La valenciana Pepa Salazar eligió el emblemático Mercado de Antón Martín de Madrid para presentar sus propuestas de primavera-verano 2018 dentro del marco de la Fashion Week Madrid. La última de una serie de colecciones centradas en la reutilización y optimización de recursos; en este caso, con diseños creados a partir de una única y gran pieza de tejido rectangular, estampadas con un grafitti que les sirve de nexo de unión, y donde el final de una prenda dibuja el inicio de la siguiente.
Camisetas convertidas en faldas y vestidos, prendas de tul con 'desperdicios' de seda, etiquetas antiguas como elementos decorativos... estos son solo algunas de las claves de esta original propuesta en la que no faltaron las bolsas de la compra, haciendo un guiño al entorno y a la inspiración eco de la colección. En la paleta cromática no faltaban el rojo y el negro, seña de identidad de la diseñadora, con dosis de tonos neutros, colores vivos como el verde y el azul y toques de brillo gracias al blanco perlado o los detalles glitter. Guantes y medias de vinilo daban un aire futurista a las modelos (por no hablar de la piel de algunas de ellas, bañada en purpurina verde o plateada); mientras que los flecos o las riñoneras ponían la nota de tendencia.