El hombre que consigue consolidar su vestuario se puede considerar afortunado, al menos dentro del terreno de la moda. Mantener un estilo sólido y coherente, flexible cuando la ocasión lo requiere, pero sin contradicciones, es lo más parecido al uniforme contemporáneo, y una manera íntima y personal de proyectar una imagen de marca que vaya estrictamente ligada a nuestra forma de presentarnos al mundo, sea cual sea la situación.
El equilibrio necesario para conseguir este tipo de proyección requiere de tiempo y práctica, experimentación y sobre todo, ganas de arriesgar y de probar cosas nuevas hasta dar con el estilo que mejor nos defina. Resumimos los cinco arquetipos básicos de la elegancia masculina, que funcionan con precisión suiza ante cualquier situación.
EL 'GENTLEMAN': El clásico al que muchos hombres aspiran, es el uniforme de la elegancia por excelencia. Las piezas clave de su armario son los trajes sastre, de dos y tres piezas, las americanas y los complementos con un toque classy, como pañuelos de seda que alterna con corbatas o pajarita en las ocasiones especiales, detalles en la solapa y piezas de joyería discretas, donde el gran protagonista es el reloj. Cuando entra en 'modo casual', las formas se relajan -piensa en pantalones chinos, t-shirt lisas y polos-, aunque es difícil verle sin chaqueta, y las combinaciones de colores se mantienen siempre dentro de los tonos neutros netamente masculinos: terracotas, marinos, grises... Icono: David Gandy.
'TRENDY': La clave del armario del hombre trendy es el equilibrio: conoce sus límites y sabe dónde termina la tendencia y comienza el look clásico. Llegar a este término medio requiere de tiempo, práctica y muchas horas de ensayo y error. Un buen punto de partida es añadir un giro editorial a prendas tradicionalmente masculinas, como el esmoquin o la combinación de tuxedo con pantalón liso: piensa en estampados discretos de rayas o topos, camisas de cuadro cerrado o cortes más ceñidos, skinny o slim, para acentuar la figura. Fundamental anclar parte del look en una prenda atemporal, para no caer en la falta de identidad que a veces acompaña a las tendencias pasajeras. Icono: Justin Timberlake.
ECLÉCTICO: Más atrevido en sus elecciones sartoriales que los anteriores, el hombre capaz de mantener un estilo ecléctico en su armario navega con armonía entre la prendas de etiqueta, los trajes de diario y el look casual, incorporando una coherencia a su vestuario capaz de hablar a varias generaciones al mismo tiempo. La clave de su estilo: asumir riesgos en los pequeños detalles, como un pañuelo cortado al ras a modo de corbata, mezcla de estampados que conviven en perfecta armonía sobre un fondo neutro, o colores que desafían el arquetipo del armario masculino, como pasteles, limones o malvas. Icono: Luis de Medina.
VERSÁTIL: Impecable ante cualquier situación. Así es el amario del hombre versátil, que sabe vestir para cada ocasión, sin presentar asintonía alguna entre las prendas elegidas y el mensaje que quiere transmitir. Es quizá el arquetipo más complejo de todos: de ahí que una buena formación en moda, con conocimientos básicos de cortes y colores, resulte un plus casi necesario para dominar el uso de cada prenda. El hombre versátil resulta fácilmente reconocible en el uso de los pequeños detalles: una flor en lugar de un pañuelo, puños dobles, abanico de cuellos, americanas cruzadas... Su regla de oro: es él quien lleva las prendas, y no al revés. Icono: Tom Ford.