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Los gatos tienen fama de ser enormemente independientes. Lo cierto es que son animales que no se sienten vinculados a los humanos como lo hacen los perros. Los canes buscan manadas y cuando son acogidos en un hogar acaban teniendo la percepción de que sin el calor del grupo, probablemente no sobrevivan. Es decir, para los perros formar parte de tu familia es cuestión de vida o muerte, porque su instinto le dice que así es como podrá tener más posibilidades para encontrar alimento, protección y cobijo.
Los gatos, por el contrario, no ven al ser humano de esa forma, para él la relación que se establece con las personas está vinculada al espacio, es decir, a la casa. Para un gato somos compañeros de piso, no existe ni una necesidad extrema de convivir ni hay jerarquía. Mientras que para los perros está muy claro que el ser humano es un animal que está por encima de él y que marca las pautas que hay que seguir, para el gato su relación con nosotros es de iguales, ninguno de los dos está por encima, por lo que no hay órdenes que dar ni que recibir. Con estas pistas podemos empezar a entender mejor cómo funciona la mente de los felinos a la hora de relacionarse con los humanos.
¿Darles de comer genera vínculo?
La interacción del felino con los miembros de la familia es muy diversa en función de la edad con la que el gato accedió al hogar, su pasado, y cual es la configuración familiar que tenemos. Si vivimos solos con un gato no hay más vueltas que darle, probablemente seamos su favorito. Pero, aunque pueda parecer contraproducente, los gatos no suelen desarrollar esa afinidad por quien les nutre. Es decir, a diferencia de los perros que se muestran más cercanos a la persona que les da de comer y les provee de otras necesidades básicas, los gatos no tienen en cuenta este aspecto para crear lazos de amor con un humano.
Para los gatos el hecho de que tú llenes sus cuencos de comida y agua varias veces todos los días, además de que retires sus excrementos del arenero, no son cuestiones que ellos consideren que deban agradecer. En su mente, que les des de comer forma parte de las muchas cosas que haces porque quieres, simplemente porque tienes la costumbre de hacerlo o porque algo te dice que debes hacerlo, pero en los gatos no existe un resorte de agradecimiento o de justificación por la que deban sentirse en deuda contigo. Así que si crees que dándole de comer estás ganándote su cariño, lo cierto es que te equivocas.
Es cierto que para los gatos ofrecerte un ave o roedor muerto, cazado por ellos mismos, sí sería una muestra de amor. Sin embargo, los gatos saben que el pienso seco y las latas de comida húmeda no han sido cazados, para ellos no se ha segado ninguna vida ni ha implicado ningún riesgo conseguirlo, por tanto la ofrenda simbólica no tiene validez en estos casos.
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El caso de los gatitos destetados
Cuando un gatito llega a casa por primera vez cuando el destete ha sido muy temprano se siente especialmente vulnerable y necesita colmar en su mente la imagen de la protección. Las madres de los gatitos son muy importantes porque además de darles el alimento principal para su desarrollo también generan una impronta única y para siempre en sus mentes, el calor materno equivale a un sentimiento de protección importantísimo para ellos.
Las madres las que enseñan a los gatos a comportarse, junto al resto de las crías generan dinámicas en las que ordenan el acceso a la leche, reprenden a los gatitos que no se comportan bien y vigilan que exista armonía entre ellos. Son las gatas mamá las que enseñan a los gatitos como maullar, para llamar la atención de los humanos, y las que simbolizan el territorio inicial en el que se siente seguro el gato. Teniendo en cuenta que los felinos son animales puramente territorialistas, el territorio seguro para un gatito es aquel en el que está su madre.
Pues bien, ¿qué ocurre cuando un gatito llega a casa? Que puede desarrollar ese sentimiento de seguridad con uno de los integrantes de la casa, quien le provea de calor, seguridad y quien juegue con él enseñándole algunas de las pautas sobre cómo convivir.
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La ecuación perfecta para un gato
Si algo es inamovible en los gatos es que no les gusta que estén detrás de ellos, por lo que si él percibe que le observas demasiado, que le sigues allá donde va y que estás deseando de abrazarlo y convertirte en su persona favorita, probablemente consigas justo lo contrario. Para que un gato te considere su persona de referencia debes ser lo más respetuoso con su forma de entender el equilibrio, pues al fin y al cabo un ambiente equilibrado es un ambiente feliz para él.
Esto se consigue dando al felino el espacio necesario. Por eso, muchas veces la persona de la casa que más desea el amor del gato es la que menos lo recibe, y quien no tiene ninguna intención de ganárselo, es el afortunado en convertirse en el favorito. Porque un gato no quiere atención constante, ni cree necesitar cuidados, lo que desea es libertad total para ser él quien se acerque a ti.
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