Los cachorros al nacer, al igual que el resto de mamíferos, buscan el contacto físico con la madre. Y, a pesar de que crecen y se separan de ella, nunca dejan de disfrutar de ese contacto físico como muestra de afecto y cariño. Ser afectuosa con tu perro os hará sentir mejor a ambos, más relajados, y hará crecer la confianza mutua. Si no dejas que tu perro suba al sofá o la cama contigo (son lugares en lo que suelen buscar pegarse físicamente a sus dueños), encuentra los momentos en que tú puedas agacharte a suelo para proporcionarle una buena dosis de caricias. Ambos saldréis beneficiados.