Hay sueños que hasta que no se hacen realidad nos persiguen recurrentes, y vuelven a nosotros una y otra vez. Aunque su pasión por la joyería y la alta relojería le viene desde su juventud, no ha sido hasta este convulso 2020 cuando el empresario Marzio Villa ha visto cómo su proyecto más personal salía a la luz. Un sueño en forma de una colección de joyas, que homenajea sus raíces italianas y su ciudad natal, Milán, y en la que conviven con naturalidad el diseño con los procesos tradicionales.
Hace cuarenta años que Marzio Villa inició su andadura en el mundo de la joyería, con una pequeña fábrica en Milán, donde producía piezas consideradas muy atrevidas para aquellos tiempos. Mezclaba materiales preciosos con materiales industriales, creando joyas únicas, para la alegría de unos y para la sorpresa visual de otros. Sin embargo, el nombre de Marzio Villa es más conocido por su relación con la relojería. Gracias a su visión empresarial, con su distribuidora internacional de alta relojería Diarsa, ha sido el responsable de introducir las grandes firmas de la relojería mundial en nuestro país.
Como buen italiano, Marzio es conocedor del valor que una buena joya añade a un look y del toque de sofisticación que aporta. Las joyas son el detalle elegante, un guiño de estilo y un capricho que aporta distinción. Por eso, y empujado por ese anhelo empresarial y personal, es este año cuando ha decidido lanzar su propia línea de joyería, Marzio Milano. Se trata de su séptima empresa, un detalle que destaca en el logo para el que ha creado un monograma junto con la “Z” de Marzio.
Las joyas de la colección Magia, de Marzio Milano, son una oda a la feminidad. Todas las piezas están elaboradas manualmente en el norte de Italia, zona conocida internacionalmente por su fuerte tradición orfebre, donde los talleres tienen un carácter familiar con una gran capacidad de innovación estética y estilística. El gusto italiano por la elegancia se transmite a través de cada pieza, diseños clásicos pero innovadores, líneas puras y frescas. Piezas repletas de detalles, elaboradas con el máximo cuidado y respeto que una colección de alta joyería requiere.
Te descubrimos por qué tienes que incluir estas joyas con acento italiano en tu lista de deseos para esta Navidad:
1. Por sus anillos de diamantes azules
Desde hace décadas las joyas con piedras preciosas azules son las más buscadas en el universo de la alta joyería. Como ejemplo, el anillo de compromiso de Lady Di, que más tarde hemos visto lucir también a Kate Middleton. Una de las señas de identidad de la colección de Marzio Milano son los diamantes azules, muy escasos y exclusivos en el mercado. Al combinarlos con los brillantes blancos se crea un juego de destellos y colores, como ocurre en sus anillos en oro rosa y blanco, con full pavé de diamantes.
2. Su impecable factura artesanal
En pleno debate en el mundo de la moda sobre los procesos de producción y los materiales sostenibles, la alta joyería de Marzio Milano no es ajena a esta toma de conciencia. Por eso, sus joyas siguen los códigos estéticos y las garantías de fabricación de una joyería artesanal, donde prima una manufactura impecable. Todas las piezas de la colección están elaboradas individualmente a mano usando la tecnología más moderna, y las piedras preciosas son engastadas manualmente de forma tradicional.
3. La inspiración botánica
Joyas que vienen cargadas de pétalos, como un jardín en plena explosión primaveral. Las flores han sido desde siempre objeto de inspiración para el mundo de la joyería, sobre todo en los años setenta, cuando vivieron su esplendor con el movimiento flower power. El detalle principal de esta colección es “il fiore”, presente en todas las piezas, que se apodera de anillos, brazaletes y colgantes. ‘Il Fiore’ son unos cuadrantes con cuatro hojas de flor en punta y representan un diseño romántico y geométrico, que se encuentra a menudo en la naturaleza. Los pétalos están encajados dentro de un marco de ángulos rectos, inspirado en la arquitectura clásica con un guiño a la relojería.