De los creadores del bañador escotadísimo en las ingles al más puro estilo Baywatch, ahora nos llega la secuela: el regreso del bañador-tanga. Pues sí, si creíste que lo más sexy y atrevido que ibas a presenciar este verano en las playas era el modelo de los 90’s al más puro estilo Pamela Anderson, es porque todavía no sabes lo que celebrities e it-girls pueden llegar a hacer —y deshacer— por la moda de baño. En su afán por relanzar el bañador dentro de nuestro menú piscinero y desbancar al bikini, las famosas han decidido subir la temperatura en las redes sociales a base de trajes de baño con efecto sorpresa: clásico por delante, hot por detrás. Una de las primeras en lucirlo fue precisamente la protagonista de Modern Family, Ariel Winter, durante sus vacaciones en Bora Bora, con un diseño de tirante estrecho, espalda pronunciada y braguita con cobertura mínima.
El caso es que por muchas influencers que sigan vistiendo la prenda en cuestión, este bañador sigue generando ciertas dudas, despertando fobias y filias por cada imagen de Instagram. Lo cierto es que antes de darle el “sí” o el “no” a esta tendencia —porque sí, uno es un hallazgo, dos casualidad y si ya lo llevan tres de ellas es trendy al cien por cien— hay que sopesar ciertos aspectos que tal vez no nos habíamos parado a pensar. En primer lugar, ¿es realmente cómodo? Para responder a esta pregunta, nada mejor que cada uno se ciña a su experiencia con el tanga como prenda de ropa de interior, con la que necesariamente teníamos que aliarnos a veces por cuestiones estéticas. Entonces, un diseño como el de Myra Swim que luce en la siguiente imagen Emily Ratajkowski, llevado durante todo un día de playa —sumémosle arenas, carreras a la orilla y aguadillas—, ¿será confortable?
Por otra parte, es un bañador que evidentemente podríamos lucir todas, pero que siendo realistas, sólo sentaría bien a unas pocas —probablemente a las que más sentadillas hagan en su rutina fitness—. Un thong swimsuit de este estilo está hecho precisamente para presumir de posaderas y ni todas tenemos retoque digital de por medio, ni la piel tan tersa como la de Chiara Ferragni —ataviada en esta imagen con un diseño rojo de Calzenodia— o de Kourtney Kardashian.
Parece que realmente en los anteriores párrafos todo han sido contras, pero lo cierto es que el bañador-tanga también tiene sus puntos a favor. Por una parte, la liberación que supone para las adeptas a los trajes de baño de una sola pieza, quienes ahora podrán decidir si quieren una cobertura mayor o mínima. Todo lo que dé mayor libertad de elección, siempre es bienvenido. En este mismo punto entraría el efecto sorpresa del que os hablábamos en un principio, y es que un bañador clásico puede convertirse en una pieza mucho más fascinante y sexy al darte la vuelta.
En resumidas cuentas, prácticamente nos quedamos en el mismo punto que al principio, y es que la conclusión que sacamos de toda esta cuestión es que si a ti te gusta y te convence, ¡adelante! Este verano será una tendencia absoluta, tan audaz como sugerente.