El llamado “SIDA de los gatos” tiene mucho en común con la enfermedad humana, salvo que su contagio no está relacionado con la transmisión sexual. Pero por lo demás, es un lentivirus muy similar que también guarda relación con otras enfermedades animales como la neumonía de las ovejas, la anemia infecciosa de los caballos o la encefalitis de las cabras.