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El adiestramiento es una cuestión de tiempo. Cuanto antes enseñemos a un gato qué cosas no puede hacer, más fácil resultará todo. De la misma forma que ocurre con los humanos, cuando los gatos crecen necesitan un adiestramiento más complejo para desterrar ciertas actitudes. Que arañe los muebles y que se muestre hostil o muy absorbente con las visitas son dos de las cuestiones que pueden llegar a ser desesperantes si no se atajan a tiempo.

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Los gatos son mucho menos dóciles que los perros en cuestión de higiene, llevan muy mal el contacto con el agua, y si a eso le unimos que su instinto natural es no permitir que lo cojan, realizar las labores cotidianas de aseo pueden convertirse en un quebradero de cabeza. Si quieres bañarlo, asearle o administrarle alguna medicina, y si el gato no está adiestrado convenientemente, es muy probable que gruña, trate de escapar por todos los medios y que incluso pueda llegar a arañarte.

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