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parasito gusano gancho perros gatos© Adobe Stock

Salud

Tu mascota podría contraer el gusano gancho, un 'vampiro' oculto

Se calcula que entre un 10% y un 30% de los perros y gatos pueden llegar a contraerlo o ya lo han hecho.


Actualizado 31 de enero de 2023 - 10:57 CET

Casi cualquier parásito que pueda introducirse en el organismo de nuestra mascota podrá provocar consecuencias fatales, sin embargo esto no es sólo un peligro para nuestro perro o gato, sino también para nosotros y nuestros hijos. Las mismas reglas que tenemos para nuestros pequeños, tratando de que cuando juegan en el parque no se lleven las manos a la boca y puedan introducir en su organismo agentes patógenos, también debemos tenerla con nuestros animales de compañía, sin embargo esto resulta muy difícil porque, concretamente en el caso de los perros, olfatear, lamer y llevarse a la boca restos de la calle es parte de su forma de relacionarse con el medio que le rodea.

Cuando nos referimos al gusano gancho estamos hablando de un parásito muy común en el sur de Europa, pues el clima es algo más cálido y eso le facilita sobrevivir a diferencia de zonas más frías. Pertenece a la familia de los nematodos gastrointestinales (Ancylostoma caninum) y pese a que se considera un parásito que afecta principalmente a los perros, si tiene la oportunidad de acceder al aparato digestivo de los gatos o de los propios humanos no dudará en asirse a nuestro organismo convirtiéndose en un vampiro de la salud de nuestra mascota o de la nuestra por vía sanguínea.

Este parásito se transmite por el contacto con heces principalmente, pues cada vez que un animal infectado defeca está sembrando una posibilidad de contagio a otros mamíferos. En el caso de los perros, que salen a la calle y tratan de reconocer el terreno con gran curiosidad e interés, es muy probable que se topen con este campo de minas. Los gatos, por el contrario, suelen vivir más protegidos de los parásitos, sin embargo también pueden contagiarse al entrar en contacto con alimentos en mal estado o restos de la calle arrastrados por los zapatos, así como por el contacto con otros animales visitantes.

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¿Cómo es este gusano?

Puede llegar a medir hasta 15 milímetros, por lo que sí es perceptible para el ojo humano. Tiene forma redondeada y debe su nombre a que, efectivamente, su aspecto es de gancho o garfio en la zona superior, lo que sería su cabeza, que utiliza para asirse al aparato digestivo del animal en el que reside, en esta zona tiene lo que se denomina ‘cápsula bucal’ repleta de dientes que perforan la piel y en solo cinco minutos es capaz de asirse al riego sanguíneo de nuestro perro o gato, permaneciendo fijado entre las paredes intestinales del animal.

Dado que este parásito reside dentro del sistema digestivo del animal, una vez que va digiriendo los nutrientes robados defeca los restos en su propio intestino, lo que hace que sus huevos se expulsen en las heces del perro o gato, pudiendo extender el parásito allá donde esté o se desplace el animal contagiado.

¿Es una enfermedad grave?

El parásito gancho o ganchudo produce la anquilostomiasis, que es propiamente la enfermedad derivada de este nematodo. Se considera de gravedad, pues produce hemorragias que se identifican primero en las heces y esto, a medio plazo, puede comprometer la vida de nuestra mascota. Ante cualquier duda de que tu perro o gato porte este parásito debes acudir al veterinario, pues el diagnóstico es muy sencillo y esta enfermedad dispone de un tratamiento pautado y en la mayoría de los casos finaliza con éxito, pese a que si no actuamos con rapidez puede ser mortal.

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Lo primero que percibimos es que nuestro perro o gato presenta heces con sangre, además podrá presentar cuadros de diarrea, lo que nos avisará claramente de que algo no anda bien en su aparato digestivo. Por otro lado, dado que tiene un parásito absorbiendo su sangre y aprovechándose de sus tejidos y nutrientes, el perro o gato empezará a manifestar anemia, lo que se traduce en un aspecto blanquecino de sus encías y mucosas. Como consecuencia de todo lo anterior el animal perderá peso de forma veloz, su debilitamiento físico será notable y pronto presentará signos de desnutrición.

Cuando un perro o gato sufre una enfermedad que afecta a su aparato digestivo, generalmente eso se suele traducir en un cambio en el aspecto de su pelaje. Como nos ocurre a las personas, que ante situaciones de enfermedad podemos tener mala cara y un color más cetrino, grisáceo o con ojeras, los perros y gatos presentan menos brillo en el pelo cuando sufren la acción de un parásito como este, así como un aspecto ‘desgreñado’. Según la enfermedad se haga más presente el gato o perro empezará a tener dificultades para respirar, y todo esto en suma le producirá cansancio, apatía y falta de acción.

¿Cómo podemos prevenir esta enfermedad?

Cuando hablamos de los parásitos que pueden afectar a nuestras mascotas no podemos controlar de forma eficiente qué olfatean o chupan, especialmente si nos referimos a perros, pues una vez que caminamos con ellos por la calle su instinto les hace buscar con gran curiosidad. Sin embargo, lo que sí está en nuestra mano es perpetuar los ciclos de desparasitación que recomiendan los veterinarios y que, a la larga, garantizan que nuestro perro o gato no sufra la acción de un enorme abanico de posibles agresores microscópicos.

Para cerciorarnos de que todo está bien se pueden realizar análisis cada cierto tiempo para llevar un control constante del estado de salud de nuestro peludo. En el caso de los perros las desparasitaciones deben ser mensuales y dobles, por un lado se le administra un desparasitador interno en forma de pastilla y también uno externo, bien sea en pipeta o en el collar.

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