Cuando llegan visitas desconocidas a casa el gato puede reaccionar de varias formas que parecen contrarias, pero todas se dirigen al mismo objetivo: tantear a las visitas y sopesar si son de fiar, si a él le tienen en cuenta y si pueden aportarle algo. La intención del gato es conocer quién es el intruso, pues eso son las visitas para ellos: seres que no pertenecen al círculo de confianza y que podrían incluso ser una amenaza.