Si la mascota es un miembro más de la familia, cuando llega una separación a la pareja esta se ve en la sensible tesitura de ver quien se queda con él. Aun guardando las distancias, es inevitable comparar al perro con un hijo, pues se trata de un ser dependiente que probablemente demuestre un amor incondicional a ambos miembros de la pareja y del que separarse resulta injusto y doloroso por igual.