Cada vez hay más hogares donde perros y gatos conviven en perfecta armonía, pero puede que no siempre esta convivencia sea plácida, y uno de los puntos de fricción puede identificarse en la voracidad con la que tu perro se come la comida de tu gato.Esto no es del todo extraño, por un lado muchas razas de perro tienen bastante baja saciedad y serían capaces de comer cualquier cosa que tengan a tiro, por otro lado lo cierto es que la comida de gato puede resultar realmente atrayente gracias a la alta cantidad que tiene de carne y pescado, especialmente en las latas de alimento húmedos.
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Podríamos pensar en un primer momento que el problema de que un perro se coma la comida del gato se focalizaría en el enfado o represalia del felino, pero eso realmente no es lo más importante, pues si tú repones la cantidad sustraída el conflicto no pasará a mayores. El mayor inconveniente de esta situación es que los perros no encontrarán los aportes nutricionales que necesitan en la comida de los gatos, y si el can desiste de comer su propia comida en favor de la del gato, estaríamos ante un problema de dieta que le hará arrastrar carencias importantes con problemas de salud derivados.
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¿Por qué la comida de perro y gato es distinta?
Aunque el pienso pueda parecer similar a simple vista, esconde unosaportes nutricionales diferentes. De hecho, uno de los importantes secretos del aumento de la longevidad en mascotas es que cada vez el pienso está más enfocado a una edad y un tipo de animal: perros pequeños, grandes, medianos, junior, senior… Elegir el pienso que se adapta a tu perro no es una decisión a la ligera, sino que está marcando el aporte nutricional exacto que precisa en cada etapa o que va destinado a un tipo de complexión y ejercicio físico. Por ese motivo, cruzar la comida con el gato no tiene mucho sentido.
Por otro lado, los gatos son carnívoros mientras que los perros son omnívoros. En el pienso o la comida fresca el can no logra identificar realmente qué se está llevando a la boca, pero nosotros sí podemos saber que la dieta de felino tiene importantes carencias nutricionales de cara a un perro. No es grave que este error o travesura ocurra de vez en cuando, si es un hecho puntual y no evita que el perro ingiera su propia comida, pero si se convierte en una costumbre y su dieta empieza a basarse en la comida del gato debemos ponernos muy serios para poner solución a este ‘robo’ contínuo.
Leer más: ¿Qué debes tener en cuenta para elegir la mejor dieta para tus mascotas?
Toma medidas para evitarlo
Los animales domésticos tienden a mantener unas horas concretas de alimentación, especialmente los gatos, que acaban desarrollando un metabolismo tan exacto como un reloj suizo. Para empezar a paliar esta situación, y sabiendo que tu gato probablemente siempre come a la misma hora, mantén ocupado a tu perro mientras tu gato se alimenta, así garantizas que la mayoría de su comida no es expoliada.
Es muy común que los comederos de los animales estén en la misma zona, generalmente por un motivo puramente práctico, pero si esta situación se está dando es casi inevitable que se cambie esa dinámica, mantén los cuencos del gato y del perro en zonas de la casa lo más alejadas posible. Es preferible cambiar el cuenco del perro, pues para los gatos es más complejo adaptarse a estos cambios, además de que son mucho más sensibles a las posibles incomodidades del nuevo emplazamiento.
Si es el comedero del gato el que cambiarás, una idea muy práctica es colocarlo en un lugar suficientemente alto, a donde el perro no pueda acceder fácilmente, así estás garantizando que durante un tiempo el can se ‘rehabilita’ y deja atrás la comida de gato, y si este nuevo emplazamiento te es complejo de mantener podrás volver a posar su comida sobre el suelo pasado un tiempo.
Los perros tienen un carácter receptivo
No es nada común que un gato coma la comida del perro, entre otros motivos porque está compuesta de ingredientes que no le interesan nada. Sin embargo, que sean precisamente los perros los que furtivamente se adueñen de la comida de los gatos es menos grave, pues el can es una especie muy receptiva a nuestro criterio. No desistas en utilizar los habituales trucos de refuerzo positivo para convencer a tu perro de que no debe comer la comida del gato.
Por ejemplo, sirve primero la comida del gato, aprecia como de forma habitual el perro se va a abalanzar sobre ésta, pero cohíbe su comportamiento con una orden oral, muestra un tono de voz estable y restrictivo, y cuando el perro logre contenerse (temporalmente) ofrécele ahora su propia comida como premio, que sea consciente que gracias a detenerse y no comer una comida que no le pertenece, obtiene un beneficio: su propia comida. Es recomendable, por tanto, que durante un tiempo añadas a su piensoalgún tipo de premio, para hacerlo más valorable para el perro.
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