Todos los hábitos de higiene que realizamos a nuestra mascota tienen una cara a, la positiva, y una cara b, que puede no serlo tanto. Esto quiere decir que no podemos tratar la higiene de nuestro perro como si fuera una proyección de la nuestra. Tenemos una constitución muy diferente, y lo que para nosotros es beneficioso, para los perros puede no serlo.