Para bien o para mal, el estilo de Rihanna nunca deja indiferente a nadie. Si hace unos días impactaba en pleno carnaval de Barbados luciendo un atuendo de lo más festivo con plumas, pedrería y peluca verde incluida, en esta ocasión ha hecho gala de su cara más ‘formal’ con un estilismo que se podría considerar más adecuado para el día a día. Sin término medio, la estrella es capaz de reinvertirse día a día, saltando de los diseños más extravagantes y atrevidos a los más serios, como el que lució hace pocas semanas en su visita al Elíseo junto a Brigitte Macron.
En esta misma línea, la cantante hizo su particular interpretación del look ‘working’ para salir a pasear por las calles de su país natal vistiendo una camisa ‘oversize’ a modo de vestido firmada por Maison Margiela. En color azul con rayas blancas y confeccionada en popelín de algodón, la prenda tiene un precio de 620 euros en la tienda online de la marca. Sin duda, una versión muy especial de un clásico masculino, con el sello inconfundible de la casa francesa y de su director creativo, el mismísimo John Galliano.
Rihanna también se ocupó de dar su toque personal a su atuendo gracias a los complementos. Muy acertados, supo cómo aportar el toque justo de feminidad gracias a unos salones destalonados con pulsera en color blanco de Nina Ricci y cartera de mano a juego. Un transgresor ‘outfit’ no apto para todos los públicos.
Controvertida en muchas aspectos, la artista ha estado en el punto de mira en los últimos días por las críticas recibidas debido a su supuesto aumento de peso. El sensual y escueto conjunto lucido durante el carnaval evidenciaba que la figura de la cantante parecía algo más curvilínea de lo habitual, algo que no ha gustado a parte de sus seguidores.
No obstante, Rihanna ha hecho gala de su mejor talante saliendo al paso de los comentarios ofensivos con su mejor arma, el sentido del humor. De este modo, ante el vídeo publicado en Instagram por una fan en el que aparece comprando comida poco saludable hace unos años, la cantante respondió con un contundente “¿Alguien me ha llamado gorda?” seguido de tres emoticonos llorando de risa. Una actitud que demuestra que los comentarios negativos sobre su peso le son completamente indiferentes.