¿Qué animales deben llevar chip con la nueva ley (y cuáles no)?

Como un grano de arroz

Si no sabes qué tamaño y forma tiene un chip de identificación animal, piensa en un grano de arroz, es la idea más aproximada a la que se asemeja. Se trata de una pequeña cápsula transparente con un transpondedor, que funciona de manera similar al identificador de las tarjetas de acceso a un edificio o al transporte público. 

Solo 13 dígitos de referencia

La única información que contiene el chip es una combinación alfanumérica de referencia, no es inteligente ni se comunica con ningún dispositivo mediante la red, solo expresa una referencia ISO, es decir, que tiene una codificación internacional, por lo que es válida para todo el mundo, así no hay dos mascotas con la misma identificación. Se trata de nueve números y cuatro letras, que por sí solas no expresan nada. Cuando son revisadas con un lector de chip, basado en la misma tecnología que los lectores de tarjetas, el sistema se pone en contacto con la base de datos regional o internacional y, al abrir la ficha de esa numeración, se accede a los datos. Por tanto, solo accediendo al chip no podríamos saber nada sobre el animal, hace falta poder revisar la ficha en la base de datos nacional.

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Un registro europeo

En Europa el organismo que centraliza toda esa información se llama EuroPetNet, se trata de una agrupación de asociaciones internacionales con el único fin de identificar a las mascotas a nivel europeo. Sin embargo, de forma local existen representantes en todo el continente, y se ramifican por regiones. Todas las comunidades autónomas españolas tienen su propio registro de identificación animal, y estos datos se comparten nacional e internacionalmente para identificar animales perdidos fuera de nuestras fronteras.

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¿Qué animales están obligados a tenerlo?

En España existe una legislación oficial para todo el territorio nacional que marca las especies que sí deben tener el chip, pero las comunidades autónomas pueden legislar para incluir más especies, aunque lo cierto es que ninguna lo hace. A nivel español solo están obligados a tener el chip los perros, gatos, hurones, conejos y équidos. Existe una excepción, las aves también deben estar identificadas, pero no con un chip intramuscular sino con un anillado en la pata, pues su anatomía no permite introducir el chip en una zona que no sea molesta o dolorosa.

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Animales potencialmente peligrosos (no solo perros)

La ley también estipula que todo animal potencialmente peligroso debe disponer del chip. Sin embargo, esta ley entró en vigor en 2011, por lo que es complicado aplicarla a los animales adoptados con anterioridad, y posteriormente muchos de los que se denominarían como peligrosos han ido siendo excluidos de la legalidad por entrar en el catálogo de especies de invasoras, que prohíbe la adquisición, reproducción o mantenimiento de animales que puedan significar un perjuicio de la fauna autóctona. En todo caso, cualquier animal salvaje peligroso debe tener el chip, aunque no se le nombre específicamente en la ley, por ejemplo: una boa o una pitón.

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No todos los animales soportan el chip

Los chips se deben implantar cuando la anatomía del animal ya está consolidada, es decir, cuando todavía no es demasiado bebé, pues hay que tener en cuenta que el chip se aloja sobre una zona muscular que durante el crecimiento va a crecer, y si todavía no está asentada puede provocar dolor o problemas de desarrollo. Por eso mismo, suele ser recomendable no aplicarlo hasta los 4 meses de edad si es un mamífero. El proceso no es doloroso y en su día a día no tendrá ningún síntoma de tenerlo, pues permanece completamente oculto e integrado en su anatomía.

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¿Podemos implantar el chip voluntariamente a otro tipo de animales? 

La respuesta es sí, los registros están abiertos a cualquier especie (que pueda soportar físicamente esta intrusión). Una vez implantado se deberá completar la ficha donde se especificará si se trata de un perro, una pitón o un mapache. Es decir, que mientras que existen especies obligatorias, cualquier animal puede ser identificado usando este protocolo. Es más, las administraciones animan a que se utilice y se implante, mayormente porque la identificación supone una garantía de responsabilidad contra el abandono, además de permitir seguir un control estadístico y concreto sobre el nivel de esterilización y salud de los animales identificados.

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El coste de poner el chip y las multas por no hacerlo

Dentro de todos los gastos iniciales de adoptar a un nuevo animal doméstico, el chip supone solo 50 euros, al que comúnmente se le suman gatos de vacunación y esterilización. Sin embargo, el no disponer de este chip tiene multa de hasta 600 euros si se trata de un perro o gasto convencional y de varios miles de euros si es una especie peligrosa. Además, éstos últimos deben contar con un seguro específico.

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¿Qué pasa si no lo ponemos?

Cuando acudimos al veterinario, si nuestro animal no tiene chip y éste lo descubre, está obligado a persuadirnos de su implantación y a denunciar esta irregularidad ante las autoridades, pues estamos contraviniendo la ley nacional y regional de tenencia de animales domésticos, y el único que puede llamar a aviso es el veterinario. Así mismo, si el animal se extravía y no tiene el chip, en el caso de recuperarlo, la asociación o entidades municipales intermediarias deberán poner también este caso en conocimiento de las autoridades para la consiguiente multa y microchipeado obligatorio. La nueva Ley de Bienestar Animal, que entró en vigor en enero de 2022, aplica penalizaciones más severas a este respecto, e incluso la incapacitación para poseer mascotas durante un largo periodo de tiempo en el caso de identificar infractores.

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