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Mi perro se lame mucho las patas, ¿debo preocuparme?

Puede haber causas tanto físicas como psicológicas


18 de enero de 2021 - 11:39 CET
perro lame patas© Adobe Stock

Estamos ante otro de los comportamientos más habituales entre los canes. Los perros suelen lamerse las patas (así como el resto del cuerpo) esporádicamente, si están mojados o para quitarse algún olor. Esto es algo que entra dentro de lo normal, tal y como nos explica la dermatóloga veterinaria Elena Dieguez, de Hospitales veterinarios AniCura. Sin embargo, matiza que no lo es tanto si esa conducta forma parte de la rutina diaria, sobre todo si este hábito desvía la atención de nuestro perro de otras actividades como jugar o comer y si ocupan los momentos de descanso.

“Entonces será una llamada de que algo está ocurriendo y hay que interpretarla como una señal de alerta. Con su comportamiento se está comunicando con nosotros y debemos prestarle atención porque son muchas las causas que puede haber detrás: alergias, problemas ortopédicos, infecciones, tumores, traumatismos, causas psicológicas, etc”, nos explica la experta.

 

¿Debemos preocuparnos?

Entonces, ¿cuándo deberíamos preocuparnos? “El lamido de las patas, sobre todo de los pies y sobre todo si es más acusado en algún miembro o en una parte concreta (entre los dedos, en los carpos o tarsos), suele ser un signo que debe alertar a los cuidadores sobre alguna patología. Sin lugar a duda, la frecuencia y obsesión es lo que debe poner en alerta al cuidador”, nos cuenta la experta.

 

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perro lame© Adobe Stock

Posibles causas físicas

Y es que puede haber tanto causas físicas como psicológicas tras este comportamiento. “En medicina veterinaria siempre se descartan las causas físicas antes de dar un diagnóstico de etiología comportamental”, apunta la experta. “Aunque a priori no encontréis la relación, una alergia alimentaria o una dermatitis atópica puede tener como único síntoma un exceso de lamido de los pies, como queriendo limpiarse los dedos por encima y por debajo, incluso mordisqueándose”, afirma la experta, que nos detalla que igual que los codos o rodillas son muy sensibles en personas atópicas, ocurre lo mismo con los pies en los perros atópicos.

“Si observas con atención, separando los dedos es muy posible que veáis esas zonas enrojecidas, húmedas, a veces erosionadas y que desprenden mal olor. Es muy importante en perros alérgicos limpiar diariamente entre los dedos y el nacimiento de las uñas, retirando hacia atrás el pliegue que lo cubre, para eliminar alérgenos y exceso de microorganismos que van a aumentar la sensación de picor”, nos cuenta la especialista.

veterinario© Adobe Stock

Problemas ortopédicos

Pero hay más motivos que pueden estar detrás de este comportamiento. “También los problemas ortopédicos pueden ser causa de un lamido excesivo. En este caso el lamido ocurrirá en un área concreta, son frecuentes las úlceras por lamido en carpos o tarsos debido a artrosis, artritis, etc. El veterinario encontrará el punto de dolor en la exploración y valorará si hacer pruebas de imagen (TAC, radiografías, ecografía etc.) para encontrar el problema”, nos dice la colaboradora de AniCura.

 

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Pequeñas lesiones

La veterinaria nos explica que otras veces puede haber una lesión muy pequeña prurítica o dolorosa, que hace que los perros reaccionen con el lamido. En verano, por ejemplo, es frecuente que se enreden espigas en el pelo de los pies y se claven, a veces lo que alerta al cuidador es el lamido del pie.

En el caso de los perros con problemas de apoyo, mucho peso y pelo corto, como los Bulldog inglés, la experta nos cuenta que pueden tener quistes interdigitales porque apoyan parte del peso en la piel que está entre las almohadillas, los pelos se rompen dentro de la piel y se forma una inflamación alrededor. “Pueden resultar muy dolorosos y el perro reacciona con el lamido”, nos explica.

 

Por lo tanto, casi siempre hay una causa física detrás del lamido, pero a veces el origen puede ser comportamental. “Un lamido crónico por una causa física puede acabar siendo un hábito y aunque se solucione la causa física continuará haciéndolo si no tratamos también ese componente psicológico”, nos cuenta la veterinaria, que hace mención a una enfermedad tediosa y complicada de tratar, los granulomas acrales por lamido, más frecuentes en perros machos, de razas grandes que viven en el exterior y que pasan mucho tiempo solos. “Por lo general son animales con muy poco enriquecimiento ambiental y bien por falta de motivación o añadido a alguna enfermedad física, entran en un circulo vicioso crónico que aunque solucionemos las causas físicas el paciente continuará con el lamido compulsivo si no manejamos a la par el componente psicológico. Estos casos suelen necesitar el trabajo conjunto de dermatólogos y etólogos”, nos dice.

perro triste© Adobe Stock

Problemas de ansiedad o estrés

Como decíamos, a veces el lamido compulsivo puede deberse a causas psicológicas. “Ansiedad, estrés, perros que pasan solos muchas horas, perros nerviosos o muy activos y que hacen poco ejercicio o que no tienen estímulos, pueden canalizar esos desórdenes emocionales en estereotipias como el lamido compulsivo de los pies y patas. En estos casos, un educador o un etólogo podrán ayudarle y es esencial modificar las condiciones en que vive el perro”, nos dice la veterinaria de AniCura.

Cuando se decide introducir un animal de compañía en la familia hay que pensar que es una relación que va a durar años y hay que conocer las responsabilidades que conlleva el satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas.

 

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perro lengua© Adobe Stock

¿Cómo debemos actuar?

Si empieza a lamerse mucho las patas hacerlo de repente, lo mas probable es que tenga alguna herida o cuerpo extraño pegado. Si es así, valora la necesidad de acudir al veterinario.

“Cuando es un comportamiento crónico, puede que los cuidadores no le den importancia o creen que se lame sólo para atraer su atención. Otras veces, me dicen que se esconde para lamerse porque sabe que le riñen. Puede llegar a ser un gran problema, no solo por las lesiones que se autoinduzcan sino porque ese comportamiento no les deja descansar a ellos y ni a sus cuidadores, influyendo en la calidad de vida de toda la familia”, nos cuenta.

Surge, claro está, la duda de cómo debemos actuar. “No se le debe reñir ni castigar, hay que acudir al veterinario para que mediante las preguntas adecuadas y una exploración minuciosa pueda saber el motivo por que lo hace y poner una solución”, nos explica.

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