No es la costumbre más pronunciada de los perros, pero sí existe en la parte más primaria de su cerebro el recuerdo de esta actitud de sus antepasados: conseguir bienes preciados y acumularlos. Como en las ficciones de dibujos animados, los perros reales también sienten la pulsión de escarbar y guardar bajo tierra un trozo de comida valioso o un juguete al que desean proteger. No solo se limitan a enterrar cosas de valor, también los acumulan debajo de una cama o en cualquier escondite que ellos crean que es un espacio seguro. ¿Por qué ocurre esto?
El impulso de los perros que les hace guardar objetos y comida hasta casi hacer una colección es una herencia de sus antepasados, los lobos, que aún continúan haciéndolo con bastante asiduidad. Pero no solo estos animales lo hacen, también los pájaros (en concreto los córvidos), las ardillas e incluso los insectos, como las hormigas. Este es un rasgo de supervivencia, como el 99% de los impulsos naturales de los animales, todos los caminos conducen al mismo destino: mantenerse con vida pese a las adversidades. Acumular objetos valiosos es una reserva para que otros animales, sean de su misma especie o no, se los arrebaten.
En el caso de la comida, con mayor motivo, pues los animales tienen en cuenta que si dan caza a un animal, probablemente les sirva para más de una tacada. Comer más de lo que pueden digerir no es una opción, y la pericia, el esfuerzo y la suerte que han tenido cazando no se puede desaprovechar, no es una cuestión de egoísmo sino de supervivencia. Por ese motivo, los depredadores entre los que se encuentran los lobos y, por herencia los perros, tienen esta actitud de que lo que no puedas usar hoy, guárdalo para mañana.
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Otros motivos sorprendentes
Los perros domésticos buscan patrones en todo, tienen un reloj interno que está constantemente haciendo conjeturas sobre cómo funciona su entorno. Si los perros han llegado a ser los mejores amigos de los seres humanos esto es porque se adaptan de una forma prodigiosa a nuestra forma de vida. Sin embargo los perros, no sólo nos soportan y tratan de apoyarnos, sino que también tratan de imitarnos. Los perros pueden llegar a adoptar costumbres puramente humanas por simple imitación. Esto tiene también mucho que ver con la cuestión de la supervivencia que comentábamos antes: un perro estima que podrá sobrevivir mejor si se asemeja a las costumbres del resto de la manada, en este caso: de los humanos con los que convive.
Tú probablemente te pases el día moviendo objetos de un lugar a otro. Coges el ordenador y te sientas en el sofá con él, vas al dormitorio pero no te olvidas de coger tu móvil. Estás en el salón y haces varios viajes a la cocina para traer platos, cubiertos y la comida. ¿Qué estás haciendo? A ojos de tu perro sin duda lo que haces es algo muy raro, pero él comprueba que te sirve: sobrevives, provees de comida, juegas y se te ve sano. Entonces, el perro decide imitar esta costumbre, y también coge cosas, y las lleva de un lado a otro. No sólo coge los objetos ‘animados’, como una pelota, el perro también puede coger los juguetes de tus hijos, mantas e incluso el mando a distancia de la tele, y los atesora en alguna parte de la casa, para luego tal vez llevarlos a otro sitio, como parte de su juego.
Los objetos que más valor parecen tener para ti son los más valiosos para tu perro, porque él ha encontrado en esos patrones involuntarios que siempre están construyendo, que a ti te importa mucho dónde está tu móvil, que siempre lo llevas contigo. Ese tipo deobjetos fetiche, que a priori para el perro no tienen ningún sentido ni valor, han dejado el poso en él de que son indispensables para la vida, y por eso será los que más veamos en sus patas, pues si no logran trasladarlos, por lo menos verás que se tumban encima de ellos, para ocultarlos y apropiarse.
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¿Qué hacer ante la compulsión de tu perro de acumular cosas?
Exactamente igual que ocurre con los seres humanos, una costumbre o un placer no es una enfermedad o un rasgo psicopático hasta que es incompatible con la felicidad, la libertad y la convivencia. Por eso, cualquier adición o conducta perniciosa lo es en cuanto genera conflictos y ocurre de forma nada coherente o deseada. Sea un animal o una persona quien desarrolle una actitud compulsiva, sabemos que hay que hacer algo si causa molestias. En el caso de la costumbre de mover, ocultar y acumular cosas de los perros, no debemos preocuparnos hasta que se vuelva un problema: acumule comida fresca en lugares donde se pudra, nos robe cosas importantes para nosotros y las haga desaparecer, o bloquee zonas importantes como la salida de humos cuando sitúa dentro objetos.
Si esto ocurre, debemos tener en cuenta que el perro no es consciente de que está haciendo algo que nos genera un problema o que nos molesta, por lo que transmitirle nuestro enfado o disgusto no sirve de nada. Los perros hacen esto dentro de un patrón, bien sea instintivo o aprendido, y ver que nosotros nos molestamos no guardará ninguna reacción en él. Si generas un refuerzo negativo en tu perro (enfadándote, castigándolo o con cualquier reacción negativa) lo único que vas a conseguir es la desconfianza de tu perro, pero no comprensión y mucho menos propósito de enmienda.
Para que un perro comprenda que una actitud de este tipo no se debe seguir perpetuando, debemos mostrar que no genera en nosotros ningún efecto. Hacer aspavientos al descubrir la guarida con objetos no hará sino subrayar lo valioso que son, y podrán conducir al animal a volver a aglutinarlos. Una vez encontrados los objetos simplemente debes cogerlos y volver a ponerlos en su lugar, y premiar al animal una vez que estén en su sitio con una chuche. Esta costumbre se pasará si no logra generar un ‘nido’ pero mientras tanto el animal debe percibir que tú no le concedes ningúna importancia.
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