Los conejos salvajes viven en madrigueras
Para comprender mejor el comportamiento de tu conejo podemos remontarnos a cómo vive en su entorno natural. Viven en madrigueras, les gusta mucho sentirse seguros bajo tierra, en un entorno que pueden construir ellos mismos y delimitar, por eso si no encuentras a tu conejo en casa probablemente le veas escondido tras el sofá, en el cesto de la ropa sucia o tras un armario. Cuando construyen sus madrigueras lo hacen en equipo, y escarban creando bifurcaciones a modo de habitaciones, especialmente diseñadas para que las crías vivan en una zona más protegida, generalmente a mayor profundidad para garantizar su seguridad.
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Sus dientes no paran de crecer
La dentadura de los conejos es muy sorprendente si la comparamos con perros o gatos, ellos no tienen dientes caninos, su dentadura consta de 6 incisivos en la parte delantera (cuatro superiores y 2 inferiores) y 12 premolares y 12 molares, eso quiere decir que por los lados no tienen dientes, de forma similar a caballos, cerdos y ovejas. Sin embargo, los conejos mantienen una curiosa forma de reemplazar los dientes: éstos no paran de crecer, hasta un centímetro al mes, que no es poco. Sin embargo, tanto la resistencia de sus dientes como los hábitos del conejo favorecen que se desgasten lo suficiente como para que este crecimiento se mantenga a raya y aparentemente siempre estén igual.
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Tienen muy buena vista
La vista no es el sentido más agudo de los conejos, pero sí tienen un pequeño súper poder: su visión binocular, lo que les permite ver hasta 360º gracias a tener los ojos separados, casi en paralelo, y no en posición frontal como los humanos. Esto hace, sin embargo, que en las distancias más cortas les cueste enfocar y es entonces cuando se guían por otros sentidos. Por ejemplo, los bigotes suplen la visión cuando aquello que están observando está demasiado cerca para su vista cercana, al rozar con los bigotes cualquier objeto o superficie, logran determinar bien cuál es su situación y movimiento.
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Son muy sensibles al calor
Cuando un conejo siente más calor del que puede soportar le verás decaído, casi en estado de letargo, además respirará con dificultad y jadeando. Son mascotas muy propensas a sufrir un golpe de calor, por lo que si detectas en él un comportamiento extraño debes atenderlo cuánto antes. A partir de los 30ºC de temperatura corporal pueden sufrir un golpe de calor, su pelaje espeso, además, no ayuda. Es muy importante que vivan en una estancia ventilada, pero sin corrientes de aire, y que dispongan siempre de agua en su surtidor o plato. En días de mucho calor no dudes en echarle un cubito de hielo en el agua para que se refresque.
Defecan mucho
Los conejos tienen la facultad de defecar más de 200 veces al día, por lo que aunque es un animal muy limpio, no es precisamente fácil de tener por la casa, pues no podrás saber qué momento elige para hacer sus necesidades, para él cualquier momento es bueno. Cuando está en su jaula lo hará en un rinconcito que él mismo elegirá, en este sentido son muy ordenados y aseados, pero si está suelto por la casa no tendrá tantos miramientos.
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Comen sus propias heces
Sin embargo, pese a que defecan mucho, hacen algo insólito que puede resultar beneficioso para la limpieza de tu hogar, si es que lo tienes suelto. Los conejos practican la cecotrofia, es decir, que ingieren sus propias heces. No todas, se trata de las primeras del día y las últimas de la noche, aquellas que son menos sólidas. Es una práctica importantísima para ellos, la ingieren casi directamente desde el ano y es la forma que tienen para aprovechar nutrientes fundamentales que no han llegado a digerir en una primera digestión.
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Son muy limpios
A diferencia de muchas otras mascotas, los conejos rara vez huelen mal, pues están muy obsesionados con la higiene propia, se asean y acicalan constantemente. Depende de ti que su jaula esté limpia, pero si cumples con tu parte de la limpieza el conejo hará todo lo que esté en su mano para mantenerse aseado. De hecho, son tan limpios que tienen por costumbre hacer siempre sus necesidades en la misma zona de su jaula y así tener controlado el olor y las heces.
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Los conejos también también ronronean
Producen muchos sonidos, cacareos, gruñidos, silbidos, rechinar de dientes, gritos y gimoteos. Pero el más curioso tal vez es el ronroneo, muy similar al de los gatos y que tiene un significado similar. Ronronean cuando se sienten cómodos, tranquilos y felices. Por tanto, es una forma de comunicar que el estado actual es el óptimo, y si le estás acariciando: sigue con ello. Casi todos los sonidos que emiten tienen que ver con su bienestar y son avisos o advertencias. Si gruñen es sinónimo de que si no dejas de hacer lo que estás haciendo probablemente te muerda. Si rechina los dientes significa que sufre dolor, probablemente esté enfermo. Cuando gimen es porque no quieren que les toquen o porque están con otra mascota que no le gusta.
Se parece a un gato
Aunque los gatos y los conejos son especies contrarias, uno es depredador y el otro presa, lo cierto es que tienen algunos rasgos de comportamiento similares. Por un lado, ambos son algo destructivos, les encanta morder y romper cosas: cordones de zapatos, cables, telas… Además, como hemos comentado antes, ambos ronronean cuando se sienten plácidos y colmados, son muy higiénicos y no paran de acicalarse a sí mismos. Y además, les aterra el agua, tienen un sentimiento innato de rechazo hacia este líquido y jamás les verás nadando o bañándose por deseo propio. Además, pueden ser de un tamaño similar y su pelo puede resultar muy parecido al tacto.
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