La pasarela masculina de Milán continúa su curso de tendencias, presentando desde el pasado viernes, cuando la fashion week inauguraba su particular maratón de desfiles con la celebración del 20 aniversario de Dsquared2, y hasta la tarde de hoy, que la ciudad italiana de finalmente el relevo a la pasarela de hombre de París, las colecciones pertinentes que vestirán los hombres el próximo otoño-invierno 2015-2016. Jornadas maratonianas que poco a poco van sumando tendencias a ese panorama que conformará el armario masculino en poco menos de diez meses, y que, en lo que va de semana, va desvelando algunas de sus piezas clave.
Una de las colecciones destacadas hasta el momento ha sido la presentada por Les Hommes, la firma que navega en el fashion system bajo la dirección creativa de los diseñadores Tom Notte y Bart Vandebosch. Su propuesta es el resultado de un perfecto cruce entre casual y sportwear, con prendas de lana y neopreno con destellos iridiscentes, falsos brocados y estampados montañeses en forma de picos nevados y geometrías, que conquistaban corazones en Milán en la jornada del sábado, entrando a formar parte de manera inmediata en la lista de must-haves de cara al invierno que viene. También en los corazones de los fashionistas desplazados hasta Milán se colaba la nueva colección masculina de Prada. Masculina por decir algo: invirtiendo los roles con la pasarela femenina, la firma italiana sorprendía con un desfile combinado, sacando a la pasarela tantos looks para hombre como para mujer, algo impensable hace unos años, cuando eran las colecciones femeninas las que, solamente de vez en cuando, incluían algún guiño a la moda para ellos. Esta fusión de genéros se traslada también a las prendas, que unifican colores en un riguroso trío de negro, gris y azul marino, casi uniformado.
Al margen de Prada, si hay un diseñador que se mantiene fiel a la rica variedad de estilos e influencias de sus colecciones para hombre y mujer ese es Kean Etro, que el invierno que viene vuelve a desenvolver su particular universo textil, desde siempre anclado en referencias paisley, en esta ocasión pintadas a mano sobre terciopelos y lanas bordadas en una exquisita paleta de borgoñas, marrones intensos, naranja, oro y verde joya. Las prendas destacadas: el tartán en amarillo y el fular o maxibufanda, además de las chaquetas con bolsillos delanteros -una funcionalidad de estilo 'cazador' que pierde su significado más utilitario en suntuosas piezas velvet.
También en la recta final de la cita milanesa encontramos la propuesta a rayas horizontales de Canali, que en su nueva colección investiga un nuevo patrón masculino, recuperando la tendencia del pantalón tobillero -algo casi siempre relegado a un tipo concreto de prendas, más estrechas, y que en esta ocasión no sólo no van pegadas a la piel sino que llevan un clásica raya marcada al frente-, alternándolo con guiños en color limón, tanto en piezas de outwear como complementos (bolsos de mano y fundas para iPad incluidos), maxicuadros muy rigurosos en negro sobre blanco, trencas -las grandes desaparecidas en lo que va de fashion week-, y detalles jaspeados.
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