La esperanza de vida de las mascotas ha aumentado mucho en las últimas décadas, se podría decir que mientras que la longevidad del ser humano cada vez es mayor, también lo es la de las mascotas. Por ese motivo, las enfermedades graves más habituales en perros y gatos han variado con este pasar del tiempo, cuando los perros y gatos tenían una esperanza de vida de alrededor de la mitad (hace un siglo) los casos de cáncer no eran tan habituales, pero ahora que viven mucho más se identifica que, estadísticamente, los casos de cáncer son mucho mayores. Esto no significa que el cáncer prolifere en mayor medida porque los organismos estén más predispuestos, sino porque a mayor esperanza de vida, mayor probabilidad de desarrollarlo.
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Tanto en perros y gatos, lamentablemente, el cáncer es la principal causa de mortalidad cuando se superan los 10 años. Antes de esa edad es cada vez menos probable padecerlo según nos referimos a animales más jóvenes. La edad es el condicionante principal, pero no el único. Los perros y gatos jóvenes también pueden padecer linfomas, histiocitomas, mastocitomas y osteosarcomas. La edad en la que se pueden diagnosticar estos tipos de cáncer es de entre 6 y 10 años. Pero la edad en la que estadísticamente se podría hablar de una probabilidad más alta de desarrollar cáncer sería desde los 8 años en adelante.
En todo caso, también hay una predisposición genética que determina que algunas razas de perros y gatos son más dadas a desarrollar cáncer. Por ejemplo, los perros golden retriever o bóxer pueden desarrollar cualquier tipo de cáncer en mayor medida que otras razas, y los rottweilers y pastores alemanes son propensos de padecer concretamente tumores óseos como osteosarcomas apendiculares. En el caso de los gatos, son específicamente las razas de piel blanca las más propensas a desarrollar un carcinoma de piel.
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¿Qué sintomatología inicial puede tener un cáncer?
Es de vital importancia que, como dueños, estemos atentos siempre al ánimo de nuestro perro, así como a sus cambios físicos. Detectar cualquier enfermedad a tiempo es muy importante para poner solución de forma inmediata, y en el caso del cáncer puede ser determinante no dejar pasar tiempo desde que surgen nuestras sospechas hasta que acudimos al veterinario. Los animales son libros abiertos, los problemas de salud hacen que les cambie el temperamento, se ven más apáticos, pierden el apetito y como consecuencia disminuyen de peso. Estos cambios en su comportamiento siempre denotan que algo no va bien, aunque no son síntomas ni mucho menos específicos del cáncer.
Sí es propio del cáncer que las mucosas de perros y gatos palidezcan, que su pelo se vuelva menos brillante y pierda algo de lustre. Los síntomas más graves y evidentes son demostrar dificultad para respirar o tragar, vomitar o presentar cuadros de diarrea. Palpar al animal es relevante con el fin de encontrar bultos o protuberancias en su cuerpo, así como cualquier tipo de hinchazón localizada en una zona concreta de su anatomía.
Para determinar si un perro padece cáncer no es suficiente con realizar un análisis de sangre o heces, el diagnóstico puede precisar de una biopsia o citología, así como una prueba de imagen tras la auscultación del veterinario. En el caso de los tumores abdominales se realiza una ecografía, y si es de abdomen o huesos se le realizarán radiografías. La resonancia magnética y el TAC también son métodos preceptivos para el diagnóstico de metástasis, por ejemplo. Los procesos y las tecnologías que se utilizan para estos diagnósticos son muy similares y en ocasiones las mismas que se ponen en funcionamiento con humanos, en este sentido las mascotas no presentan mucha diferencia con nosotros.
Como en el caso de los seres humanos, cualquier célula del organismo de nuestras mascotas puede llegar a convertirse en un tumor. Los más evidentes y visibles son los de la piel (mastocitomas y carcinomas cutáneos), los tumores oculares, tumores óseos (osteosarcomas y condrosarcomas) y aquellos que aparecen en la boca (fibrosarcomas y melanomas).
Unos tratamientos muy similares a humanos
No existe un motivo por el que tratar el cáncer en animales sea muy diferente a lo que se viene realizando con humanos. Existen procesos de radioterapia y de quimioterapia adaptados a ellos. En el caso de la quimio para perros y gatos el objetivo es reducir el tumor para que la intervención quirúrgica sea más leve, o para retrasar o neutralizar la metástasis. Al igual que en humanos, la quimioterapia produce rechazo en los dueños de mascotas, sin embargo en el caso de los animales los efectos secundarios son algo menores que en personas ya que el tiempo en el que se ven expuestos al proceso de quimioterapia, así como su intensidad, son menos intensos y de una duración inferior. Existen también diversos tratamientos quirúrgicos que quitan el tejido tumoral y posteriormente se realizarán seguimientos mientras se medica al animal para mantener un control estable sobre la zona intervenida.
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