un set de rodaje no me sentía como la niña del grupo, sino como una colaboradora más.
-Tienes raíces inglesas, escocesas, argentinas, españolas y africanas, de Zambia. ¿Serías capaz de decir de dónde te sientes?
-Estoy conectada a todos esos lugares: si escogiera solo uno, no sería fiel a quien soy, porque todos forman parte de mi personalidad. Soy afortunada por proceder de tantos lugares maravillosos. De niña me preocupaba, porque la gente siempre quería saber cómo etiquetarme, pero yo no encajaba en esas etiquetas porque me siento conectada a todos.
-¿Tienes alguna costumbre española?
-El gazpacho es uno de mis platos favoritos, y el primero que aprendí a hacer. Lo hago muy picante, ¡me temo que a veces demasiado para los demás (risas)!
Y el español es mi lengua, la que hablo con la familia, con los amigos, la que es parte de mí… Amo y adoro el inglés, pero siento que es el idioma que uso para trabajar, mientras que el español es el de la gente más cercana.
-¿Qué esperas de este nuevo año?
-Mi único plan es adaptarme a lo que nos quiera lanzar, y ser tan valiente y resiliente como pueda. Si algo nos ha enseñado 2020 es la importancia de adaptarse.
-¿Qué te enseñó 2020?
-Siento que ha sido una suerte aprender a estar más tranquila, a cuidarme. Ahora siento que estoy en casa dentro de mi propio cuerpo y que no necesito muchas cosas para ser feliz.
-¿Cuáles son?
-Necesito libros, poder escribir –apunto todo en libretas–, música y me encanta bailar. Me basta cualquier habitación para ponerme música y bailar durante horas. Y me encanta pasar tiempo en la naturaleza. Estar en ella, rodeada de los elementos, te recuerda que eres solo una pequeña parte del universo y que, generalmente, tus preocupaciones no son tan grandes como parecen, es una lección de humildad.
En la piel de Beth
“Sentí que podía entender perfectamente a Beth, intentando encontrar un sitio donde encajar. De niña, me pasó algo similar, por lo que me obsesioné con ella casi de inmediato”, ha dicho la actriz sobre el personaje protagonista de la serie Gambito de dama, que la ha convertido en una estrella mundial.