Los animales a veces desarrollan costumbres curiosas asociadas a la comida que podemos ver como manías o travesuras, sin embargo, de la misma forma que para los seres humanos una correcta alimentación pasa por tener una actitud saludable a la hora de ingerir los alimentos, los animales también están denotando un problema cuando la manías que exteriorizan son contraproducentes o no parecen tener relación real con el acto mismo de ingerir alimentos. Por ese motivo es importante que vigilemos si nuestra mascota come con el suficiente reposo, si no sufre de estrés o si utiliza la comida para alimentarse y no para jugar.
Mi perro transporta comida
Esta es una de las costumbres o manías más inocuas de los perros a la hora de ‘jugar’ con la comida y que denota algo muy positivo: que se siente integrado en la familia. Probablemente alguna vez habrás visto que tu perro coge uno o varios granos de pienso y los traslada para, una vez en otro lugar, comérselos. Si te fijas bien, lo más común es que el perro esté moviendo la comida a una zona donde tú habitualmente comes, y puede que lo haga incluso cuando tú estás comiendo. O bien mientras comes un snack en el sofá viendo una serie, o mientras cenas en la mesa del salón, el perro podrá llevar su comida para degustarla mientras tú lo haces.
Este es un acto reflejo de simpatía y cohesión familiar, el perro quiere sentirse parte de la familia y de las cosas que pasan en el hogar, y como manada en la que él se integra, comer juntos es un acto ritual de unión del grupo. Cuando un perro traslada su comida para comer a tu lado te está dando una de las muestras de amor más contundentes, pues significa que se siente equilibrado a tu lado, y que para él no hay nada mejor que disfrutar de la comida con tu compañía.
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Mi gato come cosas que no son comida
A la compulsión de los felinos por comer cosas que no son alimento se le denomina pica. Es uno de los problemas más serios en gatos domésticos, pues en algunas ocasiones esto hace que la convivencia sea muy compleja e incluso peligrosa. Gatos que devoran los cables eléctricos, las cortinas o los marcos de las puertas. No estamos hablando de arañar jugando, sino de comer.
¿Por qué ocurre esto? Hay dos razones plausibles. Por un lado puede que tu gato tenga una carencia nutricional y que su instinto le pida buscar alimentos diferentes para saciarla. Esto nos ocurre a los humanos también, como animales en plena búsqueda de la supervivencia estamos diseñados para que nuestro cerebro nos avise de que necesitamos más fruta o más carne, en función de los nutrientes que nuestro organismo empleará para regenerar tejidos de distinta composición. El apetito, en ocasiones, está marcado por esta indicación, y a los gatos le ocurre algo parecido, pero en un entorno doméstico no tienen la posibilidad de adentrarse en una búsqueda más compleja, solo pueden comer aquello que ven en un mundo muy acotado, el de nuestra casa. Si el gato muerde cables, puede que esté buscando algún tipo de hierba gruesa y con aspecto brillante.
Otra de las explicaciones para que los gatos coman cosas que no son de comer es que se aburra, y busque un aliciente más allá de arañar, pues comer también es una forma de desgastar su estrés o aburrimiento. Tanto si el motivo es uno u otro, debemos acabar con esa manía del gato por comer cosas que no debe, para ello lo primero que podemos hacer es rociar los objetos favoritos del felino con vinagre o sprays repelentes, especialmente diseñados para este objetivo. Por otro lado, cuanto más entretenido esté tu gato, menos probable será que se dedique a hacer esto, juega más con él.
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Perros que gruñen al comer
No es una simple manía sino que gruñir mientras come constituye realmente un mecanismo de defensa a su supervivencia. Los perros que gruñen al comer están asegurándose de que aquello que tienen en el plato es solo para ellos y que nadie más osará a quitárselo o a compartirlo. Algunos dueños de perros adoptados con edades adultas se han percatado de que su perro gruñe especialmente a la hora de comer, y esto es probablemente por un comportamiento adquirido en otro entorno en el que vivió o en el propio refugio, cuando se ha visto en apuros para comer lo que desea porque otros perros le quitaban el alimento.
Que un perro gruña al comer no es un comportamiento que debamos pasar por alto si es evidente que en este entorno nadie le quitará la comida. No es positivo, pues denota que el perro está alerta. Gruñir es siempre el último acto ‘por las buenas’ que el animal hace antes de atacar. Esto no quiere decir que el perro vaya a atacar, pero el mero hecho de que se muestre tan alerta cuando come no es positivo ni para él (porque genera estrés) ni para la convivencia, pues está implantando un comportamiento agresivo en un entorno que, a priori, no tiene relación ni motivo para temer.
Para evitar que el perro gruña debes generar un ambiente lo más seguro posible alrededor de su plato de comida. Sitúalo en un lugar especialmente tranquilo de la casa, y procura que nunca le falte comida, o si es muy glotón, pauta unas horas exactas e inamovibles en las que el perro es alimentado. Los canes tienen un reloj interno que funciona a la perfección, y él sabe puntualmente qué hora es y si tú cumples o no con el horario.
Por otro lado, para generar una dinámica saludable que expulse el estrés de la ecuación de alimentación de tu perro, es preciso que tu perro aprenda a contener su ansiedad, para ello debe permanecer distanciado del cuenco cuando tú vas a rellenarlo. Es decir, no es buena señal que tú estés poniendo comida en su cuenco y él esté corriendo a comer deprisa y gruñendo cuando tú apenas has terminado de proveer. Debes mantener al perro a una distancia suficiente mientras pones la comida, y él debe aprender a que cuando se espera (y no gruñe) tiene una recompensa mayor. Una vez conseguido, acudirá a la comida con menos ansiedad, y es necesario que tú no estés: favorece que pueda comer solo. Por otro lado, para acabar con esa costumbre nunca le toques el cuenco de comida mientras come, ni le castigues o reprendas por gruñir.
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